jueves, 29 de julio de 2010

SANTA TERESITA DE LISIEUX


"¡Ah! Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña de todas las almas, el alma de vuestra pequeña Teresa, ni una sola perdería la esperanza de llegar a la cumbre de la montaña del amor, pues Jesús no pide grandes obras, sino solamente abandono y agradecimiento... He aquí todo lo que Jesús exige de nosotros. No tiene necesidad alguna de nuestras obras, sino solamente de nuestro amor" (Ms.B,F1).

viernes, 16 de julio de 2010

RECONCILIARSE CON LA PROPIA SOMBRA

Jean Monbourquette

Casi todos los místicos afirman haber experimentado las bajezas y los engaños de su sombra negra: orgullo, espíritu de poder, celos, envidia, necesidad de venganza, deseo de posesión, tentaciones sexuales, etc. Incluso el apóstol más celoso, si no es consciente de su sombra, la proyectará un día u otro sobre sus fieles, y su acción apostólica resultará pervertida o neutralizada.

Hay un principio fundamental en psicoterapia que vale igualmente para todo acompañamiento espiritual: sólo puede cambiar su interior aquél que primero lo ha aceptado efectivamente.

El perfeccionista que se declara en guerra contra sus inclinaciones malas, sus defectos, sus debilidades y sus pecados hace que le resulte imposible progresar en el plano moral y espiritual. Alimenta su sombra, que proyecta después sobre los demás. Se vuelve entonces execrable a sus propios ojos. Su falta de compasión para consigo mismo y para con los demás acentuará el sentimiento de fracaso moral y la desestima de sí mismo. De esta forma queda encerrado en un círculo vicioso súmamente debilitador. En la búsqueda voluntarista y loca de una seudo-perfección ¿no se debería preferir la auténtica santidad que es gracia?

Deberíamos ejercer la práctica de la caridad, enseñada por Jesucristo, primero con uno mismo: "Alimentar al hambriento, perdonar un insulto, amar a mi enemigo en nombre de Cristo: todos estos gestos revelan una gran virtud. Lo que hago al más pequeño de mis hermanos se lo hago a Cristo mismo... pero ¿qué ocurre si descubro que el más pequeño de todos, el más pobre de todos los mendigos, el más desvergonzado de los ofensores -el verdadero enemigo de mí mismo, en una palabra, habitan todos ellos en mí y que yo mismo necesito la ayuda de mi propia amabilidad, que yo soy también el enemigo que necesita ser amado?

Mientras que la función del perfeccionamiento moral y social de la persona pertenece al ego, el trabajo de la armonización de la persona con su sombra es obra de su Sí-Mismo (Dios-Imago Dei), en virtud de su poder creador, curativo y organizador del ser. Sin embargo, no será eficaz más que en quien considere a Dios como Bueno, Compasivo y Lleno de Amor. ¿Qué ocurrirá entonces en las personas que se hagan de El una idea aterradora? Jamás se atreverán a abandonarse con confianza a su poder de integración. De hecho, he conocido a personas incurables en el plano espiritual porque estaban atormentados por una especie de Super-Yo acusador y tiránico al que llaman su "destino" o su "Karma". Su pesimismo espiritual les impedirá crecer. Sólo quienes consideren a su Centro, Dios, su Sí-Mismo, como una realidad llena de ternura, podrán acoger adecuadamente el lado sombrío de su persona.

lunes, 12 de julio de 2010

CONTROLA TU PROPIO PUENTE LEVADIZO


Debes decidir por tí mismo a quién y en qué momento le das acceso a tu vida interior. Durante años, has permitido a los demás entrar y salir de tu vida de acuerdo con sus necesidades y deseos. Así, dejaste de ser amo en tu propia casa y te sentiste cada vez más usado. Entonces, también, pronto quedaste cansado, molesto, enojado y resentido.

Piensa en un castillo medieval rodeado de un foso cuyo puente levadizo es el único acceso al interior del mismo. Es importante para tí controlar tu propio puente levadizo. Debe haber ocasiones en que dejes el puente levantado y tengas la oportunidad de estar a solas o únicamente con quienes sientas como allegados. Nunca te dejes convertir en propiedad pública, donde cualquiera pueda entrar y salir a voluntad. Podrías pensar que estás siendo generoso al dar acceso a quien quiera entrar y salir, pero pronto habrás perdido el alma.

Cuando reclames para tí el poder sobre tu puente levadizo, descubrirás nueva dicha y paz en tu corazón, y te descubrirás capaz de compartir la dicha y la paz con los demás.

PROTEGE TU INOCENCIA


Ser un hijo de Dios no te deja libre de tentaciones. Puedes tener momentos en los que te sientas tan bendito, tan en Dios, tan amado, que te olvidas de que aún vives en un mundo de poderes y principados.

Como hijo de Dios necesitas ser prudente. No puedes caminar sencillamente por el mundo como si nada ni nadie pudiera hacerte daño. Los hijos de Dios necesitan apoyarse, protegerse y sostenerse los unos a los otros cerca del corazón de Dios. Perteneces a una minoría dentro de un mundo grande y hostil. A medida que tomes más conciencia de tu verdadera identidad como hijo de Dios, también verás más claramente muchas fuerzas que tratan de convencerte de que todas las cosas espirituales son falsos sustitutos de las cosas reales de la vida.

Cuando se te arrebata temporalmente tu verdadera identidad, puedes tener la repentina sensación de que Dios no es más que una palabra, la oración una fantasía, la santidad un sueño, y la vida eterna un medio de escape de la verdadera vida. Así fue tentado Jesús y también nosotros.

No confíes en tus pensamientos y sentimientos cuando se te arrebata de tí mismo. Retorna pronto a tu verdadero lugar y no le prestes atención a aquello que te engañó. En forma gradual, llegarás a estar más preparado para enfrentar estas tentaciones y cada vez tendrán menos poder sobre tí. Protege tu inocencia aferrándote a la verdad: eres un hijo de Dios y eres profundamente amado.

domingo, 11 de julio de 2010

ACCEDE AL LUGAR DE TU DOLOR

Debes superar el dolor en forma gradual y así quitarle el poder que tiene sobre tí. Sí, debes acceder al lugar de tu dolor, pero sólo cuando hayas obtenido nuevas bases.

¿Qué es tu dolor? Es la experiencia de no recibir lo que más necesitas. Es un lugar de vacío en el cual sientes profundamente la ausencia del amor que más deseas. Volver a ese lugar es difícil porque allí te enfrentas con tus heridas, y, al mismo tiempo, con tu impotencia para curarte.

Debes empezar a confiar en que tu experiencia de vacío no es la última experiencia, en el que más allá de ella hay un lugar en el cual te sostienes en el amor. Mientras no confíes en ese lugar más allá de tu vacío, no podrás reingresar a salvo al lugar del dolor. Entonces debes acceder al lugar del dolor sabiendo en tu corazón que ya has encontrado el nuevo lugar. Ya has probado algunas de sus frutas. Cuantas más raíces tengas en el nuevo lugar, más capaz serás de hacer el duelo por la pérdida del viejo lugar y de liberarte del dolor que allí yace. No puedes hacer el duelo por algo que no ha muerto. Aún así, los antiguos dolores, apegos y deseos, que una vez significaron tanto para tí, tienen que ser sepultados.

Debes llorar sobre tus dolores perdidos, para que, de a poco, puedan dejarte, y tú puedas estar libre para vivir plenamente en el nuevo lugar sin melancolía ni nostalgia.

CONFIA EN EL LUGAR DE LA UNIDAD


Del libro "La Voz Interior del Amor" de Henri Nouwen


Se te convoca a vivir en un nuevo lugar más allá de las emociones, pasiones y sentimientos . Debes confiar en que hay otro lugar hacia el cual quiere conducirte tu Señor y donde puedes estar a salvo. Trata de pensar en este lugar como el centro de tu ser: tu corazón, donde todos los sentimientos humanos son, en verdad, mantenidos juntos. A partir de este lugar, puedes pensar, sentir y actuar en forma auténtica.


Es bastante comprensible que este lugar te de miedo. Tienes muy poco conocimiento de él. Has tenido vislumbres de él, incluso algunas veces has estado en él, pero la mayor parte de tu vida has habitado entre tus emociones, pasiones y sentimientos, y has buscado en ellos la paz interior y la dicha. Además no has reconocido este nuevo lugar como el lugar donde habita Dios y te sostiene. Temes que este lugar plenamente auténtico sea, de hecho, un pozo sin fondo en el que perderás todo lo que tienes y eres. No tengas miedo. Confía en que el Dios de la vida quiere abrazarte y darte verdadera seguridad.


Podrías considerarlo el lugar de la unificación, en el cual puedes volverte uno. Justamente ahora, experimentas una dualidad interior: tus emociones, pasiones y sentimientos parecen separados de tu corazón. Las necesidades de tu cuerpo parecen separadas de tu ser más profundo. Tus pensamientos y sueños parecen separados de tus anhelos espirituales.


Estás llamado a la unidad. Esta es la buena nueva de la Encarnación. La Palabra se vuelve carne y, así, se crea un nuevo lugar en el que pueden habitar todo lo tuyo y todo lo de Dios. Cuando hayas encontrado esa unidad, serás verdaderamente libre.