lunes, 20 de junio de 2022

EL MIEDO POR UNO MISMO

Tenemos miedo de perder nuestra vida, de perder nuestra salud, de perdernos a nosotros. Vivimos apegados a las imágenes ideales que nos hemos hecho tanto de la vida como de nosotros mismos. Este miedo se manifiesta ante todo en el cuidado exagerado por la propia salud. De repente la salud se convierte en el bien más significativo, para algunos incluso, en un sustituto de la religión, una idolatría. Pero se produce un círculo vicioso que nos encarcela: cuanto más temor tenemos por nuestra salud, mayor será el riesgo de que la perdamos.

 Saltan las alarmas por el agravamiento de la salud mental, aunque baja el  miedo a morir por la COVID-19

También el miedo por uno mismo involucra al miedo a no triunfar en la vida, a fracasar, a quebrarse con los problemas que uno arrastra consigo.

Estos miedos tienen, por lo general, su origen en la infancia: padres sobreprotectores o por el contrario abandónicos que han provocado en los niños un alto grado de inseguridad e incapacidad de confiar en sí mismos.

 Cuando el niño no recibe el amor que necesita

Existe el miedo a que  falte dinero para vivir, miedo a morir de hambre lo cual se manifiesta en una extremada avidez. Uno devora la comida por miedo a que el otro se la quite. Este miedo a la escasez de alimento, indica  hambre de amor. Se ha recibido tal vez, poco cariño en la infancia. Si los hijos tienen la sensación de que los padres se ocupan más de sus hermanos que de ellos, estarán acosados durante toda la vida por el miedo a ser perjudicados, a recibir poco amor/atención/cuidado. También el tiempo que uno les da, les resultará siempre insuficiente.

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Por supuesto que hay otros tipos de miedos que constituyen psicopatologías graves y que no vamos a tocar en nuestros encuentros. En esos casos, se necesita tratamiento profesional y medicinas como ya lo he reiterado en algunas oportunidades. 

En este caso, me estoy refiriendo a ciertas conductas basadas en miedos que, si los sabemos enfrentar porque podemos entender sus mecanismos, podríamos dominarlos y así evitar que nos dominen.

Ahora bien, analicemos desde la Sagrada Escritura, frente al miedo a uno mismo, Jesús responde en Mt 10, 38 y ss. “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá y el que pierda su vida por mí, la encontrará”.

La cruz es símbolo de contradicción para el ser humano. Apunta al cielo y a la tierra, a la izquierda y a la derecha, involucra lo masculino y lo femenino, lo conciente y lo inconciente. Entendiéndolo así, CARGAR LA CRUZ SIGNIFICA RECONCILIARSE CON LOS OPUESTOS EN EL PROPIO INTERIOR. Nos gustaría ser unívocos: buenos, amables, con autodominio. Pero la vida nos muestra que no sólo somos buenos, sino también maliciosos; no sólo fuertes, sino también débiles; no sólo amables, sino también agresivos; no sólo disciplinados, sino también caóticos y descontrolados. Reconocer esto, es complicado y hasta constituye una ofensa el tener que despedirnos de las imágenes ideales propias y aceptar NUESTRA VERDADERA CONDICION.

El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo – Capellania  Latinoamericana de Londres

En el camino de la autorrealización, todos debemos llevar, cargar y soportar nuestra cruz. Pero, fundamentalmente, si queremos llegar a la totalidad, tenemos que entender qué significa cargar la cruz. 

Lucas nos dice en 9, 23-25: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa mía, la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o pierde a sí mismo?”.

Como vemos, el relato de Lucas es más amplio que el de Mateo. Lucas entiende la aceptación de la cruz como una tarea cotidiana. Diariamente algo cruza mi camino. Todos los días me sucede algo que no responde a mis propias ideas. Debo aceptarlo.  Lucas combina la aceptación de la cruz con la negación de sí mismo: negarse a sí mismo significa mostrar resistencia a la tendencia del ego a querer acaparar, controlar y apoderarse de todo

No pocas veces se interpretaron mal estas palabras de Jesús, pues se trató de decir que “negarse a sí mismo” era equivalente a decir “desvalorizarse a sí mismo”. Nada más lejos de la realidad. Jesús nos quiere mostrar un camino hacia el desapego del Ego que gira siempre alrededor de nosotros mismos. Nos muestra un camino hacia la libertad interior. El Ego razona de esta forma: ¿qué me aporta tal o cual cosa o inclusive Dios? ¿Qué me brinda? ¿Qué consigo? ¿Qué ventaja obtengo? De esta forma volvemos absoluto al Ego. Me ofendo si no me prestan atención, critico a las personas porque no  atienden mis caprichos. Y cuanto más absoluto volvamos al Ego, tanto más miedo tendremos de él. 

Dominio del Ego, ¿símbolo de autoconfianza?

Distanciarnos del yo, dejarlo ir, es, según Jesús, un camino hacia la libertad. Jung sostiene que debemos ir del Ego hacia el Sí mismo, hacia nuestro núcleo más interior: la imagen que Dios se ha hecho de nosotros. El que ha encontrado su centro, ha abandonado su temeroso girar alrededor del yo y sus necesidades. Ha logrado la serenidad. Lo que los Padres y Madres del Desierto llamaron la “apatheia”: tranquilidad interior, que no me la da precisamente el hecho de que las condiciones externas sean adecuadas para yo experimentar ese estado, sino que ese estado no dependerá jamás de ellas, pues es un estado interior que proviene de la experiencia de estar UNIDOS A DIOS Y DEJAR ACTUARA A SU GRACIA.

 IGLESIA EMERGENTE 2 – ORACIÓN CONTEMPLATIVA (1) – Operación Iceberg

Esto es lo que la Oración Contemplativa produce en nosotros. Ahora bien, este camino es un proceso que dependerá siempren de la Gracia de Dios y de Su Divina Voluntad que nos llevará a la experiencia de UNIDAD CON ÉL. 

Para ello deberemos ser DOCILES y no pretender acelerar los tiempos,  si esto no sucede de un día para el otro. Se dará como Dios quiera, cuando Dios quiera y como Dios quiera. Sin embargo, a medida que transitemos este camino, notaremos grandes cambios en nuestra actitud frente a la vida, si perseveramos en la práctica de la oración de silencio y quietud.

El que ha dado el paso para desprenderse del Ego y encontrar el sí mismo podrá liberarse de este miedo a quedarse corto porque sabe aceptar que el yo nunca recibirá la atención y la dedicación que espera. Por eso deja de estar temerosamente atento a recibir el cariño, la dedicación y sobre todo, la aprobación de todos. Aquél que acepte y entienda este concepto ya podrá experimentar en la tierra la prefiguración del paraíso, que no es ausencia de problemas, sino la experiencia de la verdadera libertad de los hijos de Dios como la llama Pablo. 

 Libertad

Es absolutamente necesario que yo comprenda que en mi interior más profundo existe un punto al cual no pueden acceder ni las personas, ni ninguna otra cosa que pretende destruirlo pues es INDESTRUCTIBLE. Estoy hecho a imagen y semejanza de Dios. ¿Lo creo? ¿Vivo mi vida desde este convencimiento? ¿Desde esta experiencia? Si lo vivo así, comienzo a entender que el yo por el cual temo, no es tan importante porque tampoco las “fuerzas "endemoniadas" que ascienden desde el inconciente” podrán dañarlo.

Tanto Lucas como Mateo emplean el término “psyché” que se traduce como vida. Este término no significa vida biológica sino VITALIDAD, aquéllo que hace a la vida. 

Tanto Lucas como Mateo nos quieren advertir que no debemos aferrarnos a la "vida" a fin de no perderla nunca. La vida nos fue obsequiada, pero el quiera vivirla a cualquier precio, la perderá pues se contrae, se tensa y esto es lo contrario a la vida verdadera. El que se aferra a su salud, se enferma más seguido. La vida sólo resulta cuando nos desprendemos de nuestra obsesión por poseerla, y simplemente nos entregamos a ella.

Cuando Jesús habla de “perder la vida por El” nos está queriendo decir que debo dejar de estar pendiente de mí y de mis deseos y necesidades, para descubrir  ese centro en mí que está más allá de las emociones, del pensamiento y de los sentimientos, es decir más allá del ego. 

La libertad de los hijos de Dios – ACTUALIDAD CATOLICA 

Debemos entender que el éxito y el reconocimiento, la salud y la fuerza, no son lo último. No puedo definirme únicamente en función de ello. Necesito una base más profunda, y ese sostén, es, en última instancia, Dios, la Santísima Trinidad que habita en mí. Para Jung, Jesús no es sólo la persona histórica sino al mismo tiempo una imagen del verdadero Sí mismo (en este caso con mayúsculas), es decir de Dios. Seguir a Jesús, significa entonces, anclarme en Él para dejar de estar pendiente siempre de mí y de mis intereses. Cuando me desprenda de esto, podré descubrir la riqueza interior del alma, es decir a Él.

Esta es entonces la verdadera vida. Sólo superaré el miedo a vivir si me abro paso hacia mi esencia interior y esto se experimenta en la Oración Contemplativa de Silencio y Quietud.

En ese Centro inalterable, indestructible que habita en mí, me sentiré vivo incluso si estoy enfermo, incluso si el éxito no me acompaña. Si estoy en contacto con esa esencia, ya no estaré aferrado con crispación a mí mismo y a mi vida. Podré soltarme. Debo soltarme. Esta es la condición para una VIDA AUTENTICA, VERDADERA, EN LIBERTAD.

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NUESTRA TAREA TAMBIÉN: ROGAR AL SEÑOR NOS LIBERE DE DEPENDER DE LO SUPERFICIAL, DE LO EFIMERO, DEL EGO, DEL YOÍSMO. AMÉN.

DE DODIM A AGAPÉ: ORACIÓN PARA LA LIBERACIÓN INTERIOR, LA SANACIÓN Y LA  CONVERSIÓN

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