domingo, 23 de diciembre de 2012

NAVIDAD ES JESUS


Nuestra Diócesis de Quilmes encabezada por nuestro Padre Obispo, Carlos José Tissera ha tenido la feliz idea de dar verdadero testimonio cristiano en esta Navidad.




Hemos salido a "reventar la calle" como se dice vulgarmente, con nuestra alegría cristiana y nuestro mensaje de paz y esperanza, recorriendo la calle peatonal más importante de nuestra Ciudad de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Nuestro Pastor bendijo permanentemente a los transeúntes que parecían agradecidos y distendidos cuando nos veían representar las escenas del Pesebre y festejar ruidosamente (con una maravillosa murga incluída) el nacimiento de nuestro redentor. 

 





 NAVIDAD SIEMPRE ES JESUS!!!

 ... y Jesús es alegría, esperanza, PAZ y BIEN por sobre todas las cosas.


 En este mundo convulsionado y en esta época en la que parece que todo gira en torno al TENER y no al SER, qué mejor momento para que todos los sacerdotes con los feligreses de nuestras parroquias, saliéramos a FESTEJAR A JESUS en medio de nuestros hermanos agitados, haciendo sus compras navideñas, para recordarles QUIEN es el motivo de nuestros festejos.

¡¡¡FELIZ IDEA, vuelvo a repetir y que TODOS LOS AÑOS DE AHORA EN MAS SE REPITA EN TODO EL MUNDO ESTA BELLA INICIATIVA!!!

¡LES DESEO UNA MUY FELIZ NAVIDAD A TODOS MIS QUERIDOS AMIGOS DEL BLOG!
 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

DESPEDIDA DEL AÑO

Ayer, 18 de diciembre de 2012, hemos tenido el último encuentro del año con el grupo de Meditación u Oración Contemplativa, en Catedral de Quilmes.

Hemos compartido un hermoso momento de meditación, música y cosas ricas para celebrar los dos años que caminamos juntos este sendero espiritual.

Estamos muy felices por las transformaciones interiores y sanaciones que está obrando el Señor en todos nosotros gracias a la práctica de la meditación diaria (dos momentos de media hora cada uno: uno por la mañana y otro por la tarde o noche), en la que repetimos una palabra sagrada o jaculatoria (la que vos elijas) que tiene por finalidad acallar nuestra mente y nuestros ruidos interiores para encontrarnos vacíos de nosotros mismos, con Jesucristo el Señor que nos espera en el fondo de nuestro corazón.

Gracias Padre Daniel por tu compañía y tu guía.


 

viernes, 14 de diciembre de 2012

FRAY JUAN DE LA CRUZ

 
Semblanza del “medio fraile” Juan de la Cruz
 
Entre el 24 de junio de 1592 y el 14 de diciembre de 1591, desde las tierras abulenses de Fontíveros a las serranías jienenses de Úbeda, discurre la vida de San Juan de la Cruz. Al poco de nacer murió su padre y la pobreza más extrema -”pobreza de solemnidad”- acompañó su infancia y juventud primera. A los 21 se hizo religioso y a los 25, sacerdote.

Castilla -Fontíveros, Arévalo, Medina del Campo, Salamanca, Valladolid, Duruelo, Mancera, Pastrana, Alcalá de Henares, Segovia, Toledo, Almodóvar del Campo- y Andalucía -Beas de Segura, Baeza, Granada, Sevilla, Úbeda- fueron los escenarios vitales de esta existencia de cruz y de gracia. Formado en los Jesuitas, aprende latín y retórica, disciplinas que serán también importantes para su vida. Asimismo estudia Teología con los carmelitas. Pronto conoce a Teresa de Jesús Cepeda y Ahumada y su vida austera y penitente pronto cambiará, eso sí, bajo la sombra de luz y de gracia de la cruz que no cesa, mientras el fraile se adentraba en el amor de Dios y de sus manos pobres y de su corazón ardiente surgían los más bellos versos.

Ella, Santa Teresa de Jesús, con su gracejo habitual, definió al santo de Fontíveros como “medio fraile”. Aludía a su fisonomía y aspecto exterior, siempre diezmado por la pobreza, las mortificaciones, las persecuciones externas e internas y los contratiempos. En carta al Rey Felipe II, la santa abulense escribía así de fray Juan:”Y este fraile, tan siervo de Dios, está tan flaco de lo mucho que ha padecido que temo por su vida”. Y a unas monjas se lo recomendaba con estas palabras: “Ahí les mando al santo fray Juan de la Cruz. Trátenle con llaneza sus alma en ese convento, como si yo mismo fuera, porque tiene espíritu de nuestro Señor”.

Otro contemporáneo suyo, fray Eliseo de los Mártires, lo describía como “hombre de cuerpo mediano, de rostro grave y venerable, algo moreno y buena fisonomía. Su trato y conversación, apacible, muy espiritual y provechoso para quienes lo oían”. De él escriben también los documentos de la época que era “parco en el comer y en el dormir, castigador constante de su cuerpo en duras y prolongadas disciplinas, víctima de constantes persecuciones que le llegaban al alma, estaba delgado y macilento”.

Su obra literaria y espiritual
 
Considerado como uno de los principales escritores de toda la historia de la literatura -particularmente de la poesía-, es autor de cuatro grandes libros y de otros varios escritos cortos. El primero de ellos en el tiempo es “Subida al Monte Carmelo”. Escrito entre 1587 y 1585, consta, a su vez, de tres libros. Es su obra de carácter ascético. Versa sobre la llamada purificación activa, esto es, lo que debe hacer el alma para vaciarse de todo lo que no es Dios a fin de que Dios la llene de El. En esta obra, el santo expone su conocida doctrina sobre las “nadas”.

“Noche oscura” es su segunda gran obra, compuesta de dos libros. Versa sobre las purificaciones pasivas que el alma debe sufrir paralelamente a las que puede realizar ella misma para llegar a la unión mística con Dios. En este sentido, “Noche oscura” es una obra ya a medio camino entre la ascética y la mística. El mismo San Juan de la Cruz, que consagra este término de Noche oscura, la define como “las terribles pruebas que Dios envía al hombre para purificarlo”. La entera vida de San Juan de Cruz fue un continua noche oscura.

“Cántico espiritual” es la más bella de todas sus obras y una de las cumbres de la lírica de todos los tiempos. Según Marcelino Menéndez Pelayo, “es la mejor poesía lírica que tenemos en castellano”. Se trata, en efecto, de un sublime comentario a cuarenta estrofas poéticas compuestas por el mismo en la cárcel de Toledo, de donde se escapó con la primera redacción de treinta y una de estas estrofas. “Cántico espiritual” es un hermosísimo comentario al libro del Antiguo Testamento “Cantar de los Cantares”. Su tema son las ya relaciones amorosas entre Dios y el alma, desde el comienzo de la vida espiritual hasta la unión transformativa o matrimonio espiritual”. En 1977,Amancio Prada puso música al “Cántico espiritual”, con su voz acompañada únicamente de guitarra, violín y violonchelo. Es una bellísima recreación de uno de los libros poéticos más admirables de toda la historia.

Ya plenamente de carácter místico es “Llama de amor viva”, comentario a cuatro espléndidas estrofas en las que el alma transformada canta la grandeza y la sublimidad del estado al que ha sido elevada por Dios. Por último, San Juan de la Cruz es autor de otros escritos cortos como “Cautelas”, “Avisos a un religioso para alcanzar la perfección” y “Dichos de luz y de amor”.

Las fuentes doctrinales y literarias de San Juan de la Cruz se nutren, sobre todo, de la Sagrada Escritura. Según el gran poeta contemporáneo Dámaso Alonso, uno de los grandes conocedores del santo, el libro bíblico “Cantar de los Cantares”, la poesía culta italianizante del primer Renacimiento y la poesía popular y del cancionero del Renacimiento español constituyen las fuentes en las que bebe y, a su vez, fecunda San Juan de la Cruz, cuyo nombre está incluido en el Catálogo oficial de autoridades de la Real Academia Española de la Lengua.

Junto al ya citado Amancio Prada, los versos de San Juan de la Cruz han sido objeto recientes de otras bien hermosas recreaciones musicales como las levadas a cabo por Sonnia Rivas-Caballero y Belén Yuste, autoras de “Coloquio de amor”, y por Carmelo Bernaola, quien en 1991 compuso la cantata “Mística sobre versos de San Juan de la Cruz”.

Cronología esencial de San Juan de la Cruz
 
 
1542: Juan de Yepes y Alvarez nace el día 24 de junio en Fontíveros (Ávila)
1563: En Medina del Campo (Valladolid), ingresa en la Orden los Padres Carmelitas. Toma el nombre religioso de fray Juan de Santo Matías.
1567: Es ordenado sacerdote.
1568: Se une a la Santa Teresa de Jesús en la reforma del Carmelo. El 28 de noviembre de aquel año funda en Duruelo (Ávila) el primer convento masculino del Carmelo Descalzo. Cambia su nombre religioso por el de fray Juan de la Cruz.
1580-1588: El Carmelo Descalzo es reconocido, primero como provincia externa, y después como Orden religiosa.
1577-1578: Fray Juan de la Cruz es recluido en la prisión conventual de los Carmelitas Calzados de Toledo. Comienza a escribir “Cántico Espiritual”.
1578: Comienza su ministerio en Andalucía.
1590: Es destituido de todos sus cargos.
1591: En la noche del 13 al 14 de diciembre, fallece en el Carmelo Descalzo de Úbeda (Jaén). Tras varias disputas, sus reliquias -cuerpo incorrupto- se trasladan a Segovia.
1657: Es beatificado por el Papa Clemente X.
1726: Es canonizado por el Papa Benedicto XIII.
1926: Es declarado doctor de la Iglesia por el Papa Pío X.
1952: Es proclamado patrono de los poetas españoles y de los escritores católicos.

14 de diciembre: Memoria de San Juan de la Cruz, una dolorosa y luminosa vida de Cruz y de Gracia.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Beata Teresa de Calcuta (1910-1997). "Camino de sencillez".(Cap. 7).



“Escuchad lo que os digo"

Ante todo hay que dedicar tiempo a la contemplación y al silencio, sobre todo si vivimos en las grandes ciudades como Londres y Nueva York, donde todo es agitación. Por esto he decidido abrir nuestra primera casa de hermanas contemplativas, cuya vocación es orar durante la mayor parte del día, en Nueva York y no en el Himalaya, porque sentía que en las grandes urbes hay más necesidad de silencio y de contemplación.

Yo comienzo la oración siempre por el silencio. Pues es en el silencio del corazón donde habla Dios. Dios es amigo del silencio y debemos escucharle porque lo que cuenta no son nuestras palabras sino lo que él dice, y lo que dice a través de nosotros. La oración nutre el alma: lo que la sangre es para el cuerpo, es la oración para el alma. Nos acerca a Dios, purifica y limpia nuestro corazón. Una vez purificado el corazón podemos ver a Dios, hablarle y descubrir su amor en la persona de cada uno de nuestros hermanos humanos. Si vuestro corazón está puro, vosotros seréis transparentes en la presencia de Dios, no disimularéis nada, y entonces le ofreceréis libremente lo que él espera de vosotros.

domingo, 18 de noviembre de 2012

ESTAR CONSIGO MISMO

Nicolás Caballero, cmf
 

 












 Una forma de espacio, aunque elemental, puede ser la llamada relajación, hoy tan trivializada. Asumida desde la fe, es descanso, y un relativo espacio abierto al amor de Dios; un espacio en la propia corporalidad. Un espacio como sagrado:
- preservado:
de influencias negativas exteriores; de miradas que pueden robar­nos el mérito (Mt 6, 6).
- reservado:
para estar consigo mismo (vivir consigo); y para estar con Dios: so­los con El Solo.
¡No es fácil difícil estar consigo mismo! Ni siquiera sabemos quiénes somos, per­didos, como estamos, entre tantos fragmentos de nosotros mismos. Ninguno de esos fragmentos nos dice quiénes somos, ni nos refiere con verdad. Son fragmen­tos que determinan nuestra personalidad pero no refieren nuestra hondura real. Dios busca entre esos 'escombros', la persona que salió de sus manos: original, si­lenciosa, sencilla. Esos fragmentos, de los que solemos vivir, a los que nos afe­rramos, no pueden fundamentar nuestra verdad ni la experiencia humana y reli­giosa de nosotros ni tampoco la de Dios.
Estar consigo mismo
tiene que ser una experiencia de sencillez, de naturalidad, donde la mirada útil para la contemplación, comienza a ser posible cuando deja­mos de estar dependiendo de nuestros fragmentos prehistóricos y abrimos la ven­tana al cielo abierto, a antes de los tiempos.
Estar consigo
será -cuando ocurra- una experiencia sencilla de desestructura­ción y de desinstalación. Podremos sentirnos como algo invertebrado, precisa­mente cuando nos dejamos en Dios, con la paradójica pretensión de no pretender nada: estar sin eficacia - dice Juan de la Cruz. ¡En Dios!, siendo conscientes de es­tar en lo que siempre hemos estado sin vivirlo de verdad (Hch 17,28). Ajenos a tan sublime realidad, hemos cambiado el estar en él y el tener una oscura experiencia de su presencia, en fe, por esa forma, aparentemente más realista e imaginativa de pensar en Él, de segregar palabras de forma imparab1e. Podríamos fundar una cá­tedra con palabras, pero sólo nos realiza la sencilla postura sentados a los pies de Dios: sin eficacia, sin la pretensión de querer aferrarlo con nuestras manos. ¡Es li­bre como el aire; se escaparía! ¿Tendremos que volver a ser evangelizados los que creemos saber tantas cosas de Dios? Todo esto requiere catequesis y, sobre todo, humildad. No es fácil aprender el modo de ver de los sencillos ... Nos hemos vuel­to complicados ... ¡Difícil ser uno mismo! La oración es el camino ... y el no sa­ber ...

viernes, 9 de noviembre de 2012

TEMORES


Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan.

Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.

Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día

Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más.
 
Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.
 
 
Ernest Hemingway 

martes, 6 de noviembre de 2012

La oración

Fuente: Duc in Altum - Juan Pablo II

32. Para esta pedagogía de la santidad es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración. El Año jubilar ha sido un año de oración personal y comunitaria más intensa. Pero sabemos bien que rezar tampoco es algo que pueda darse por supuesto. Es preciso aprender a orar, como aprendiendo de nuevo este arte de los labios mismos del divino Maestro, como los primeros discípulos: « Señor, enséñanos a orar » (Lc 11,1). En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cristo que nos convierte en sus íntimos: « Permaneced en mí, como yo en vosotros » (Jn 15,4). Esta reciprocidad es el fundamento mismo, el alma de la vida cristiana y una condición para toda vida pastoral auténtica. Realizada en nosotros por el Espíritu Santo, nos abre, por Cristo y en Cristo, a la contemplación del rostro del Padre. Aprender esta lógica trinitaria de la oración cristiana, viviéndola plenamente ante todo en la liturgia, cumbre y fuente de la vida eclesial,17 pero también de la experiencia personal, es el secreto de un cristianismo realmente vital, que no tiene motivos para temer el futuro, porque vuelve continuamente a las fuentes y se regenera en ellas.
 
¿No es acaso un « signo de los tiempos » el que hoy, a pesar de los vastos procesos de secularización, se detecte una difusa exigencia de espiritualidad, que en gran parte se manifiesta precisamente en una renovada necesidad de orar? También las otras religiones, ya presentes extensamente en los territorios de antigua cristianización, ofrecen sus propias respuestas a esta necesidad, y lo hacen a veces de manera atractiva. Nosotros, que tenemos la gracia de creer en Cristo, revelador del Padre y Salvador del mundo, debemos enseñar a qué grado de interiorización nos puede llevar la relación con él.
 
La gran tradición mística de la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, puede enseñar mucho a este respecto. Muestra cómo la oración puede avanzar, como verdadero y propio diálogo de amor, hasta hacer que la persona humana sea poseída totalmente por el divino Amado, sensible al impulso del Espíritu y abandonada filialmente en el corazón del Padre. Entonces se realiza la experiencia viva de la promesa de Cristo: « El que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él » (Jn 14,21). Se trata de un camino sostenido enteramente por la gracia, el cual, sin embargo, requiere un intenso compromiso espiritual que encuentra también dolorosas purificaciones (la « noche oscura »), pero que llega, de tantas formas posibles, al indecible gozo vivido por los místicos como « unión esponsal ». ¿Cómo no recordar aquí, entre tantos testimonios espléndidos, la doctrina de san Juan de la Cruz y de santa Teresa de Jesús?
 
Sí, queridos hermanos y hermanas, nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas « escuelas de oración », donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto hasta el « arrebato del corazón. Una oración intensa, pues, que sin embargo no aparta del compromiso en la historia: abriendo el corazón al amor de Dios, lo abre también al amor de los hermanos, y nos hace capaces de construir la historia según el designio de Dios.18

 

sábado, 3 de noviembre de 2012

El Cristo Interior

 
 
            Moment of Christ - The Path of Meditation
          John Main,OSB




“Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien?  Dichosos si sufren por causa de la justicia!  No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar.  Más bien honren en su corazón a Cristo como Señor.  Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes”      
(1 Pedro 3:13-15)

´Honren en su corazón a Cristo...´  El mundo en que vivimos pasa. Todos lo sabemos, los reinados suben, tienen períodos de poder y luego se caen.  Y la lección de la historia es que cuando se caen, se caen muy rápido.  La sabiduría, en este caso, es tener la habilidad de identificar lo que dura, comprender lo que perdura y lo que es verdaderamente importante.  Las primeras comunidades Cristianas comprendieron muy claramente que cada uno de nosotros poseemos, y lo poseemos en este momento, en esta vida, un principio eterno, algo en nuestro corazón que perdura para toda la eternidad – Nuestro Señor Jesucristo.  Por eso debemos “honrar a Cristo en nuestro corazón”.

Para poder vivir nuestras vidas bien no debemos deprimirnos al ver que el mundo pasa, que las civilizaciones se caen.  No debemos molestarnos cuando vemos que en el mundo hay un gran caos.  Todos lo sabemos – hay mucha confusión.  Hay mucha gente confusa y también podemos ver que también en nuestras vidas tenemos períodos de confusión y de caos.  Pero el reto que cada uno tenemos, y que cada ser humano debe finalmente enfrentar, es el poder encontrar en el mundo real, en este mundo caótico y que pasa, la paz verdadera, el orden y la armonía adecuada y que permitirá dar sentido a las voces que compiten por nuestra atención. 

De nuevo, las primeras comunidades Cristianas veían esto con mucha claridad, pues lo sabían por
su propia experiencia que Jesús mismo es el camino al orden, a la armonía y a la paz.  Ellos sabían que El es el camino que nos lleva a la armonía resonante de la misma Trinidad, al orden, al supremo orden que está basado en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El camino de la meditación no es un camino de escape.  Sobre todo, no es un camino a la ilusión.  No estamos tratando de escaparnos de un mundo con fines desordenados o principios caóticos ni tampoco estamos tratando de construir un mundo alternativo de ilusiones de nosotros mismos.  Lo que Jesús nos promete es que si nos afianzamos en El, en reverencia en nuestro corazón, si creemos en El y en Aquel que lo envió, entonces todo el caos y la confusión del mundo dejan de tener poder sobre nosotros.  Las tensiones, las cadenas, los retos, están ahí pero sin que puedan destruirnos, pues hemos encontrado la roca que es Cristo.  Esta es la tarea real.  Este es el reto real que cada uno de nosotros debemos de enfrentar para entrar a la realidad de Cristo, la roca en la que debemos construir nuestras vidas, con la absoluta seguridad de que El nos ama con nuestros errores, con nuestros cambios de corazón y de mente y en todo momento de nuestras vidas, hasta el último momento de nuestra vida, porque El es el Amor supremo.

Es por eso que San Pedro nos dice qué importante es honrar a Cristo en nuestro corazón. Arraigados en El, entonces nos arraigamos en el principio de la vida, en la misma realidad, y fundados en El, nada tiene poder sobre nosotros, ni siquiera la muerte.  El reto es encontrar el camino hacia El,  encontrando el camino hacia nuestro corazón y que lo podamos honrar desde ahí.  El camino de la meditación es
consecuentemente un camino para aprender a morir a la ilusión, a la irrealidad, y así de esta manera aprendemos a resucitar con Cristo, a resucitar más allá de nosotros mismos y de nuestras limitaciones a la vida eterna.  Es aprender esto ahora, hoy mismo, y dejar de posponer la vida eterna para cuando nos vayamos al cielo.  

El Reino de los Cielos está aquí entre nosotros, y debemos abrirnos a ello porque, como lo dice San Pedro, debemos estar vivos en el Espíritu y estar totalmente vivos en la vida de Dios.  Como Cristianos, no debemos conformarnos con menos. 


Nuestra vida cristiana no es cuestión de solamente pasar por la vida.  Cada palabra del Nuevo Testamento nos dice que es de suprema importancia  vivir nuestras vidas en una continua expansión, expansión del corazón, expansión del Espíritu, creciendo en el amor y arraigándonos cada vez más en Dios.  Cada uno de nosotros debemos entender nuestro potencial, que estamos expandiendo nuestro
universo, por lo que cada uno de nosotros posee el potencial de energía-expansión que es nada menos que infinita.

En la misma carta de San Pedro él nos dice que debemos vivir una vida de orden, fundada en la oración y nos dice además que nos amemos unos a otros con toda nuestra fuerza.  Este es el camino de la meditación – tocar la fuente de la vida, la fuente de la energía y del poder, para que así podamos vivir nuestras vidas en plenitud.  Y lo hacemos honrando al Señor en nuestro corazón.  Mira de nuevo lo que dice San Pedro:

“Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien?  Dichosos si sufren por causa de la justicia!  No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar.  Más bien honren en su corazón a Cristo como Señor....  Por esto también se les predicó el Evangelio aún a los muertos para que, a pesar de haber sido juzgados según criterios humanos en lo que atañe al cuerpo, vivan conforme a Dios en lo que atañe al espíritu...  así que para poder orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada.  Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados”.  (1 Pedro 3:13-15; 4:6, 7-8)

martes, 23 de octubre de 2012

ASCENSO A LA VERDAD


Una breve mirada hacia la experiencia contemplativa.

Lo único que puede salvar al mundo del colapso moral completo es una revolución espiritual. Si todos los cristianos cumpliéramos con el credo que profesamos, esa revolución se produciría. La expresión fundamental de este espíritu revolucionario la constituyen el deseo de apartarse de lo mundano, el desapego y la unión con Dios.

El ser humano se encuentra en la mayor crisis de su historia porque la propia religión se encuentra en la balanza. El desasosiego actual en cinco continentes, con seres humanos cada vez más temerosos de ser aniquilados, ha puesto de rodillas a muchos.

Hoy el problema religioso real no se trata de las persecuciones a la Iglesia sino en las almas de quienes entre nosotros creen en Dios de corazón y reconocen su obligación de amarlo y servirlo ¡pero no lo hacen!

El mundo en que vivimos, es terreno reseco para la semilla de la verdad de Dios. No puedes amar a Dios a menos que lo conozcas. Y no podrás conocerlo a menos que dispongas de algo de tiempo y algo de paz para orar/meditar, rezar, pensar en El y estudiar Su Verdad. En nuestra civilización el tiempo y la paz no se logran fácilmente. No podemos dedicarnos a Dios sin asumir una vida interior.

Thomas Merton

lunes, 8 de octubre de 2012

ORACION ORIENTAL CRISTIANA


La mayoría de las grandes religiones han buscado modos de unión con Dios por la oración. La Iglesia Católica «no rechaza nada de lo que es verdadero y santo en esas religiones» (Vaticano II. Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, n.s 2). Al contrario, recoge de ellas todo lo que es legítimo; como la necesidad de un maestro experto en la vida de oración; la división platónica de la vida espiritual en tres etapas: purgativa, iluminativa y unitiva; la necesaria preparación ascética o purificación para poder llegar al «los limpios de corazón verán a Dios» (Mt 5,8); el control de las pasiones en una «Apatheia» de auténtica libertad espiritual, la «indiferencia ignaciana» (Ejercicios 23), que no es una negación estoica. La condición para conseguirla es una «mortificación» paulina (Col. 3,5; Rom. 6,11) o negación del yo egoísta.

Ese «vaciarse», enseñado por otros maestros no cristianos, hay que interpretarlo correctamente, llenando ese vacío con la riqueza de Dios. No es un vacío ontológico, sino de todo lo que es egoísmo. San Agustín que recomienda abandonar el mundo exterior y re-entrar en uno mismo buscando a Dios, afirma también el peligro que existe en permanecer sólo dentro de sí. Hay que trascenderse para encontrar a Dios en nosotros. Es en Cristo, en quien participamos de la vida interior de Dios (Juan 14,9). Ver a Dios es posible por gracia de fe. Es una iluminación y unción en el Espíritu recibidas en el bautismo. A través de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, se nos da la unión mística de Dios. Y en ese misticismo hay que distinguir entre los frutos del Espíritu Santo y los carismas personales más flexibles y particulares.
La experiencia enseña que la postura corporal influye en el espíritu. Pero de ahí no se concluye la oportunidad de presentar esos «métodos orientales» a los que no están preparados para recibirlos bien. El «simbolismo psico-físico», valorado en la meditación oriental cristiana, la recitación rítmica y pausada de la «oración de Jesús», pueden ayudar a muchos, pero no a todos. Una supervaloración de dichos métodos podría derivar en un culto al cuerpo. Algunos de esos ejercicios físicos producen un sentimiento de paz y relajación, luz y calor, un bienestar que no puede ser equiparado a las auténticas consolaciones del Espíritu Santo. Sin negar que esas genuinas prácticas orientales de meditación pueden producir una paz interior en medio del ajetreo del mundo actual, no hay que olvidar que la habitual unión con Dios, la «auténtica oración», no se interrumpe cuando uno se dedica a la acción en favor del prójimo cumpliendo la voluntad de Dios (1 Cor, 10, 31). Precisamente así se colabora en la misión de la Iglesia. Cada uno debe buscar su camino de orar, pero todos estos caminos aun a través «de la noche oscura», desembocan en Jesucristo, Camino hacia el Padre. El amor de Dios, único objeto de la contemplación cristiana, es una realidad que no se puede «dominar» por ningún método o técnica. Con los ojos fijos en Cristo, amor de Dios hasta la cruz, debemos permitir a Dios que decida el camino por el que desea participemos de su amor. Pero nunca podemos poner nuestro yo al mismo nivel de Dios, como objeto de contemplación. Cuando una criatura se acerca más a Dios, más crece en ella la reverencia hacia la santidad de Dios. Por eso escribió San Agustín en diálogo con Dios: «Tú puedes llamarme amigo y yo me reconozco como un siervo». Y María exclamó: «El ha mirado la humildad de su esclava».(Le. 1,48).

JUAN CATRET, S. I.  Revista Manresa Nº 65, 1993

domingo, 7 de octubre de 2012

CAMINO A LA SANTIDAD


"La primera etapa para implantar las virtudes que eventualmente dominarán los vicios, es establecer la virtud fundamental de oración profunda y regular. Por este ritmo silencioso de oración, lentamente penetra la sabiduría en nuestra mente y nuestro mundo. La sabiduría es el poder universal que extrae bien del mal... 

El sabio conoce la diferencia entre el conocimiento de sí mismo y la auto fijación, entre el desapego y la dureza de corazón, entre la corrección fraterna y la crueldad. No hay ninguna regla para la sabiduría. Las reglas nunca son universales. Pero la virtud si lo es. "

lunes, 1 de octubre de 2012

CUERPO DE CRISTO


Ojos inquietos por verlo todo.
Oídos atentos a los lamentos,
los gritos, las llamadas.
Lengua dispuesta a hablar
verdad, pasión, justicia…..

Cabeza que piensa,
para encontrar respuestas
y adivinar caminos,
para romper las noches
con brillos nuevos.

Manos gastadas de tanto bregar,
de tanto abrazar
de tanto acoger
de tanto repartir
pan, promesa y hogar.

Entrañas de misericordia
para llorar las vidas golpeadas
y celebrar las alegrías.
Los pies, siempre en marcha
hacia tierras abiertas
hacia lugares de encuentro.

Cicatrices que hablan
de luchas, de heridas,
de entrega, de amor,
de Resurrección.
Cuerpo de Cristo…
Cuerpo nuestro

J.M. Rodríguez Olaizola, sj

jueves, 27 de septiembre de 2012

EL BALCON


Soy aire, canto de pájaro, reflejo en el manantial... 
Soy viento en el árbol, rocío en el pasto y niebla otoñal... 
Soy luz que deslumbra, soy sombra total... 
Soy...soy en Tí...Soy porque Eres...soy Tú ... Eres yo... 
Sómos...
 
Autor: Enrique Lavín
 
 

martes, 25 de septiembre de 2012

REPIRAR Y ORAR


El uso metodológico de la respiración en la oración en clima afectivo-contemplativo, nos lleva casi espontáneamente a una relación con el hesicasmo. El P. Ireneo  Hausherr  ha tratado con amplitud el tema del hesicasmo en relación con el tercer modo de orar[1], sin embargo no se muestra demasiado entusiasta en encontrar semejanzas entre los dos métodos, más bien subraya las desemejanzas, indicando que el único punto común entre el hesicasmo y la oración enseñada por San Ignacio está en la participación del cuerpo en la psicología de la oración. En la tradición ascética de la Compañía de Jesús no faltan, sin embargo, practicantes fervientes del tercer modo de orar, llevado a un nivel repetitivo casi inverosímil. Ya en el siglo XX el jesuita William Doyle “respiraba” cien mil veces al día su oración-jaculatoria. Más recientemente aún  Juan Bautista Reus, un jesuita muerto en 1947, recomendaba  “volar a Dios con frecuentes aspiraciones” y él mismo repetía diariamente doce mil veces la jaculatoria “Jesús, José y María”.

            Un moderno resurgir de la oración repetitiva “respirada” podemos también encontrarlo en los monjes que siguen la trayectoria iniciada por el autor anónimo inglés del siglo XIV en su obra La Nube del No-Saber. En esta perspectiva se sitúa el monje benedictino  John Main , el cisterciense Basil Pennington[3] y su sucesor el trapense Thomas Keating[4].

            La oración por anhélitos puede ser una importante ayuda para introducir a los ejercitantes en una sencilla vida contemplativa-afectiva[5]. Con la flexibilidad y creatividad sugerida por el mismo Directorio[6] y con el estímulo de los modernos métodos contemplativos de inspiración oriental y neo-hesicasta, los ejercitantes podrán encontrar en esta modalidad de oración un horizonte abierto hacia la comunión con Dios por medio del continuo deseo y afecto incesantemente repetido. El método de meditación zen, tan  atento al ritmo respiratorio de los meditantes,  ha sido también adaptado a los Ejercicios  por algunos jesuitas en  diálogo con la tradición budista japonesa. B. Senécal propone un retiro llamado “Zazen y Ejercicios Espirituales”[7], insistiendo sobre todo en la concentración del ejercitante en el ritmo respiratorio y en la disciplina corporal exigida por el método zen; Juan Catret[8], ofrece Ejercicios personalmente guiados por medio de koans o breves frases paradójicas tomadas de la Sagrada Escritura, para ser repetidas, respiradas y meditadas en cada meditación.

Mariano Ballester, SJ, 
 Diccionario de Espiritualidad Ignaciana.

[1] Les Exercices Spirituels de Saint Ignace et la méthode d’oraison hésychaste, en : Orientalia Christiana Periodica 20(1954), pp.7-26.
[2] Cf por ejemplo J. Main, Maranatha, Lumen, 1993
[3] Centering Prayer : Renewing an Ancient Christian Prayer Form, Doubleday, 2001.
[4] Foundations for Centering Prayer and the Christian Contemplative Life : Open Mind, Open Heart ; Invitation to Love ; The Mystery of Christ, Continuum, 2002.
[5] Así lo presenta también A. Tejerina: Tres modos de orar, en: Manresa 69(1997) pp. 63-66.
[6] D 741, 268.
[7] Une retraite “Zazen-Exercices Spirituels”, en : Cahiers de Spiritualité Ignatienne, 102 (2002), 75-86.
[8] ¿Dar Ejercicios Espirituales con “paradojas bíblicas”?, en: Manresa 65(1993), 63-77.