Tomado de la página de la Dra. Maribel Rodríguez.
Sobre
los peligros de ciertas prácticas espirituales sin la madurez o
estabilidad mental suficientes y una adecuada orientación y supervisión
(vuelvo al tema de los "efectos adversos" de dichas prácticas). Muy interesante.
"Los
sabios y los instructores de yoga, meditación, sanación o de artes
marciales con un designio espiritual nos aconsejan ser extremadamente
cautos a la hora de adentrarnos en las técnicas que favorecen el
desarrollo del ki o prana, y no dejan de insistir en el hecho de que la
energía es absolutamente neutral, totalmente impersonal, como la luz o
la electricidad, ya que nutrirá nuestras tendencias e inercias, al igual
que el sol puede hacer crecer una planta de apio o de opio.
El
muy antiguo axioma hermético nos dice que "la energía sigue al
pensamiento", y por ello, si deseamos entrar en contacto con la Fuente
del Ki, debemos observar cuidadosamente la calidad de nuestros
pensamientos, palabras y actos, encontrar el núcleo de donde surgen, y
comprobar si éstos manan de nuestro amor, de la compasión y de la
alegría, o de nuestros traumas, deseos, ambiciones o miedos, con todas
sus positivas o fatídicas consecuencias.
A
ese respecto, diremos que algunos de los libros publicados sobre las
técnicas sanación o de pranayama (los antiguos métodos para absorber la
energía del ki o prana por medio de la respiración) pueden ser muy
nocivos, pues raramente hablan a los estudiantes acerca de los riesgos
derivados de una indiscriminada práctica. En la medicina tradicional
china se advierte acerca del uso de la energía en casos de patologías
graves y aconsejan detener inmediatamente estas prácticas si existe la
sospecha de una enfermedad grave. Recordemos que un tumor es una forma
de vida y que el uso ignorante de ciertas formas de energía puede
acelerar el proceso mórbido de la enfermedad.
Contrariamente
a lo que enseñan numerosas profesores y publicaciones, sobre todo las
provenientes la nueva religión profundamente utilitarista, superficial,
egocéntrica y materialista de la new age, un todo vale que por pura
ignorancia de las leyes espirituales y divinas, desconoce o ignora
adrede los peligros subyacentes a las practicas metafísicas, la
manipulación indiscriminada de la energía y los ejercicios relacionados
con el Ki puede tener muy graves consecuencias. No olvidemos que
trabajar con la energía del ki sin un guía que conozca la ciencia del
uso de la energía y la anatomía esotérica del cuerpo humano, es
literalmente jugar con fuego.
Por
otra parte, las técnicas de Aikido y de otras vías que incorporan
numerosos ejercicios respiratorios, como el hatha yoga, chikung o
taichi, hacen desarrollar muy rápidamente una gran cantidad de ki hárico
o ventral, es decir, sobre-alimentan por una simple ley de gravedad los
centros inferiores, y si no existe una conducta elevada guiada por
grandes valores humanos, compasión, no violencia, desapego y
ecuanimidad, (tal como fueron prescritos por Patanjali en sus Yoga
Sutras) veremos aparecer síntomas de una exacerbación de nuestros
defectos de carácter, de nuestras pasiones dominantes, nuestras
tendencias latentes e inercias mentales.
Los
Maestros nos previenen acerca de los numerosos riesgos que conllevan
ciertas prácticas respiratorias y energéticas cuando no se han superado
etapas anteriores que marcan el sendero mismo del discipulado. Muchas
personas se sienten axaltadas, sobre-energetizadas, incluso eufóricas
(entre otros síntomas visibles) tras recibir una transmisión de técnicas
curativas relacionadas con el Ki, y durante unos años o meses, parece
que su energía ha aumentado considerablemente. Sin embargo, puede
comprobarse que en unos dos o tres años, ésta energía disminuye
alarmantemente y el supuesto sanador entra en estados de crisis
personal, ansiedad, nerviosismo, tristeza o incluso depresión.
El
hecho de que algunas de estas técnicas parezcan gratuitas a ojos vista
no significa que el paciente y el sanador no paguen un elevado precio
invisible. Ello es debido a que la pseudo- iniciación que reciben en
forma alguna procede del Supremo Ki, ni vincula con el manantial de la
Vida Una en el Universo, sino de reservorios energéticos, de campos
mórficos muy antiguos o de egrégores del pasado que han sido resucitados
por medio de rituales de mas que dudosa polaridad, que tarde o temprano
terminan por agotarse y necesitan llenarse de nuevo de energía, pero
esta vez del cuerpo etérico del paciente y del sanador. No dudamos en
forma alguna de que algunos sanadores posean en verdad una cualidad
espiritual, a menudo desde la infancia, un don divino de curación, mas
debida a su influencia carismática, a la irradiación de la luz de su
alma, de su amor y su compasión que a una transmisión recibida."