martes, 30 de junio de 2015

Fr. Joseph-Marie Verlinde, de maestro de yoga, a Prior en un monasterio

¡Qué bueno que el Señor nos vaya poniendo en guardia con estos avances sincréticos, en contra de la Iglesia y de la fe cristiana. No sólo ofenden a los católicos, sino a todo el cristianismo. No son precisamente las grandes tradiciones orientales las que lo hacen, sino personas occidentales que se inventan una "religión" a medida, muchas veces utilizando como anzuelo fotos de la Virgen, de Jesús o de algún "seudo monje que se viste de tal para las fotos". Hasta ahora no conocí a ninguna persona que practique disciplinas orientales en occidente, siendo bautizada, que lo pase muy bien que digamos. Todo lo contrario.

Pienso que mezclar las cosas de esa forma es una gran falta de respeto hacia los hinduístas y budistas quienes JAMAS mezclan su cultura o su forma de orar con el cristianismo, pues como lo reconoce el propio Dalai Lama: "tratar de unir al cristianismo con el budismo es como tratar de colocar la cabeza de un gato en el cuerpo de un yak".

Nuestro Dios es un Dios celoso y Su Madre nos proteje, de manera que, siempre que nos metamos en caminos cenagosos, nos va a estar arrancando de allí. No debemos temer: El tiene toda nuestra vida en sus manos.

Recordar que la oración de Jesús tal y como se describe en el hermoso libro "Relatos de un peregrino ruso", es la siguiente:

Al inhalar, digo mentalmente: "Señor Jesucristo", todo el tiempo que dura la inhalación que debe ser larga, pausada y profunda y al exhalar digo: "Ten misericordia de mí", también todo el tiempo que dure la exhalación que deberá ser, del mismo modo, larga, pausada y profunda. En algunas entradas antiguas de mi blog, trato este tema de la oración de Jesús tal y como la practican en el Hesicasmo ortodoxo. Es bellísima, purificadora, terapéutica, liberadora y TRANSFORMADORA. ¡Nadie podrá confundirnos si no nos soltamos de la mano de Cristo y de la de Su Madre! 





Nota: Recordar pausar la música de fondo del blog clickeando en las líneas perpendiculares del ícono "bella música" que figura a la derecha y debajo de esta página. Así podrán escuchar claramente todo video.

jueves, 25 de junio de 2015

TENER FE


Cuando uno se mira a sí mismo con fe, no puede ser orgulloso o vanidoso, sólo puede ser humilde. Porque su fe le recuerda que todo lo que tiene, todo lo que puede hacer y todo lo que sabe es un regalo del amor de Dios. Por eso, "la fe comienza donde termina el orgullo".
 
La fe nos da una serenidad interior ante los contratiempos, que hace que no nos desgastemos tanto por las desilusiones y por los malos momentos: "Nunca se cansa el que confía".
 
Si uno ora con fe, no ve una pared oscura delante de sus ojos, no mira tanto sus angustias y sus miedos. Porque cuando uno ora con fe, contempla a un Dios amante que está escuchando su oración.
 
Por eso creo, aunque me digan que es cosa de tontos. Creo, aunque se burlen de mi fe. Creo, aunque digan que me han lavado la cabeza. Creo, aunque me miren con cara de pena. Creo, aunque por eso me retiren de la mesa de los inteligentes. No creer ya no es una opción para mí, porque sin Dios nadie puede explicarme qué sentido tiene la vida, porque nada me ilumina más que el Evangelio, porque en el rostro de Jesús descubro qué es Ser Humano, porque creyendo tengo un brazo fuerte donde apoyarme, porque sólo con la fe encuentro el significado más profundo de cada cosa, porque creyendo, hasta las dudas me sirven para algo. 
 

lunes, 8 de junio de 2015

SENTIMIENTO DE CULPA

El sentimiento de culpa es un terrible enemigo que muchas veces nos hace sentir que debemos sufrir por ser malos y feos. Ese sentimiento de culpa es causa de mucho dolor porque nos lleva a concentrarnos en nosotros mismos, en los detalles indeseables de nuestra apariencia, olvidando que nuestra verdad más profunda es que somos amados por Dios. Todos tenemos un núcleo positivo a pesar de las apariencias negativas. 

Cuando amas de verdad a otra persona, no necesitas que esa persona esté siempre echándose culpas. Para aceptar al otro es necesario confiar en el núcleo positivo que hay en él. Lo único que debes esperar es que le preste atención al amor que le ofreces.
 
Lo mismo sucede con el Señor. El espera que reconozcamos su presencia y que nos abramos a su amor, pero a veces estamos tan concentrados en nuestros errores y pecados y sobre todo en los de los demás, que no somos capaces de recibir lo que su amor quiere derramar en nosotros.