sábado, 22 de octubre de 2011

LA MISERICORDIA EMPIEZA POR MI


A. Grün

Jesús es misericordioso con los pecadores. Los llama a que le sigan. Les cree capaces de entender su mensje antes que los justos.

Mt. 9,13 "Vayan y aprendan qué quiere decir "yo quiero misericordia, no sacrificios". Porque yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores".

Según este pasaje, ser misericordiosos consigo mismos significa que comamos con el pecador que hay dentro de nosotros, que le invitemos a sentarse a la mesa de nuestro corazón, que nos reconciliemos con el publicano y el pecador que hay en nosotros. Pues este pecador entiende mejor que el justo que llevamos dentro, de qué es capaz el amor de Dios. Y nuestro publicano avergonzará a nuestro justo y como Zaqueo dará a los pobres la mitad de sus bienes (cf. Lc. 19, 8).

lunes, 17 de octubre de 2011

UNA LECCION DE VIDA

Queridos amigos,

He aquí un trabajito que realicé para el Taller Literario, referido a este ser extraordinario que es Miguel Angel Estrella. Acompaño también un video. Que lo disfruten. Para escuchar el video recordar poner en pausa la música de fondo del blog en el ícono de la derecha que dice "Música Bella". Allí encontrarán los comandos correspondientes.



"Un gran pianista. Un artista fuera de serie, pero más que eso, un ser humano gigante de alma, de corazón, de sentimientos.

Miguel Angel Estrella era muy feliz en su Tucumán natal. Estudió piano perfeccionándose nada más y nada menos que con Nadia Boulanger, una gran maestra y mejor artista.

Nada pudo quitarle a Miguel Angel la paz de su rostro. Pasó por todo tipo de atropellos: fue secuestrado, torturado. Relata que sus torturadores en Uruguay se ensañaban con sus manos que no pudo usar por años. También oyó de parte de sus captores aberrantes frases como: “Aquí Dios somos nosotros. Nosotros somos los dueños de la vida y de la muerte así que no te molestes en seguir rezando”. Miguel Angel rezaba más fuerte, como dice él, a los gritos.

En el Líbano de donde era oriunda su familia había muchos “Nayeb” : Estrella y pudo conocer allí a un primo que según él tenía la misma cara que su padre., cara de bueno. Su vida sin embargo, había estado marcada por familias judías de las que había aprendido tantas cosas: por ejemplo, a vivir en la diversidad, a ser cristiano en medio de ellos y más que antes. Un mundo sin prejuicios y sin etiquetas. Un mundo de seres humanos de solamente dos categorías: buenos y malos.

Nunca supo por qué lo secuestraron, como no lo supieron tantos otros. Intervinieron para su liberación toda una serie de organismos internacionales, inclusive el Vaticano como él relata.

Una torturadora de 20 años había llegado allí pues un jerarca la había seducido y en el catre la convenció de que fuera con él a un lugar donde podía inclusive experimentar goce sexual mientras torturaba. Ella le obedeció y allí estaba en ese infierno confesándose ante un Miguel Angel que no la odiaba a pesar del mal trato recibido. Ella misma no entendía cómo podía ser y es por ello que desistió de maltratarlo.

Es que estos seres no se repiten tan fácilmente. Seres que saben diferenciar el mal del bien y que viven a rajatabla el AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS. Seres que viven como Gandhi, como Luther King y tantos otros, desde un centro de poder que se localiza en el fondo de su corazón. Un poder que lo trasciende todo.

Aprendió que no todo el que cumple con rituales es creyente. No todo el que da limosna, lo hace por amor, sino para acallar tal vez su mala conciencia. No todo el que se dice derecho y justo sabe lo que es el respeto por el otro ni la justicia basada en el perdón.

A medida que yo escuchaba su relato me daba cuenta de cuán lejos estoy yo de perdonar así. Cuán lejos estoy yo de esa libertad interior. Si pienso en mis propias fuerzas, jamás la conseguiré, pero si pienso en lo trascendente y vivo desde allí, jamás perderé la esperanza.

El panel de periodistas que lo entrevistaba se quedó boquiabierto al ver a un hombre que ellos mismos definieron desde un lugar común, como alguien que tiene la humildad de los grandes. Un hombre sin rencores que sabe hablar objetivamente de un pasado tan cruel. Sin embargo un hombre comprometido con la lucha por sus ideales. Un hombre lleno de sabiduría que quizás la absorbió de tanta obra bella musical que pasó por sus manos hoy recuperadas. Un músico, un artista, un atleta de Dios."


jueves, 13 de octubre de 2011

SI ACEPTAS PERDONARTE, PERDONARAS


A. Grün

La reconciliación consigo mismo también significa decir sí a lo que soy ahora y aceptarme con mis cualidades y partes fuertes, lo mismo que con mis defectos y puntos débiles, con mis temores, sensibilidad, con mis inclinaciones depresivas, con mi incapacidad para asumir compromisos y con la mediocridad de mi fortaleza. Tengo que mirar y reconocer con amor mis lagunas y deficiencias, mis impaciencias, angustias y complejos de inferioridad. Porque cuando pensamos estar ya hace tiempo reconciliados con nosotros mismos, aparecen de repente signos de debilidad que nos irritan y cuya existencia nos gustaría negar. En esos momentos es especialmente importante dar un sincero y rotundo sí y aceptar cuanto hay en nosotros.

Este sí valiente a lo que descubro en mí es una reconciliación con mis sombras o aspectos negativos. Para C. G. Jung, "sombra" es todo lo que no hemos tolerado, lo que hemos excluído de nuestra vida por no coincidir con la imagen ideal que de nosotros habíamos formado. El ser humano, afirma Jung, está estructurado de manera polar, es decir, se mueve siempre entre dos polos, entre la razón y los sentimientos, entre disciplina e improvisación, entre amor y odio, entre anima y animus, entre espíritu e instintos. En la primera parte de la vida suele desarrollarse preferentemente uno de estos polos con detrimento del otro. El polo desatendido queda relegado a la zona de las sombras. Pero no se resigna a quedar inactivo y sigue desde allí dando señales de su presencia. Los sentimientos reprimidos se exteriorizan en forma de sentimentalismo. Una agresividad reprimida porque nos parecía que deformaba la imagen, suele exteriorizarse en actitudes de dureza y frialdad, o también en síntomas de depresión, que es una manera de dirigir la agresividad contra uno mismo.

Hacia la mitad de la vida nos sentimos obligados a mirar de frente a las sombras y reconciliarnos con ellas. Si no es así, sobrevendrá la enfermedad.

Es necesario reconocer que en nuestro interior existen amor y odio, que a pesar de todos los esfuerzos religiosos y morales quedan vivos en nosotros instintos criminales, sentimientos sádicos y masoquistas, agresividad, ira, celos, estados depresivos, angustia y timidez. Además del hambre de espíritu coexisten zonas ateas que no tienen que ver nada con la devoción. El que no es capaz de enfrentarse decididamente con sus sombras las proyectará necesariamente sobre los otros.

Aceptar las propias sombras y lo negativo de uno mismo, no es regodearse en ello, es sólo admitir su existencia. Esto supone humildad para descender de las cumbres de la imagen ideal y valor para enfrentarse con las miserias de la propia realidad.

martes, 4 de octubre de 2011

SAN FRANCISCO DE ASIS


Francisco vive profundamente la vida cotidiana.

La fuerza y actualidad de Francisco proviene de la vigencia de cómo vivió profundamente la vida cotidiana; encarnó tan profundamente el evangelio que conquistó a los leprosos y a los pobres, a los sencillos y a los hombres y mujeres de toda condición. La experiencia de Dios está tan presente en todo que ocupa un lugar especial en su vida, la justicia, la paz y la integridad de la creación; por eso es uno de esos hombres raros, que sabe sintonizar lo personal y lo comunitario, lo espiritual y lo social, la fraternidad con los hombres y la fraternidad cósmica y universal, como pone de relieve en el cántico de las criaturas. De ahí su originalidad y sencillez. Francisco defiende a los leprosos, al igual que Jesús saca asnos de la zanjas el sábado, o se relaciona con naturalidad con las mujeres, convirtiéndose en portador del don del Evangelio en toda situación. Francisco de Asís no fue un simple romántico de la existencia, un santo que cantara entusiasmado al buen Dios y a toda la creación, sin olvidarse de las situaciones sangrantes de cada día. Fue un cristiano, un cristiano pobre, que miró al cielo, pero vivió intensamente en la tierra, en la hermana madre tierra, con la que se comprometió, porque sus propias convicciones se lo exigían; se comprometió a vivir al interior de la Iglesia a pesar de los desencantos de su tiempo; se comprometió a vivir radicalmente el Evangelio, respetando a todos los hombres, ejercitando la paz en una sociedad de tensiones.

Todo lo que Francisco vivió tiene vigencia permanente porque asumió en sí las inquietudes más profundas del hombre y todas las inquietudes las canalizó para estar en armonía con todos y con todo.