sábado, 27 de agosto de 2016

Segunda parte del curso “Mística Dominicana en la Alemania Medieval: Eck...

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viernes, 26 de agosto de 2016

lunes, 1 de agosto de 2016

… Continuación … La curación del Espíritu



 
La mayoría de los psicólogos estarán de acuerdo en que uno de los traumas más destructores que puedan existir en la memoria es la rabia contenida y el negarse a perdonar. A causa de las primeras heridas,  la gente se niega a aceptar a los demás y a aceptarse a sí mismos, terminando en un trastorno emocional. Con frecuencia la raíz del problema es una negación inconsciente a amar y a perdonar a los padres.
Y esto hace difícil amar y perdonar a cualquier otra persona: porque estamos proyectando siempre las imágenes parentales sobre las personas con quienes tratamos. Uno puede conseguir perdonar en la mente consciente (y esto basta para salvarse) pero el inconsciente remolonea detrás, haciendo nuestro amor mucho menos humano.
Ya hemos dicho que por medio de la meditación se nos abre un nivel más profundo de conocimiento, con sólo estar presentes, el amor y la fe pueden penetrar más profundamente en las cavernas más profundas de la conciencia y en niveles más sutiles del espíritu, permitiéndonos amar y perdonar con una totalidad que hasta ahora era impensable.
 
Llegados a los centros más profundos, podemos traspasar las proyecciones parentales, los miedos infantiles y otras obstrucciones, para encontrar a la persona del otro. Cuando esto se consigue y se perdona desde el fondo del propio ser,  tiene lugar una iluminación en un momento de total reconciliación con el universo.
Las barreras caen al suelo; no se rechaza a nada ni a nadie; todo es uno. Cuando uno perdona se da cuenta que es perdonado, deja de odiarse (el odio a sí mismo es la fuente de cualquier otro odio) y se cura por el hecho mismo de amar.
De todo esto se desprende que el elemento principal en la curación no es el proceso psicológico ni la entrada en los estados internos de la conciencia. Si fuera así, las drogas también podrían curar. Lo que es realmente terapéutico es la FE Y EL AMOR que  penetran estos estados más internos. Lo que es terapéutico es la experiencia de amar y de ser amado.