Semblanza del “medio fraile” Juan de la Cruz
Entre el 24 de junio de 1592 y el 14 de diciembre de 1591, desde las
tierras abulenses de Fontíveros a las serranías jienenses de Úbeda,
discurre la vida de San Juan de la Cruz. Al poco de nacer murió su padre
y la pobreza más extrema -”pobreza de solemnidad”- acompañó su infancia
y juventud primera. A los 21 se hizo religioso y a los 25, sacerdote.
Castilla -Fontíveros, Arévalo, Medina del Campo, Salamanca, Valladolid,
Duruelo, Mancera, Pastrana, Alcalá de Henares, Segovia, Toledo,
Almodóvar del Campo- y Andalucía -Beas de Segura, Baeza, Granada,
Sevilla, Úbeda- fueron los escenarios vitales de esta existencia de cruz
y de gracia. Formado en los Jesuitas, aprende latín y retórica,
disciplinas que serán también importantes para su vida. Asimismo estudia
Teología con los carmelitas. Pronto conoce a Teresa de Jesús Cepeda y
Ahumada y su vida austera y penitente pronto cambiará, eso sí, bajo la
sombra de luz y de gracia de la cruz que no cesa, mientras el fraile se
adentraba en el amor de Dios y de sus manos pobres y de su corazón
ardiente surgían los más bellos versos.
Ella, Santa Teresa de Jesús, con su gracejo habitual, definió al
santo de Fontíveros como “medio fraile”. Aludía a su fisonomía y aspecto
exterior, siempre diezmado por la pobreza, las mortificaciones, las
persecuciones externas e internas y los contratiempos. En carta al Rey
Felipe II, la santa abulense escribía así de fray Juan:”Y este fraile,
tan siervo de Dios, está tan flaco de lo mucho que ha padecido que temo
por su vida”. Y a unas monjas se lo recomendaba con estas palabras: “Ahí
les mando al santo fray Juan de la Cruz. Trátenle con llaneza sus alma
en ese convento, como si yo mismo fuera, porque tiene espíritu de
nuestro Señor”.
Otro contemporáneo suyo, fray Eliseo de los Mártires, lo describía
como “hombre de cuerpo mediano, de rostro grave y venerable, algo moreno
y buena fisonomía. Su trato y conversación, apacible, muy espiritual y
provechoso para quienes lo oían”. De él escriben también los documentos
de la época que era “parco en el comer y en el dormir, castigador
constante de su cuerpo en duras y prolongadas disciplinas, víctima de
constantes persecuciones que le llegaban al alma, estaba delgado y
macilento”.
Su obra literaria y espiritual
Considerado como uno de los principales escritores de toda la
historia de la literatura -particularmente de la poesía-, es autor de
cuatro grandes libros y de otros varios escritos cortos. El primero de
ellos en el tiempo es “Subida al Monte Carmelo”. Escrito entre 1587 y
1585, consta, a su vez, de tres libros. Es su obra de carácter ascético.
Versa sobre la llamada purificación activa, esto es, lo que debe hacer
el alma para vaciarse de todo lo que no es Dios a fin de que Dios la
llene de El. En esta obra, el santo expone su conocida doctrina sobre
las “nadas”.
“Noche oscura” es su segunda gran obra, compuesta de dos libros. Versa
sobre las purificaciones pasivas que el alma debe sufrir paralelamente a
las que puede realizar ella misma para llegar a la unión mística con
Dios. En este sentido, “Noche oscura” es una obra ya a medio camino
entre la ascética y la mística. El mismo San Juan de la Cruz, que
consagra este término de Noche oscura, la define como “las terribles
pruebas que Dios envía al hombre para purificarlo”. La entera vida de
San Juan de Cruz fue un continua noche oscura.
“Cántico espiritual” es la más bella de todas sus obras y una de las
cumbres de la lírica de todos los tiempos. Según Marcelino Menéndez
Pelayo, “es la mejor poesía lírica que tenemos en castellano”. Se trata,
en efecto, de un sublime comentario a cuarenta estrofas poéticas
compuestas por el mismo en la cárcel de Toledo, de donde se escapó con
la primera redacción de treinta y una de estas estrofas. “Cántico
espiritual” es un hermosísimo comentario al libro del Antiguo Testamento
“Cantar de los Cantares”. Su tema son las ya relaciones amorosas entre
Dios y el alma, desde el comienzo de la vida espiritual hasta la unión
transformativa o matrimonio espiritual”. En 1977,Amancio Prada puso
música al “Cántico espiritual”, con su voz acompañada únicamente de
guitarra, violín y violonchelo. Es una bellísima recreación de uno de
los libros poéticos más admirables de toda la historia.
Ya plenamente de carácter místico es “Llama de amor viva”, comentario
a cuatro espléndidas estrofas en las que el alma transformada canta la
grandeza y la sublimidad del estado al que ha sido elevada por Dios. Por
último, San Juan de la Cruz es autor de otros escritos cortos como
“Cautelas”, “Avisos a un religioso para alcanzar la perfección” y
“Dichos de luz y de amor”.
Las fuentes doctrinales y literarias de San Juan de la Cruz se
nutren, sobre todo, de la Sagrada Escritura. Según el gran poeta
contemporáneo Dámaso Alonso, uno de los grandes conocedores del santo,
el libro bíblico “Cantar de los Cantares”, la poesía culta italianizante
del primer Renacimiento y la poesía popular y del cancionero del
Renacimiento español constituyen las fuentes en las que bebe y, a su
vez, fecunda San Juan de la Cruz, cuyo nombre está incluido en el
Catálogo oficial de autoridades de la Real Academia Española de la
Lengua.
Junto al ya citado Amancio Prada, los versos de San Juan de la Cruz
han sido objeto recientes de otras bien hermosas recreaciones musicales
como las levadas a cabo por Sonnia Rivas-Caballero y Belén Yuste,
autoras de “Coloquio de amor”, y por Carmelo Bernaola, quien en 1991
compuso la cantata “Mística sobre versos de San Juan de la Cruz”.
Cronología esencial de San Juan de la Cruz
1542: Juan de Yepes y Alvarez nace el día 24 de junio en Fontíveros (Ávila)
1563: En Medina del Campo (Valladolid), ingresa en la Orden los
Padres Carmelitas. Toma el nombre religioso de fray Juan de Santo
Matías.
1567: Es ordenado sacerdote.
1568: Se une a la Santa Teresa de Jesús en la reforma del Carmelo. El
28 de noviembre de aquel año funda en Duruelo (Ávila) el primer
convento masculino del Carmelo Descalzo. Cambia su nombre religioso por
el de fray Juan de la Cruz.
1580-1588: El Carmelo Descalzo es reconocido, primero como provincia externa, y después como Orden religiosa.
1577-1578: Fray Juan de la Cruz es recluido en la prisión conventual
de los Carmelitas Calzados de Toledo. Comienza a escribir “Cántico
Espiritual”.
1578: Comienza su ministerio en Andalucía.
1590: Es destituido de todos sus cargos.
1591: En la noche del 13 al 14 de diciembre, fallece en el Carmelo
Descalzo de Úbeda (Jaén). Tras varias disputas, sus reliquias -cuerpo
incorrupto- se trasladan a Segovia.
1657: Es beatificado por el Papa Clemente X.
1726: Es canonizado por el Papa Benedicto XIII.
1926: Es declarado doctor de la Iglesia por el Papa Pío X.
1952: Es proclamado patrono de los poetas españoles y de los escritores católicos.
14 de diciembre: Memoria de San Juan de la Cruz, una dolorosa y luminosa vida de Cruz y de Gracia.