Los evangelistas nos invitan a tener fe y confianza en Jesús. Al igual que Pedro, tenemos nuestras dudas, entonces Jesús nos llama “seres humanos de poca fe”. NECESITAMOS QUE JESUS LA FORTALEZCA. Mateo no escribe su evangelio para convertir a los no creyentes, sino para fortalecer la fe de aquéllos cuya fe no es lo suficientemente intensa. Si miramos a Jesús en medio de nuestras tempestades, no tendremos miedo de hundirnos.
Este relato no está sólo referido a este empresario que a pesar de todos sus esfuerzos para salvar su empresa, siente que está en un banco de arena, que la arena se escabulle y que él se hunde cada vez más.
O a esa mujer que es acosada contínuamente por depresiones y que siente que no tiene un suelo firme bajo sus pies. Ella lucha y lucha, pero no encuentra un punto de referencia desde el cual poder luchar, no tiene una posición firme a la cual acudir; todo se hunde bajo sus pies. En la terapia observó mucho de su vida. Pero, de tanto en tanto, tiene la sensación de que nada la ayuda. Está encerrada en su miedo y no encuentra un sostén. Se construyó su propia cárcel. No halla ninguna escalera a la cual aferrarse para trepar fuera del pantano, donde espera encontrar suelo firme. ¿Qué puede ser útil en una situación así?
Para el salmista aquéllos que lo/a odian; son sus enemigos, son el pantano en el que se hunde. Y entonces el salmo grita: “Sácame del lodo para que no me hunda, líbrame de los que me odian y de las aguas profundas; que no me arrastre la corriente, que no me trague el abismo, que el pozo no se cierre sobre mí” (Sal 68, 15 y ss).
Para el salmista, Dios ES EL QUE PUEDE SALVARLA/O DE LAS CORRIENTES DE AGUA. En el salmo 144 se utiliza la misma imagen. El salmista grita: “Extiende tu mano desde lo alto y líbrame de las aguas caudalosas; sálvame del poder de los extranjeros, que dicen mentiras con la boca y tienen las manos llenas de traición”.
Aquí la mentira y la traición de los enemigos son como el agua en la que el orante amenaza con sumergirse. No es posible pelear contra aquél que miente. Uno tiene la impresión de hundirse en las corrientes de agua. No existe únicamente el pantano de la historia de mi vida, sino también el de las mentiras y de las intrigas que han diseminado a mi alrededor. Algunos sienten que están en un pantano así, por ejemplo, dentro de su empresa. El jefe construyó con algunos adeptos una estructura de mentiras en torno de sí. Los empleados honestos pueden hacer lo que quieran, pero tendrán la impresión de hundirse en este abismo de maldad humana y corrupción.
PARA MATEO, EL ENCUENTRO CON JESUS ES UNA TERAPIA EFICAZ PARA SUPERAR ESTOS MIEDOS. ¿Cómo cultivo yo el encuentro con Jesús? ¿Practico mis dos momentos de 30 minutos cada uno (uno a la mañana y otro por la tarde o noche) de ORACION DE SILENCIO Y QUIETUD REPITIENDO LA FRASE SAGRADA? ¿La repito durante el día y sobre todo al acostarme antes de dormir?
Jesús no sólo caminó sobre las aguas del lago de Genesaret, sino también sobre las aguas de la muerte. En su resurrección, él traspasó las aguas de la muerte. ¿Lo creo? El que sigue a Jesús en la fe, no tiene miedo a esas aguas, avanza confiado sobre todo aquello que es oscilante o quebradizo en su vida. En medio de las turbulencias, mira a aquél que venció a la muerte. Esto te quitará el miedo a caer en los torrentes de la vida.
Pero ¿la fé ayuda verdaderamente a quien es invadido por miedos oscuros, indefinibles, y que cae en el remolino y en la succión de la corriente inconsciente? Para muchos, las palabras de la Biblia están vacías, no tienen significado.
El miedo en aquéllas personas es demasiado grande para que pueda ser disuelto mediante la mirada a Jesús o la meditación de relatos bíblicos. En esos casos, se requiere primeramente recurrir a la ciencia para encontrar un sostén firme, equilibrarse. Pero a medida que se progrese en el tratamiento y/o acompañamiento espiritual, será de gran ayuda meditar acerca del paso de Jesús sobre las aguas. JESUS SIEMPRE VIENE A NOSOTROS Y NOS EXTIENDE SU MANO ¿Estoy dispuesto a tomarla?
Si mis miedos me impiden hasta creer, deberé primero buscar ayuda profesional para luego empezar, paulatinamente, a tener una relación profunda con el Señor y así poder llegar a conocerlo íntimamente. No obstante también podemos paralelamente a cualquier tratamiento, practicar la oración, la jaculatoria durante el día, haciéndonos un poquito de violencia a nuestra pereza. Es como cuando empezamos una dieta. Cuesta, al principio, hasta nos ponemos de mal humor. Decimos que no vamos a poder. Pero el que insiste y persevera se dará cuenta en breve tiempo que sí puede. No nos dejemos vencer por la pereza.
También es muy necesaria la humildad para admitir que, a pesar de estas ayudas, el miedo puede irrumpir en mí como un torrente de agua, que amenaza con arrastrarme hacia la profundidad. Entonces, tiene poco sentido reprocharme que mi fé es muy débil, y tampoco lo tiene el lamentarme porque la terapia no sirvió. Esto me puede estar indicando también, que aún no me HE RECONCILIADO CON ESE MIEDO AMENAZADOR. Hasta tanto yo no me reconcilie con ese miedo, no encontraré un ancla de la que pueda aferrarme. ESTO ES SINONIMO DE AFRONTAR EL PROPIO INCONCIENTE. Quizás hayamos reprimido demasiado lo que ahora debamos OBSERVAR Y SOPORTAR. HEMOS REPRIMIDO EL MIEDO A LA VIDA Y EL MIEDO A LA MUERTE.
Jesús sin embargo nos recuerda siempre que AQUEL QUE ESTA FIRMEMENTE ARRAIGADO EN LA FÉ NO SE HUNDIRÁ EN LAS CORRIENTES DE SU VIDA Y TAMPOCO EN EL AGUA DE SU INCONCIENTE. PERO ESTA FÉ DEBE PEDIRSE UNA Y OTRA VEZ PARA QUE NOS SOSTENGA DE MANERA EFICAZ. NO ES UN TRUCO QUE NOS LIBERA MAGICAMENTE DE NUESTROS MIEDOS, SINO UNA GRACIA QUE NOS HACE TRANSITAR EL CAMINO EN EL CUAL LOS OBSERVAMOS Y, DESDE EL CENTRO DE ELLOS, BUSCAMOS UN FUNDAMENTO SÓLIDO QUE NOS BRINDE SOSTÉN Y TRANSFORME DICHOS TEMORES EN CONFIANZA.
"Amado Dios, aumenta mi fe. Guíame según tus sabios planes. Amén".
No hay comentarios :
Publicar un comentario