martes, 14 de enero de 2014

¿QUE ESTA CONSUMIENDO TU ALEGRIA?



¿Estás list@ para rendirte?

En la primera lectura de hoy, continuamos con la historia de la pobre Ana. Su alegría había sido consumida por años de aridez. Ahora lo somete todo a Dios, aún aquello que más anhela - un hijo - prometiéndole retornárselo a Dios si le ayuda a concebir. En esa entrega total, sus oraciones son finalmente escuchadas.

Qué triste que se haya permitido estar en esa confusión por tantos años, sintiéndose inferior por su esterilidad, en lugar de elegir confiar en Dios.

¿Le dio Dios al hijo porque se desesperó tanto que entró en una negociación con Él en el templo? ¿Le hizo esperar hasta que abandonó todo en Sus manos? Por supuesto que no. Él no quería que se sintiera desesperada ni que llegara al punto de la agonía que vemos en esta historia. El hijo que le dio había sido parte de Su plan aún antes que Ana misma hubiera nacido: El hijo que Él le dio era Samuel, quien sería uno de los sacerdotes más grande y santo de Israel, quien ungiría al primer rey (Saúl) y luego buscaría y ungiría a David para reemplazar a Saúl, cuando este último se tornara perjudicial para Israel.

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús saca un espíritu dañino de un hombre. ¿Qué espíritus dañinos te están afectando? ¿Qué está consumiendo tu alegría? ¿Quién está haciéndote sentir inferior? ¿En qué estás confiando que es peligroso para tu fe en Dios? ¿Qué está deteniéndote para que te rindas totalmente a Sus planes y encuentres tu alegría en Él? 
 
Aún la religiosidad puede ser perjudicial. Eso podría sonar irreverente, pero - ¿realizamos ritos y acciones religiosas porque esperamos que esto soborne a Dios para que conteste nuestras oraciones? ¿O, tal vez, porque esto nos hace parecer buenos ante los demás? Al contrario, deberíamos estar tan enamorados de Dios que los ritos y las buenas acciones fueran expresiones de nuestra devoción, y nuestra propia estima no viniera de lo que otros opinaran sino del tremendo amor de Dios por nosotros.

¿Tienes entusiasmo o haces lo mínimo? ¿Saltas ansiosamente ante nuevas oportunidades de crecer espiritualmente o, simplemente, descansas en lo que ya estás haciendo? Lleva mucho trabajo y determinación madurar espiritualmente lo suficiente para someter todo a Dios.

¿Estás esperando que Dios te diga lo que tienes que hacer, o tal vez, darte lo que estás esperando, simplemente porque has negociado con Él? Por el contrario, deberíamos estar moviéndonos hacia adelante, tomando iniciativas y caminando hacia el siguiente escalón hacia la concreción de nuestros sueños y deseos santos, confiando en que Dios guiará nuestros pies y nos preservará de alejarnos por otros caminos.

Dios no espera que nos desesperemos o que negociemos con Él. Hay un plan en marcha. Él ya está haciendo lo que debe hacerse. Cuando estamos tristes, es tiempo de someter a Él todo lo que hemos pedido en oración como si verdaderamente confiáramos en que Él hará lo que sea mejor. Pero, ten cuidado: esto también podría ser una herramienta de negociación que estamos usando para estar en control, o completa confianza en Su control divino.

¿Estás listo para rendirte?
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la Primera Semana del Tiempo Ordinario
Enero 14, 2014

7 comentarios :