martes, 3 de febrero de 2015

LAS CURACIONES DE JESUS

Cuando Jesús habla de la fe, se refiere a una confianza infinita en Dios. Cuando dice "Tu fe te ha salvado" te quiere decir "pude curarte porque te has dirigido con confianza a mí en tu necesidad".

En las historias de la Biblia referidas a sanación, se nos relatan los casos de personas que experimentaron su curación en el encuentro con Jesús. Jesús seguramente irradiaba esta confianza para que todo aquél que lo necesitara, encontrara el valor de dirigirse a El con sus enfermedades. 

¡Hoy también nos quiere sanar. Hoy también quiere que vayamos a su encuentro!

Todas las enfermedades que Jesús curó han sido, en su mayoría, psicosomáticas: explican lo que está latente en nosotros. 

Somos ciegos cuando cerramos los ojos ante cosas desagradables.
 
Somos paralíticos cuando no nos atrevemos a salir de nosotros mismos e ir en busca de los demás.
 
Somos sordos cuando no queremos oir lo que no nos gusta; cuando no sabemos percibir los tonos bajos y los intermedios, tampoco aquéllo que el otro quiere decirnos en realidad.
 
Somos mudos cuando somos incapaces de entablar una comunicación auténtica; cuando no encontramos las palabras que unen y dan vida. 
 
Somos leprosos cuando no podemos aceptarnos a nosotros mismos; cuando nos sentimos rechazados, aislados y no nos atrevemos a confiarnos en los demás. 
 
Estamos poseídos por ideas fijas cuando nos dejamos dominar por pensamientos confusos que nos llevan a dañarnos a nosotros mismos, que nos matan en vida y nos dejan fríos, sin un motor interior, sin esperanzas.
 
Al entender el significado psicológico de las diferentes enfermedades que trata Jesús, nos podemos identificar también nosotros  con nuestras heridas y con los peligros a los que estamos expuestos, con nuestros miedos y complejos pero comprobaremos, si nos acercamos a El, que podremos vivir nuestra curación en el encuentro con El.
¿Quiero sanarme? ¿Voy a Su encuentro para dejarme sanar por El? ¿Se lo permito?  ¿Me dejo transformar por El? 
 
El sabe lo que necesitas, sólo quédate en silencio junto a El. Practícalo todos los días y verás las grandes transformaciones que El operará en tí si lo dejas.

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