Sólo cuando conocemos la realidad tal cual es, podemos manejarla con desenvoltura, podremos vivir en este mundo como personas libres. Entonces el mundo con todo su caos no nos dominará. Nos hacemos ilusiones respecto del mundo porque en el fondo de nuestro corazón le tenemos miedo, tememos sus abismos, su oscuridad, el destino, el caos, tememos la amenaza que nos acecha desde todos los rincones de este mundo. Existen muchas personas que están huyendo permanentemente de su propia verdad. TIENEN MIEDO AL SILENCIO porque en el silencio afloran cosas del inconciente que sienten que no podrán controlar.
En cierta oportunidad, un líder espiritual cristiano, organizó una excursión de una semana para un grupo de familias y propuso guardar una hora de silencio al día durante las caminatas. Enseguida una persona lo rechazó categóricamente diciendo que le produciría miedo, que no tendría nada en la mano, que no sabría lo que podría destaparse en ella. Otra se opuso también al silencio diciendo que sus hijos no lo resistirían, por supuesto esto fue una excusa detrás de la cual se escondía su propio miedo. Los chicos se adaptaron perfectamente al silencio, al segundo día, preguntaban con mucha curiosidad si repetirían lo de “los bonitos pensamientos”. Para ellos el silencio era imaginarse “bonitos pensamientos”, esos buenos pensamientos que surgían en ellos.
Muchos se pasan la vida entera huyendo de sí mismos porque temen su propia verdad, son esclavos de su propio aturdimiento; siempre tienen necesidad de estar haciendo algo, son las típicas personas que al meditar se duermen, se aburren, son aquéllas personas que necesitan aturdirse con música fuerte o la radio prendida o la televisión pues el silencio las mata, las aterra.
Lo peor que puede sucederles a estas personas es que no pase nada, que no se tenga nada que hacer, es decir, tener que enfrentarse consigo mismas. No sabrían cómo defenderse de la verdad que se les presente.
Estas personas se pierden la oportunidad de dejarse curar por el Terapeuta Divino que actúa fuertemente en el SILENCIO. Descuidan así su vida de fe, la cual se va terminando de apagar por completo.
Cuando en el silencio se produce la descarga del inconciente, o lo que los místicos llamaron la purificación, esto no debe asustarnos en absoluto, es la mejor señal de que vamos por buen camino: el camino de la sanación y liberación profundas.
A través de la práctica regular de la oración contemplativa se pone en marcha esta dinámica de purificación que, como hemos repetido una y otra vez, es una especie de psicoterapia divina, diseñada orgánicamente para cada persona, para vaciar lo inconciente y liberarnos de los obstáculos que impiden el libre flujo de la gracia santificante en nuestros cuerpos, emociones y mente.
Con la disciplina del silencio interior, todos los bloqueos comienzan a ablandarse y tanto la psique como el cuerpo comienzan a evacuar todo lo dañino, ambos saben bien cómo hacerlo.
Toda esa basura emotiva que está sepultada en nuestro subconsciente surge durante la oración en forma de pensamientos o distracciones que pueden incomodar, simplemente las dejamos, no luchamos contra ellas, se aceptan y no nos peleamos con ellas. Esta es la mejor forma de deshacerse de las distracciones.
En el silencio podemos tal vez darnos
cuenta de que no somos tan generosos como creíamos. Eso sucede porque la luz
divina alumbra brillantemente nuestros corazones. Es por esta razón que debemos
depositar toda NUESTRA CONFIANZA EN DIOS, si no la tenemos es muy posible que
salgamos corriendo o digamos “tiene que existir una manera mejor que ésta de
llegar a Dios” y nos dan ganas de huir. No caigamos en esa tentación.
Pidamos al Señor la gracia de perseverar.
El autoconocimiento, según la tradición ascética cristiana, es el enfoque interior de nuestra motivación oculta, de las necesidades emotivas y de las exigencias que están reverberando dentro de nosotros e influenciando nuestra forma de pensar, sentir y actuar sin que ni siquiera nos demos cuenta.
En el silencio y la quietud es donde vas a ver claramente la falsa escala de valores que está echando a perder tu vida. Si existen en tu psiquis obstáculos para abrirte a Dios, el amor divino comienza a mostrártelos. A medida que vayan desapareciendo, te encontrarás cada vez más en la presencia de Dios y la podrás disfrutar.
A medida que vas experimentando la
tranquilidad que nace de la paz interior, va aumentando tu valor para
enfrentarte con la parte oscura de tu personalidad y para aceptarte tal como
eres.
RECORDEMOS SIEMPRE QUE LA ORACION CONTEMPLATIVA NO ES UNA ORACION A NIVEL INTELECTUAL, SINO QUE ES TU VOLUNTAD CONSINTIENDO A LA PRESENCIA DE DIOS EN UN ACTO DE FE PURA.
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