lunes, 9 de junio de 2025

...VIRGEN ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL PARTO

Abordar este tema en el siglo XXI no es sencillo, pero ruego al Espíritu Santo que me dirija de tal manera que podamos abarcarlo en toda su dimensión.

Virgen antes del parto:

La Iglesia, apoyada en los testimonios bíblicos y en la Tradición, afirma que la maternidad de María es virginal y que esa virginidad es antes, durante y después del parto.

La virginidad antes del parto consiste en que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo, sin colaboración alguna de varón. Esto está, como ya hemos visto, claramente atestiguado en las escrituras. El ángel Gabriel es enviado a "una virgen" y le anuncia que será madre (Lc 1,27). María objeta que no tiene relaciones con ningún varón y el ángel le revela el modo virginal de la concepción: "El Espíritu Santo vendrá sobre tí y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios" (Lc 1, 35). San José recibe del ángel de Dios el mismo testimonio: "lo que en ella ha sido engendrado ha sido obra del Espíritu Santo" (Mt 1, 20).

 

Tanto el evangelista Lucas como Mateo ven en esto la realización de la profecía de Isaías sobre la concepción virginal del Emanuel (Lc 1, 26 s; Mt 1, 25; Is 7, 14). El Espíritu Santo no es un padre procreador, sino la fuerza divina que, dominando supremamente las leyes de la naturaleza, realiza en María la concepción virginal de Jesús. Como Adán, el primer padre, así también Cristo, el nuevo Adán, procede inmediatamente de Dios.

Virgen en el parto:

La virginidad en el parto afirma que María dio a luz sin perder la virginidad corporal. Ya en los primeros tiempos del cristianismo tenemos a San Ireneo que afirma un parto milagroso, como San Clemente de Alejandría (215) . Y en el siglo IV existe una fe universal en la virginidad en el parto. San León Magno en su carta dogmática a Flaviano, patriarca de Constantinopla, en el año 449, expresa y sostiene claramente esta doctrina. Y será luego el Concilio de Letrán en el año 649 el que afirma la verdad de fe. 

El dogma no se refiere a pormenores del nacimiento de Jesús y sus consecuencias físicas en María. Afirma positivamente que esto sucedió sin que ella perdiese su integridad corporal, signo externo de algo más profundo: su total consagración al Señor, quien obra en ella maravillas. Sin duda el milagro de la integridad corporal, no obstante el parto, puede parecer dificil a la razón humana, pero esto es común a las realidades misteriosas (C. Pozo Ob. cit. pág 263).. Este dogma no debe ser sacado del contexto de las demás realidades obradas por Dios en María. El Dios que realizó la mayor de las maravillas, la encarnación del Verbo eterno en el seno de una mujer, es quien realiza la integridad corporal en el parto de María.

Después del parto:

La virginidad después del parto afirma que María no tuvo más hijos después del nacimiento de Jesús y que consagró su cuerpo totalmente al Señor.

Jesús antes de morir encomienda a su madre al cuidado de Juan, lo que sería inexplicable si María hubiese tenido otros hijos que se ocupasen de ella.

Con respecto a que la  Biblia menciona los "hermanos y hermanas de Jesús", estos términos en lengua hebrea y aramea designan también a los parientes más cercanos.

Habiendo analizado estos hechos desde el punto de vista teológico, ahora iremos a lo  más profundo que los mismos nos quieren transmitir.

Cabe entonces  la pregunta ¿cuál es el sentido más profundo de esta maternidad virginal de María? En primer lugar tiene un valor de signo respecto a Jesús. Su encarnación sin concurso de varón es señal de que "no procede de la carne ni de la sangre", sino de la voluntad soberana de Dios. Él viene para traernos la salvación y esa salvación no puede ser originada desde "abajo", ni siquiera en virtud del amor santo de dos esposos, que se unen para hacer fecundo su amor. La salvación viene "desde arriba" por obra exclusiva de la gracia. Si la maternidad de María significa la inserción verdadera de Cristo en la historia de la humanidad, el modo virginal señala que esto fue posible únicamente porque Dios tomó la iniciativa.

Es preciso recalcar que este designio no implica en absoluto una desvalorización de la santidad y dignidad del matrimonio ni de la relación sexual entre los esposos. No significa en absoluto que la relación sexual manche el origen del hombre o que la misma fuera en detrimento de la salvación. La virginidad no brilla más porque se oscurezca la realidad del matrimonio inserto en la realidad de Dios y elevada a la dignidad de un sacramento, ni puede basarse en la negación o empobrecimiento de la sexualidad humana, querida por Dios como expresión y alimento del amor humano y fuerza creadora de nueva vida en el mundo. La virginidad no necesita fundamentarse en la mutilación o el descrédito de otros valores. Posee un carácter de signo de realidades superiores.

 Cristo salvador del mundo | Cathopic

Hipotéticamente pudo haber sido de otra manera, pero Dios eligió concretamente este camino y en la concepción y nacimiento virginal de Cristo nos dio muestras inequívocas de que ni el esfuerzo de una criatura, ni la decisión de un padre humano ni siquiera la nobleza de un amor matrimonial, pueden ser causa suficiente para la salvación del mundo. La iniciativa está únicamente en las manos de Dios. La salvación proviene de su amor y poder soberanos. María es virgen para realzar que el mismo Dios obró la encarnación de Cristo, manifestando así la incapacidad radical del hombre para realizar por sí mismo la salvación y producir el ser perfecto que lo liberará del pecado.

Archivo:Cristo, Salvador del Mundo (Museo Ibercaja Camón ...

La salvación se realiza porque Dios mismo baja a lo humano, lo asume, lo eleva y lo transforma. Cristo es verdadero hombre pero en él operan fuerzas divinas que provienen de lo alto. Porque Cristo viene de Dios, puede abrirle al ser humano un camino que lo lleve hacia el cielo. Con la concepción virginal de Jesús comienza este tiempo de salvación. Llega la "plenitud de los tiempos". En Cristo comienza la "nueva creación", obra exclusiva de Dios en favor de la humanidad. María, la nueva Eva, es incluída totalmente en este nuevo orden.

 Teología | 📖 LA NUEVA EVA, MARÍA SANTÍSIMA Lo que la fe ...

María es Virgen en la consagración total. María está totalmente absorbida por la misión encomendada. María es virgen de espíritu y de cuerpo. Para ella la virginidad corporal es expresión de su total entrega a Dios. María es entera posesión de Dios. María es pura receptividad, es apertura total a Dios que habita en ella y la colma con su amor. María es, en todo momento, total y libre disponibilidad a la voluntad de Dios.

La virginidad de María como cualquier virginidad auténtica, no es por lo tanto incapacidad de amor. María no desprecia al varón, no desconfía del matrimonio ni de la sexualidad; tampoco huye del mundo. La virginidad de María constituye la respuesta de fidelidad total y consagración exclusiva a la elección de Dios, y exige el desarrollo pleno de la capacidad de amor y de entrega.

El dogma de la virginidad de María exige un acto de fe y su aceptación no es fácil para el ser humano contemporáneo. Pero no es tampoco fácil la aceptación de las verdades centrales del cristianismo. Sin embargo, para quien confiesa la Resurrección del Señor, o su Encarnación, este dogma no debería ofrecer dificultades. El mismo poder de Dios que obra la Encarnación, realiza la virginidad perpetua de María. 


sábado, 24 de mayo de 2025

... DE MARÍA VIRGEN

 María, Virgen y Madre - Apologetica Catolica

La primera y más fundamental afirmación del dogma católico sobre María es la maternidad divina.

El Hijo de Dios penetra en la historia naciendo de una mujer. María es la elegida para esta misión excepcional.

La maternidad de María fue sostenida permanentemente por la Tradición. Pero esta verdad exige una fundamentación y clarificación cada vez mayor. La confrontación con las corrientes filosóficas y religiosas de la época y la propia necesidad de los cristianos de poseer y penetrar con mayor profundidad el dato revelado, impulsan esta reflexión.

La escuela de Alejandría con San Cirilo a la cabeza reacciona contra la escuela de Antioquía (que afirmaba que Cristo tenía no sólo dos naturalezas sino dos personas: la humana y la divina). El Concilio de Éfeso, tercer concilio ecuménico, realizado en el año 431, confirma la posición de la escuela de Alejandría: La doctrina conciliar afirma que es uno y el mismo el que es engendrado por el Padre desde la eternidad y el nacido de María como hombre. Por eso se puede y se debe afirmar que María es Madre de Dios. (THEOTOKOS).

 LA THEO-TÓKOS. SANTA MARÍA MADRE DE DIOS – La Belleza de los Iconos

En Cristo existe un sólo centro personal: el divino. No está dividido en la coexistencia de una persona divina y otra humana. Pero tiene dos naturalezas: humana y divina, con todas sus virtualidades y por eso es verdaderamente Dios hecho hombre y un hombre hecho Dios.

Pocos años más tarde, en el 451, el Concilio de Calcedonia reafirma la misma doctrina.

María, afirma la doctrina conciliar, es verdadera madre de la naturaleza humana de Cristo, pero como ésta subsiste en la persona divina del Verbo, es verdadera Madre de Dios.

El Hijo del Padre y el Hijo de María no son dos hijos sino un sólo y único Hijo. María no es ni puede ser madre de la naturaleza divina. Pero por generación humana es realmente madre de un hijo que es Dios. No porque sea madre de un hombre que se une a Dios, sino porque su hijo desde el instante de su concepción es personalmente Dios. Que María no entregue a su hijo la naturaleza ni la personalidad divina no oscurece en nada la profundidad y realidad de su maternidad. Ninguna madre confiere a su hijo el alma y, sin embargo, es realmente madre, no sólo del cuerpo que genera, sino de toda la persona. De manera semejante, María no es solamente madre del cuerpo de Jesús sino que es Madre del Hijo de Dios. El Verbo, al nacer de María, entró en nuestra historia asumiendo una naturaleza de hombre. Debía ser mediador perfecto, uniendo en sí las dos partes que debían ser reconciliadas. En la naturaleza íntegra y perfecta de verdadero hombre, nació la segunda persona de la Santísima Trinidad, Dios Hijo, Dios verdadero.

 ICONO- LA TRINIDAD. DIOS, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO.

María es el lugar histórico en el que Dios se hace carne para habitar entre nosotros. María es su verdadera madre tanto en el aspecto biológico como en el psicológico. Cristo es gestado en su seno, dado a luz, alimentado y cuidado. Como toda criatura es total dependencia de su madre. Crece por ella, de quien aprende los primeros pasos, las primeras palabras, los modos de relación con los demás, las oraciones de su pueblo. De la mano de María se incorpora cada vez más a la humanidad en un lento aprendizaje. "Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres". (Lc 2, 52).

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Así como la primera mujer (Eva), contribuyó a la muerte, el Padre de las Misericordias quiso que la Madre predestinada (María), contribuyera a la vida. (Concilio Vaticano II LG 56) .María por su consentimiento en la Anunciación, se torna en primer miembro del cuerpo de Cristo (Iglesia), y recibe la función única dentro de él: la función maternal. En forma de maternidad acogió al Redentor y aceptó la redención. En ella comienza la "nueva creación", se inicia el tiempo nuevo de la salvación. Del consentimiento de María, de su "Sí", de su "Hágase", dependió nuestra salvación. 

La maternidad es pura gracia de Dios y a la vez acto personalísimo de María. Es un don y una tarea. Le significa un inmenso despliegue de fe. 

María” La nueva “Eva”. - ppt video online descargar

... Continúa en el próximo post ...

jueves, 22 de mayo de 2025

...NACIÓ ...

Después de permanecer tres meses acompañando a Isabel, María regresa a Nazaret y continúa el tiempo de la espera maternal. "En estos nueve meses, la Madre, viviendo una identificación simbiótica y una intimidad identificante con aquél que iba germinando silenciosamente dentro de ella ... , debió experimentar algo único, que jamás se repetirá. Como sabemos, entre la gestante y la criatura de su seno, se da el fenómeno de la simbiosis. Significa que dos vidas constituyen una sola vida. La criatura respira por la madre y de la madre.  Se alimenta de la madre y por la madre, a través del cordón umbilical. En una palabra, dos personas con una vida, o una vida en dos personas".

 Virgen embarazada, Marcos Gama - Artelista

Esta realidad de una maternidad hondamente experimentada es elevada aún más porque el hijo esperado es el propio Mesías. María siente como nadie la identificación total con Cristo. Con mayor fuerza que San Pablo podría reclamar: "Vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí". (Gal 2, 20).

Y llega la hora del nacimiento de Jesús. Nuevamente es San Lucas quien relata estos acontecimientos. Se preocupa en subrayar la realidad histórica de los mismos y menciona circunstancias concretas: el edicto de César Augusto, cuando Cirino es gobernador de Siria; se trata de un primer empadronamiento ... José y María deben partir hacia Belén para cumplir con la orden de empadronarse en la ciudad de origen. Se realiza así la profecía que anunciaba el nacimiento del Mesías en Belén, ciudad del Rey David (Miq 5, 1-3).

 Cómo fue el embarazo de la Virgen María?

María da a luz en la pobreza de un pesebre después de la búsqueda infructuosa de albergue. Un signo más de una de las dimensiones más profundas del misterio de la encarnación: Cristo, siendo de condición divina se despojó de sí mismo tomando la condición de siervo y se hizo semejante a nosotros. (Fil 2, 6-11). María lo envuelve en pañales, lo ama y cuida con toda su ternura maternal. Vive momentos de profunda plenitud humana ante el misterio de una vida surgida de sus entrañas, y simultáneamente momentos de indescriptible unión con Dios, a quien adora en la fragilidad del Niño. Ha nacido el Mesías, eso es lo que llena su mente e invade su corazón. 

El mensajero de Dios lo anuncia a los pastores, quienes a toda prisa se dirigen al pesebre. Estos hombres sencillos y pobres son los primeros en recibir la Buena Noticia, que encuentra en ellos una acogida creyente y generosa. Alaban y glorifican a Dios, eco terreno a la alabanza de una multitud de ángeles que entonan un cántico de glorificación a Dios y desean la paz a los hombres en quienes Él se complace. Estos hechos excepcionales realzan el significado del acontecimiento central en la Historia Humana.

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En el Niño se realizan las promesas de Dios a su pueblo y a toda la humanidad. Las genealogías de Jesús  poseen ese significado (Mt 1, 1-17; Lc 3, 23-38). No buscan una exactitud histórica, sino que señalan su pertenencia a nuestra raza. Cristo -en la perspectiva de Mateo- por medio de su padre legal, José, hereda las promesas hechas a Abraham, a David, al Pueblo de Israel. Pertenece a la historia de este pueblo escogido y es la culminación de la misma. Esto es típico del mundo oriental, donde la comunidad de destino toma forma concreta en la pertenencia al tronco de una misma familia. De allí la importancia concedida al árbol genealógico. En Israel tiene, además, un significado religioso: las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. Pertenecer a su raza es estar ligado a esas promesas.

La perspectiva de Lucas es más universal. Partiendo de Cristo, y más allá de Abraham y de la historia del pueblo escogido, traspasa los siglos hasta llegar a Adán. Vincula así a Cristo con toda la humanidad en su larga historia de esperanza.

El relato de la Adoración de los Magos acentúa esta universalidad de la salvación (Mt 2, 1-12).  El salvador de todos los pueblos es reconocido y adorado por hombres paganos. No pertenecen al pueblo de las promesas y, sin embargo, reciben el anuncio de la Buena Nueva.

 Adoración de los magos - Andrea Mantegna - Historia Arte (HA!)

María es testigo de la fe de los pastores y de los magos. Es ella quien les muestra al niño recién nacido. El gozo por el comienzo de la salvación, la admiración ante los caminos de Dios, la gratitud por la misericordia derramada para toda la humanidad, tantos sentimientos semejantes habrán invadido a María en la noche de la Natividad del Señor.

Dios pronto le mostrará nuevamente sus deseos, con ocasión de la presentación de Jesús en el Templo (Lc 2, 22-38). La Ley prescribía que todo primogénito debía ser consagrado al Señor y, además, que toda madre debía cumplir con el rito de la purificación (Ex 13, 11-16; Lev 12, 6-8). María y José acatan fielmente estas prescripciones impulsados por un profundo espíritu de entrega a Dios. Más allá del significado ordinario del rito, los anima una real voluntad de oblación. María es la Virgen Oferente, la que consagra al Padre todo su ser y su Hijo, a quien ama más que a su propia vida. (Ver Marialis Cultus 20).

 La Presentación del Niño Jesús y la Purificación de la ...