Abordar el tema del miedo
solamente desde el punto de vista psicológico sería insuficiente. A modo de
introducción diré que es un tema muy vasto del que se habló mucho y se dijo
mucho ya. La novedad sin embargo, radicará en que nosotros no sólo lo
enfocaremos desde la psicología sino también desde lo filosófico y lo teológico
espiritual.
Las primeras preguntas que
me debo hacer con toda honestidad son las siguientes:
· ¿QUIERO SUPERAR MIS MIEDOS?
· ¿DE VERDAD QUIERO SANARME?
· ¿CÓMO MARCHA MI VIDA DE FE:
Estas preguntas nos las
tendremos que hacer a lo largo de todo lo que duren nuestros encuentros sobre
este tema. Son interrogantes que exigen una introspección y que implican el
querer mirarme con detenimiento y analizar profundamente mis sentimientos, mi
mundo emocional y aún mis reacciones, para tomar las decisiones que se
requieran tomar sin demora.
La emoción del miedo, tan
útil como destructiva, merece ser analizada con respeto y atención.
Veremos primero su aspecto
útil: nos indica que debemos defendernos de una amenaza. Por ejemplo si se está
incendiando el edificio, será muy bueno tener miedo porque me permitirá tratar
de escapar de este peligro. El cuerpo me irá avisando con palpitaciones,
sudores y otros síntomas, debido a la
descarga de adrenalina que es la hormona que, entre otras cosas, me empujará a
correr y alejarme velozmente de la situación de peligro. Ahora bien, pasado el
peligro, y dependiendo del grado de susto que yo haya tenido, volveré a la
normalidad.
Sin embargo, cuando el peligro es leve y yo reacciono como si hubiera visto a un oso o a un león, habrá que analizar más en profundidad a qué se debe tal reacción de mi parte.
O también, cuando apenas abro los ojos por la mañana y mi estado es de ansiedad, angustia, temor generalizado, disgusto por la vida, aquí estamos hablando de un cuadro patológico que no se va a solucionar sólo informándome acerca del temor o rezando para que se me quite, sino dando los pasos necesarios para poder revertir la situación, en la que estoy con la alarma activada las 24 hs del día.
Esta situación de temor
extremo hace que la persona se construya su propia prisión y cómo se llama esa
prisión? DEPRESION.
En estos casos extremos se
recomendaría lo siguiente:
Convencerse de que para
aprender a IR DESARMANDO TODO LO QUE SE CONSTRUYÓ PARA QUEDAR ATRAPADO O
ENCERRADO, DICHAS PERSONAS VAN A TENER QUE APELAR A ESTAS TRES HERRAMIENTAS FUNDAMENTALES
Y COMPLEMENTARIAS:
1. FORMAR PARTE DE UNA COMUNIDAD ESPIRITUAL.
2. TRATAMIENTO PSICOTERAPEUTICO CUANDO SE REQUIERA.
Como pueden observar aquí no se trata de dejarle todo a Dios en el sentido mágico que algunos le dan a su relación con El. Precisamente, Dios ha permitido que el ser humano se fuera desarrollando, descubriendo un mundo de maravillas que ofrece la ciencia para nuestra salud. Los creyentes no debemos auto engañarnos ni ser presas de la ingenuidad. Amar a Dios y seguirlo, implica obedecerlo, depositar toda la confianza en El, pero sin descuidar los medios humanos que él pone a nuestro alcance para lograr nuestros objetivos de sanación y liberación los cuales son imprescindibles en ciertos casos.
Ahora pasaremos a analizar cuáles son las características, a nivel emocional, de una persona con miedo permanente:
· Carece de toda confianza, no sólo en sí mismo, sino en todo lo que lo rodea.
· Posee una muy baja autoestima.
· Carece de planes o proyectos.
· Vive anclada en el pasado (melancolía) o en el futuro (ansiedad anticipatoria).
· Ha perdido la capacidad de disfrutar.
· Constantemente desalentada.
· Carece de esperanza.
· Está entrampada en un círculo vicioso del que pareciera no atreverse tampoco a salir.
· Busca razones de su malestar afuera y no dentro de sí misma.
Podríamos seguir con más características… por ahora dejemos estas pocas que son muy importantes y nos van a tener ocupados por bastante tiempo.
No obstante y tratando de no irnos por las ramas, estamos tratando de describir a qué nos estamos enfrentando. Aunque reitero, esto sirve a modo introductorio y en lo sucesivo analizaremos miedos puntuales a la luz de los Evangelios, dado que nuestro punto de interés precisamente, es el abordaje desde nuestro caminar cristiano, aprovechando las enormes riquezas que nos ofrece nuestra Tradición, principalmente en lo que se refiere a métodos de oración conremplativa.
Vamos a ir despacio, pero
caminando firmemente y con la ayuda de la Gracia.
No me voy a ocupar exclusivamente de las personas con patologías severas lo cual no está a mi alcance y no es el objetivo de este trabajo, sino que trataré de que juntos vayamos desenmascarando a este “demonio” que quita la paz, resta calidad de vida y en muchos casos paraliza y obstaculiza el camino espiritual y la vida de oración.
Se aconseja que diariamente repasemos las siguientes pautas de conducta:
· Desarrollo mi vida espiritual.
· Transito el camino del autoconocimiento.
· No existen en mi vocabulario las palabras NO PUEDO.
· Mi mente construyó una trampa y mi mente la desarmará.
· Mi prisión es imaginaria y los barrotes que me limitan no existen.
· No juzgo, no critico y mucho menos a mí.
· Lo que pasó ya pasó y no lo puedo modificar. Lo que vendrá no lo conozco. Lo que viva ahora depende de mi libre opción.
· Siembro amor para cosechar amor.
· Estoy aprendiendo, como un bebé, a caminar nuevamente y lo intentaré una y otra vez hasta que pueda correr la gran carrera.
· No malgasto mi energía.
Magnífico, de quien es el artículo? Gracias
ResponderEliminarGracias María Jesús por tu comentario.
EliminarEs un trabajo mío. Investigación de distintas bibliografías. Al final del ciclo, la detallaré. Trataré de publicar una entrada por semana a fin que se pueda reflexionar en cada una de ellas.
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