viernes, 30 de mayo de 2014

CAMBIANDO EL SUFRIMIENTO EN ALEGRÍA



En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos dice: "Pobrecito, va a ser duro para ti. Llorarás y sufrirás mientras la gente mundana alrededor tuyo se regocija en los pecados que están causándote problemas. ¡Pero tu lamento se convertirá en gozo! Tus sufrimientos son como dolores de parto: algo nuevo y maravilloso brotará de ellos.

Y luego nos dice: "Te aseguro que todo lo que pidas al Padre en Mi nombre Él lo hará." En otras palabras, todo lo que Jesús quiera para ti, pidiéndoselo al Padre en unidad con los deseo de Cristo, ¡lo tendrás! Tal vez no esté de manifiesto totalmente en este mundo aún, pero lo tendrás.

¿Has orado alguna vez para que terminen los sufrimientos que están haciéndote llorar y sufrir? ¿Y le has pedido a Dios que se apure con ese gozo que te ha prometido? Pero los sufrimientos continúan, ¡y a veces incluso se intensifican!

Recientemente he soportado una década de situaciones múltiples, simultáneas y descorazonadoras que estaban bien cubiertas con la oración. La mayor parte de ellas ya están detrás de mí, pero si Dios hubiera hecho lo que le pedí al principio, algunos de los problemas que luego surgieron podrían haberse evitado. ¿Hola, Jesús? ¿Qué sucedió?

Él me palmea en la cabeza diciendo: "Tu pobre y querida hija. ¿No le confiaste estos temas al Padre? Cuando parece que tus oraciones no están siendo contestadas, es porque estamos trabajando en un plan que es mejor que el que tú puedes imaginar."

En la primera lectura de hoy, el Señor le dijo a Pablo: "No temas. Sigue hablando. Sigue haciendo lo que te dije que hagas, porque Yo estoy contigo. Nadie te atacará, porque tengo muchos seguidores en esta ciudad." En otros tiempos en otras ciudades, Pablo fue atacado, puesto en prisión y casi ejecutado. 

La vida de un servidor de Dios nunca es fácil y, ciertamente, no es "segura" (de acuerdo con nuestra definición de "segura"). Una vida fácil no era la mejor solución para los problemas de Pablo. Dios contestó sus plegarias asegurándole que su ministerio continuaría a pesar de todo. Y el ministerio de Pablo aún continúa hoy.

Nada puede interferir permanentemente con los planes y propósitos de Dios. La demora para poner fin a nuestro sufrimiento no es prueba de que fuerzas destructivas están conquistando a Dios. Tampoco es debido a una falta de preocupación de Dios. Él usa todo - lo bueno y lo malo, los ángeles y los demonios, los días fáciles y los tiempos duros - para llevar la salvación a un número incontable de personas. Eso es lo que sucedió el Viernes Santo cuando Satanás pensó que había vencido a Jesús.

Tu gozo está viniendo. En realidad, ¡el gozo comienza ahora cuando te das cuenta de esta verdad! El Padre está contestando tus plegarias, no de la forma que tu esperabas, sino mejor de lo que tú puedes imaginar. Tus sufrimientos son dolores de parto indicando que algo nuevo, algo maravilloso, algo más allá de tus sueños está naciendo. Mientras esperas el nacimiento, haces bien en prepararte para ello aprendiendo todo lo que puedes del momento presente.


Reflexiones de las Buenas Nuevas

Viernes de la Sexta Semana de Pascua

Mayo 30, 2014

jueves, 29 de mayo de 2014

EL ESPIRITU SANTO




Los Dones
Del Espíritu Santo

Hola, 
En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús nos asegura que nos ha sido dado el Espíritu Santo para enseñarnos lo que necesitamos saber y para ayudarnos a reconocer la verdad. Para comprender mejor cómo sucede esto, consideremos los siete dones santificantes del Espíritu, como está indicado en Isaías 11, 2-3.   

Sabiduría: la sabiduría de Dios es contraria a la sabiduría del mundo. El don de sabiduría del Espíritu Santo nos ayuda a desprendernos del mundo para mantenernos únicamente en lo que es celestial. Esta sabiduría, cuando es usada en la vida diaria, nos impulsa en el camino de Cristo. Encontramos placer en los que es santo.

Entendimiento: ¿Qué es lo que no te gusta de las enseñanzas de la Iglesia? ¿Qué te parece dudoso sobre los caminos de la fe? Pídele al Espíritu Santo que te de conocimiento y comprensión y serás iluminado. Irás ganando una mayor conciencia de la sabiduría en las enseñanzas de la Iglesia y un sentido mayor sobre las verdades de la fe, del amor de Dios, de Sus planes para ti, etc.

Consejo: ¿Estás inseguro sobre una decisión que necesitas tomar? ¿Dudas en las elecciones que estás enfrentando? ¿Estás lleno de dudas acerca del futuro? El Espíritu Santo quiere guiarte e instruirte para que puedas hacer las mejores decisiones. Mi oración favorita para ello es: "Señor, abre puertas de oportunidades en el camino en que debo ir, y cierra todas las puertas que conducen a cualquier otro lado." ¡Y lo hace! 


Fortaleza: ¿Estás cansándote por las pruebas? El Espíritu Santo nos da coraje sobrenatural para persistir y vencer los obstáculos y dificultades. Por esto aprendemos que realmente podemos confiar en Jesús y llegar a buen término a pesar de cuán malo y duradero parezca ser el problema.

Conocimiento: El Espíritu Santo nos dirige hacia los caminos correctos y las soluciones correctas, aún sobrenaturalmente si es necesario. Mira atentamente; el Espíritu de la Verdad señala los peligros que hay que evitar y los objetivos a alcanzar. Escucha las canciones, las escrituras, y las personas que Dios pone "accidentalmente" en tu día. Si su mensaje te resulta familiar, porque el Espíritu Santo ha estado hablando a tu corazón, confía en Él y procede con confianza.

Piedad: ¿Tienes el deseo de abrazar una vida de santidad e imitar a Cristo? Este deseo viene directamente del Espíritu Santo a medida que aprendes cómo responder a cada situación con acciones y actitudes santas.

Temor del Señor: El respeto por el Señor parece instintivo, ¿no? Eso es porque es puro don del Espíritu Santo. Temor del Señor es un profundo respeto por Su santidad perfecta. Cuanto más crecemos en nuestra relación con el Espíritu, más detestamos la idea de ofender al Señor a quien amamos tanto.   

He aquí una oración para incrementar esto dones:

Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra a través mío.
Lléname con Tu vida y Tu gracia,
para que mi vida sea santificada.
Aumenta en mí el don de la santa sabiduría,
para que use sabiamente los dones que Tú me has regalado.
Aumente en mí el don del entendimiento,
para que escuche y responda a Tu llamado.
Aumenta en mí el don de Tu buen consejo,
para que siempre siga la voluntad de Dios.
Aumenta en mí el don de conocimiento,
para que crezca en santidad conociendo a Dios y a mí mismo más profundamente.
Aumenta en mí el don del amor, para que sirva como las manos, los pies y la voz de Cristo,
Compartiendo Tu amor con todos los que me encuentre hoy.
¡Ven, Espíritu Santo! ¡Renueva la faz de la tierra a través mío!
Amén.

martes, 27 de mayo de 2014

LOS SONIDOS DEL SILENCIO

Los monjes de antaño huían al desierto, del ruido y la distracción del mundo. Si hiciéramos lo mismo hoy, nuestra tentación sería llevar nuestros celulares en nuestras mochilas! Pero, como los buenos monjes, también nosotras/os somos creados para buscar a Dios, y muchos están comenzando a buscar cómo hacerlo. El movimiento llamado “El Nuevo Monasticismo” trata de replantear antiguos valores en nuestras vidas del presente. Propone que nuestros corazones pueden ser nuestros monasterios en medio de nuestras ocupadas vidas. Podemos estar quietos y silenciosos, y así cultivar un lugar de silencio, que compartimos sólo con Dios, en el fondo de nuestros corazones.




La antigua experiencia de Elías aún hace eco en nosotras/os, y tironea nuestros corazones. A Elías se le dijo que saliera y se quedara de pié en la montaña, esperando al Señor que estaba por pasar por ahí. Entonces vino el rugido de un gran viento; pero el Señor no estaba en el viento; tampoco en el terremoto que siguió, ni tampoco en el fuego. Entonces se nos dice: “Después del fuego vino el sonido de un silencio puro y continuo.” Elías escuchó este misterioso silencio, y salió a encontrarse con Dios (1 Reyes 19:11-13). Hablaron entre los dos, y entonces Elías supo lo que tenía que hacer.
 Los sonidos del silencio  Los monjes de antaño huían al desierto, del ruido y la distracción del mundo. Si hiciéramos lo mismo hoy, nuestra tentación sería llevar nuestros celulares en nuestras mochilas! Pero, como los buenos monjes, también nosotras/os somos creados para buscar a Dios, y muchos están comenzando a buscar cómo hacerlo. El movimiento llamado “El Nuevo Monasticismo” trata de replantear antiguos valores en nuestras vidas del presente. Propone que nuestros corazones pueden ser nuestros monasterios en medio de nuestras ocupadas vidas. Podemos estar quietos y silenciosos, y así cultivar un lugar de silencio, que compartimos sólo con Dios, en el fondo de nuestros corazones.  La antigua experiencia de Elías aún hace eco en nosotras/os, y tironea nuestros corazones. A Elías se le dijo que saliera y se quedara de pié en la montaña, esperando al Señor que estaba por pasar por ahí. Entonces vino el rugido de un gran viento; pero el Señor no estaba en el viento; tampoco en el terremoto que siguió, ni tampoco en el fuego. Entonces se nos dice: “Después del fuego vino el sonido de un silencio puro y continuo.” Elías escuchó este misterioso silencio, y salió a encontrarse con Dios (1 Reyes 19:11-13). Hablaron entre los dos, y entonces Elías supo lo que tenía que hacer.  Experiencias como ésta pueden ser nuestras, cuando escojamos dejar atrás el mundo tan ocupado, y bajar a lo profundo de nuestros corazones, ese lugar secreto donde, como dice Jesús “encontraremos a nuestro Dios que está ahí”(Mateo 6:6).  Brian Grogan SJ
Experiencias como ésta pueden ser nuestras, cuando escojamos dejar atrás el mundo tan ocupado, y bajar a lo profundo de nuestros corazones, ese lugar secreto donde, como dice Jesús “encontraremos a nuestro Dios que está ahí”(Mateo 6:6).
Brian Grogan SJ

martes, 20 de mayo de 2014

CRISTIANISMO Y MISTICA... continuación...

... Contiuamos con los conceptos que hemos venido compartiendo desde setiembre del año pasado y principios de éste... Los invito a visitar dichas entradas clickeando en "entradas antiguas" o buscándolas por mes, comenzando por la entrada correspondiente al 21.09.2013.

En los inicios de la Edad Media, los nombres determinantes de la vida espiritual son las Confesiones y Soliloquios de San Agustín, los Comentarios morales al libro de Job de San Gregorio y Las Colaciones de Casiano. Pero sobre todo va a ser decisivo un nuevo horizonte y sensibilidad para la historia, bien lejano de la perspectiva platónica, más atentos a la dimensión humana y personal del cristianismo centrado en la persona concreta de Jesús.

En un sentido, San Anselmo y todo el movimiento cisterciense derivado de San Bernardo, y en otro, sobre todo San Francisco, crean un vuelco a la orientación espiritual del cristianismo, que desplaza al Ser supremo, al Bien y al Uno del neoplatonismo cristiano, para centrar la mirada en el niño Jesús, en el Crucificado y muerto por nosotros; es decir en cuna y cruz, en dolor y en amor más que en razón y especulación.


 
Los estigmas, la crucifixión mística de San Francisco, abre un nuevo imaginario a la vida cristiana y con él a la teología.
 

Eso introduce un cauce nuevo de expresión: la aparición de mujeres protagonizando la vida cristiana. A partir de aquí surgen esas formas diversas de vida que se ha designado como mística de la pasión y de las llagas, mística del corazón de Jesús, mística de las mujeres y mística esponsal.
 
 
A la contemplación sucede la compasión y a la Unión con el Eterno, sucede el seguimiento del Crucificado. A la contemplación del Eterno con los ojos cerrados, sucede la mirada al rostro de Cristo crucificado, con los ojos en lágrimas.


... continuará en posteriores entradas...

domingo, 4 de mayo de 2014

UN CAMINO PARA MUCHOS - J. Maritain

 
Urge poner en claro el concepto que hace creer que la contemplación es un privilegio reservado a una élite muy reducida. Si coincidiera con fenómenos extraordinarios, sería una gracia de pocos cristianos; pero despojada de los fenómenos que no pertenecen a su núcleo esencial, puede alcanzarla —según el carisma del Espíritu— cualquier bautizado que haya respondido positivamente al proyecto divino de santidad.
 
No podría ser de otro modo: la actividad contemplativa es el desarrollo de la fe, de la esperanza y de la caridad, que forman el elemento base de la vida cristiana.
 
 La invitación del Espíritu, que puede recibir un cristiano mediocre, está dirigida a todos; sobre todo a los seglares que son la más prometedora esperanza de la Iglesia. Un seglar contemporáneo, que se «interrogaba sobre los tiempos presentes», Jacques Maritain, junto a su mujer Raissa, pensaba en tantos contemplativos del mundo —mucho menos raros de lo que se supone— que viviendo lo que se llama la vida ordinaria del buen cristiano (deberes familiares y de estado, la misa del domingo, cooperación y alguna obra apostólica, preocupación por ayudar al prójimo lo mejor posible, y algunos ratos de oración en casa) están preparados con entusiasmo para ir más lejos, pero se ven impedidos por muchos obstáculos más o menos ilusorios.

La contemplación «es con frecuencia el tesoro de las personas ocultas en el mundo, conocidas sólo por algunos, por sus directores espirituales o algún amigo. A veces, en cierto modo, este tesoro está oculto a las mismas almas que lo poseen, que viven en sencillez, sin visiones, sin milagros... Esto debe tenerlo en cuenta nuestra época y también los caminos a través de los cuales se comunica la contemplación, en una u otra forma a la multitud de almas que tienen sed de ella (a veces sin saberlo) y que a ella están llamados aunque sea en modo remoto. La gran necesidad de nuestros tiempos por lo que a la vida espiritual se refiere, es trasladar la contemplación a los caminos...».