lunes, 11 de agosto de 2014

ALGO SOBRE EL MIEDO A MORIR



        Quizá recuerdes aquella escena de la partida de ajedrez de la película "El séptimo sello", de Ingmar Bergman. Es la personificación de la Muerte, que juega con el hombre la partida decisiva. 
        Así, dramáticamente, como una lucha absurda y fatal contra un destino ciego, plantean algunos hombres su existencia, inmersa en una visión triste y angustiosa de la que no logran escapar. Cuando lo natural debiera ser asumir la muerte con serenidad, como una parte real y normal de la propia vida, como una certeza que nos lleva a redoblar nuestro esfuerzo para sacarle mayor partido a los años que nos quedan, esas personas se resisten a pensar en su origen y su destino. Han convertido la muerte en un tabú, en una cosa innombrable. 
         Hasta ahora, solo un verdadero sentido de la religión ha sido capaz de superar satisfactoriamente el temor a la muerte. El miedo a la muerte solo puede quedar contrapesado por la esperanza de una nueva vida. Para el creyente, la muerte es como tomarse una medicina amarga cuando uno está seguro de que con ella recobrará la salud.
         —Pero, aun teniendo eso claro, mucha gente tiene miedo a morir. ¿Por qué crees que resulta tan difícil aceptar la vida en el otro mundo?
        Es natural tener algo de miedo –o al menos respeto– a la muerte. Pero la muerte es algo natural (entre otras cosas, sería enormemente aburrido levantarse todas las mañanas, lavarse los dientes, vestirse y desayunar, milenio tras milenio). Podremos controlar nuestro miedo a la muerte cuando comprendamos que nuestra alma, nuestra verdadera esencia, jamás morirá.
 
        Cada minuto en esta vida es un paso a la eternidad, y si esa eternidad es el cielo, es un paso más hacia una bienaventuranza de dimensión tan extraordinaria que nadie sería capaz de describir.
 
 Así lo entendió finalmente –comentaba Martín Descalzo– aquella mujer afligida por el zarpazo de la muerte de unos seres queridos, cuando escuchó dentro de sí una voz que le decía: "Pero..., ¿ese es el modo que tú tienes de agradecer a Dios los padres y el hermano que disfrutaste durante tantos años?". Desde entonces esa señora hace regalos, en cada cumpleaños de los fallecidos, a instituciones de caridad.
        Hay una diferencia grande, de modo habitual, en la forma en que se recibe la muerte en familias sin fe y en familias con una verdadera fe. Un radical desgarro en unas, que contrasta con una honda serenidad en las otras. No saben cuánto pierden cuando pierden la fe. Si tuvieran fe -una fe hondamente vivida, se entiende-, en lugar de ver la muerte como el hoyo negro, fatal, donde toda vida humana se derriba y se hunde, como un final dramático de todo, la verían como el nacimiento a una nueva vida, como cuando la mariposa deja la crisálida de la que sale. El alma vive siempre y renace.
 
          La muerte es el máximo enigma de la vida. El hombre sufre con el dolor y la enfermedad, pero el máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. El hecho de la muerte aparece como un misterio ante el cual la imaginación del hombre sin fe naufraga por completo.
Dejáte amar por Dios y jamás dejes que te roben la esperanza ni la confianza en un Dios que te espera para confundirse contigo en un abrazo interminable.
Todos tendremos que atravesar el umbral que nos separa de la Felicidad Eterna y subir esa escala que nos lleve a El para siempre.
Dejáte abrazar por El ya aquí en la tierra prefigurando en la oración ese momento de unión sin fin.
 

4 comentarios :

  1. Gracias Susy. Muy interesante reflexión sobre el miedo a morir. Que bueno saber que el camino está en tomarnos cada dia más fuerte de nuestro Señor, y confiar que siendo nuestro Padre, siempre estará acompañando cada instante , tanto de luz como de oscuridad.+
    Beso
    Hilda

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    1. Gracias Hilda. Así es. Como vos bien decís tomarnos fuerte de Su mano y dejarnos llevar con toda confianza en la certeza de que nos llevará a Su Luz.

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  2. Susana:

    Muchas gracias por este envio.
    Muy, muy bueno.
    De gran ayuda.
    Cariños.
    Margarita Campora Michel

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    1. Muchas gracias Margarita. Abrazo grande. Agradezco mucho los comentarios que me llegan por e-mail. Los pego y los respondo aquí.

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