viernes, 23 de junio de 2017

... Al Creador a través de la Creación ...


Reflexiones de un monje contemplativo.
 
Al hacerme más sensible al mundo de Dios en torno mío, me hago más conciente del mundo de Dios que está en mi interior. Al empezar a ver la naturaleza en Dios, comienzo a ver mi lugar como persona humana en el orden natural de las cosas. Empiezo a comprender lo que es ser microcosmos y mediador.
Todas las cosas están impregnadas y mantenidas en la existencia por las energías increadas de Dios, convirtiéndose así en una teofanía que revela su presencia.
 

Todas las cosas encierran un principio interior, su logos, implantado por el Logos creador. A través de este logos, entramos en comunicación con el Logos. Dios está por encima y más allá de todas las cosas. Contemplar la naturaleza es también descubrir las energías o logoi de Dios en todo lo que El ha hecho.
Es descubrir por medio de nuestro intelecto espiritual antes que por nuestra razón discursiva, que el universo entero es una zarza ardiente cósmica, abrasado  (brasas) por el fuego divino, pero no consumido.
Además de este principio teológico, la contemplación de la naturaleza requiere igualmente un principio moral. En el segundo grado, solamente podremos progresar en la medida en que hayamos andado el primer grado practicando la virtud y observando los mandamientos.
 
 
Si nuestra contemplación de la naturaleza no está sólidamente anclada en la "vida activa", se limitará a una contemplación estética o romántica y no llegará a elevarse a la altura de lo que es auténticamente poético o espiritual, allí donde no puede existir percepción del mundo en Dios sin un arrepentimiento radical, sin la constante metanoia
 
... Continuará...

jueves, 1 de junio de 2017

Al Creador a través de la Creación

Reflexiones de un monje contemplativo.
Continuando con el esquema presentado en el post del 13 de enero del corriente año, entramos ahora en la segunda "etapa" de la vida contemplativa, o el segundo de los tres grados del camino espiritual: la contemplación de la naturaleza o physiqué.
 
Se trata de la contemplación de la naturaleza en Dios, o la contemplación de Dios en la naturaleza y a través de la naturaleza. Este grado es un preludio del tercero; al contemplar las cosas que Dios ha hecho, el ser humano orante es conducido a contemplar a Dios.
 
No necesariamente este grado sigue a continuación de la practiqué sino que puede ser simultáneo con ella.

Como hemos dicho, la nepsis o vigilancia es la condición necesaria para la contemplación. Yo no puedo contemplar a Dios o a la naturaleza sin aprender a estar presente donde estoy, en este momento presente, en este lugar presente. Detenerse, mirar, escuchar, es el principio de la contemplación. La contemplación de la naturaleza comienza en el momento en el que abro los ojos, literal y espiritualmente, en el momento en el que empiezo a notar el mundo que me rodea, el mundo real, el mundo de Dios.
 
Contemplar la naturaleza es tomar conciencia de las dimensiones del espacio sagrado, del tiempo sagrado. Este objeto material, esta persona con la que hablo, este instante, son sagrados; cada uno es, a su manera, único, imposible de repetir y por consiguiente adquiere un valor infinito. Cada uno es una ventana hacia la eternidad.
 ... continuará ...