jueves, 25 de julio de 2019

Thomas Merton EL LIBRO DE LAS HORAS

"Nuestra vocación no consiste simplemente en ser, sino en trabajar junto con Dios en la creación de nuestra vida, nuestra identidad, nuestro destino. Esto significa que no debemos existir pasivamente, sino participar activamente en Su libertad creadora, en nuestra vida y en la vida de los otros, eligiendo la verdad.
Nosotros no conocemos con claridad y de antemano cuál será el resultado de este trabajo. El secreto de mi plena identidad está escondido en Dios. Sólo él puede hacer de mí la persona que yo soy o, mejor, la que seré cuando al fin comience a ser plenamente. Pero si no deseo esta identidad y no trabajo con Él y en Él para encontrarla, la obra nunca será realizada. La manera de hacerlo es un secreto que sólo Dios puede enseñarme. No hay forma alguna de conocer este secreto sin fe. Mas la contemplación es el don mayor y más precioso, ya que me permite ver y comprender la obra que Dios quiere que haga."

lunes, 22 de julio de 2019

EL SILENCIO ME SOSTIENE Y ME LIBERA ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO


Desde siempre sentí una atracción especial por el silencio, antes incluso de saber lo que era. Desde niño, sentía la necesidad de quedarme a solas; siendo joven, empecé a buscar espacios de silencio en monasterios cartujos y cistercienses. Y percibía que el silencio me “recomponía”, aquietándome por dentro y armonizando toda mi existencia.
Sin embargo, la innegable atracción se daba la mano con la dificultad que experimentaba. Buscaba el silencio, pero rara vez lograba acallar el oleaje mental y emocional. Había demasiado ruido –miedo y soledad- y demasiado ego en mi interior. Y me faltaba mucho para comprender que el silencio no tiene que ver tanto con lo exterior, cuanto con la mente y el yo. Me faltaba mucho trabajo interior –trabajo psicológico y práctica meditativa adecuada- para ir aprendiendo a aquietar la mente y silenciar el ego.
Hoy sigo experimentando dificultades y mi ego se sigue desbocando. Sin embargo, se me ha regalado una certeza impagable: que el silencio no es “algo” que vaya buscando porque me hace bien, sino que es otro nombre de la Realidad que me sostiene y, en último término, me constituye. Y ahora entiendo, finalmente, por qué me atraía con tanta intensidad: el Silencio es la “casa”, nuestra verdadera identidad. Lo contiene todo –también los ruidos, los pensamientos y las emociones con sus vaivenes-, pero no se reduce a nada de ello.
Tras ese regalo, vivo el Silencio, no como algo bienhechor, ni tampoco como una práctica beneficiosa, sino como un estado de consciencia que me permite reencontrarme conmigo mismo en profundidad y con todos los seres.
Ahora sé también que no hay nada que lo pueda romper. Y por eso vuelvo a él en medio de cualquier actividad e incluso de cualquier alteración. Volver a él es venir a casa y encontrarme con lo que soy, con lo que somos: Aquello que está siempre a salvo y no puede ser dañado. He descubierto así el Silencio como fuente de liberación.
Y no se trata de ningún esfuerzo por “construir” o “producir” ese silencio sanador. Es mucho más sencillo: se trata simplemente de dejarse atraer y aprender a descansar en él. El resto viene dado. No implica tanto esforzarse en poner atención cuanto descansar en la atención que somos.
Descansar, vivir en el Silencio significa poner consciencia en todo aquello que hago y vivo: en la tarea que estoy realizando, en la relación que mantengo, en la preocupación que aparece, en la inquietud que altera, en el dolor que desasosiega…, e incluso en la oscuridad que parece cegarme. Sea lo que sea, simplemente, pongo consciencia en aquello que está sucediendo –me introduzco en el estado de consciencia que es el Silencio- y permanezco en la Presencia que soy. Y compruebo, una y mil veces, que lo que brota de ese estado no tiene nada que ver con lo que aparece en el estado mental. El Silencio me unifica y me libera, me mantiene en casa, me otorga una capacidad cada vez más fácil de resituarme cuando mi ego ha tomado el mando y me regala el gozo de experimentar que soy uno con la Vida.

lunes, 15 de julio de 2019

LA SABIDURIA DE VIVIR

"El verdadero y más grande descanso es el descanso dentro de nosotros mismos, recorrer silenciosamente todas las costas y litorales de nuestro espacio interno. A veces nos encontramos en ese turismo interior con costas rocosas, grandes desiertos, inundaciones emocionales, abismos insondables....., paisajes desagradables y entornos de dolor. Por eso este tipo de turismo interior no suele promoverse por las agencias de viajes.
Meditar en silencio es el gran viaje, la gran travesía que nos conduce al espacio profundo de nuestro Misterio en el que podemos descansar y recomponernos verdaderamente. Es como el vuelo de un águila que, sin apenas ruido, mira desde lo alto, con cierta distancia y perspectiva, todo lo que se agita y se mueve en la superficie, pero sin descender a ella. Un viaje del que uno trae como souvenir un corazón sereno y un rostro iluminado".
José Maria Toro

jueves, 11 de julio de 2019

SENTIRSE HABITADO POR LA PRESENCIA

"Nuestro mundo interior es una frenética colmena de actividad, y a eso lo llamamos diálogo interior; la mayor parte de ese diálogo interior es una suma de creencias que otras personas nos han transmitido. La forma de llegar a este lugar de paz interior es acallar el frenesí interno. A medida que aprenda a acallarse el diálogo interior y sentirse más en paz, comenzará a percibir la presencia de Dios en su vida. Esa paz la sentirá tanto en su cuerpo como en su mundo interior. Cuando acallas el diálogo interno, te encuentras en contacto directo con la amante presencia de Dios; Dios reside dentro de nosotros".
Enrique Montalt Alcayde

sábado, 6 de julio de 2019

EL ICONO

La palabra surge del silencio y solo se escucha bien desde el silencio. Algunas veces en los comentarios bíblicos se alude por este motivo a los iconos, por lo que en sus páginas aparecen varios que no son una mera ilustración artística.

¿Qué es un icono realmente?

La palabra “icono” viene del griego “eikon”, que significa semejanza, imagen que atestigua una presencia. Cristo, imagen visible de Dios invisible, es el prototipo del icono. El icono es una ventana a lo invisible. Ocupa un lugar central en la fe, y en la expresión litúrgica de esta fe, en la tradición cristiana rusa y bizantina.

Para ser iconografo se requiere por encima de talentos artísticos una vida santa. Antes de pintar, el iconografo se prepara durante cuarenta días por medio del ayuno y de la oración.

Pinta los rostros por medio de una “aclaración progresiva”. Recubre la plancha de madera de un tono oscuro y luego pasa a usar tintes más claros, añadiendo ocres y amarillos, superponiendo progresivamente claros, añadiendo ocres y amarillos, superponiendo progresivamente claros, lo que revela el nacimiento de la luz en el ser humano. Es luz manifestando la verdadera Luz que ilumina todas las cosas. En el icono la luz nace de dentro, no hay ningún foco externo que ilumine la imagen desde fuera. El iconografo nunca firma; ha sido Otro quien ha pintado a través de él.

El icono “no pintado por mano humana: recuerda el “sumi-e” japonés, donde se trata de pintar el alma de la flor, del paisaje, “sin pincel”. El pintor del icono es el Espíritu, y se dirige al ojo del espíritu. Solo lo sabe ver y reconocer el ojo humilde de un niño. Es un conocimiento por semejanza; tiene que haber una correspondencia interior entre el icono que se mira y el icono interior de quien lo mira. El icono interior anida en lo más profundo de todo ser humano, es su identidad más verdadera. Está en cada uno “desde los orígenes”, pero muchas veces está oculto bajo capas que cubren la luz del corazón. Toda la obra del Espíritu en el ser humano consiste en descubrir esta imagen.

El Icono se revela en el silencio. La mirada contemplativa prolongada descubre ahí el Misterio que ninguna palabra puede expresar, ninguna mano pintar. El icono es una alabanza de Aquel que sobrepasa toda imagen y toda palabra. Así como la fe, experiencia oscura amorosa, trasciende toda imagen y concepto gracias, precisamente, a la ruta mostrada por imágenes y conceptos, así el ser humano primero calla porque ha visto y oído, para luego volver a pintar y hablar desde el silencio.

La Palabra desde el Silencio

Por Ana Maria Schluter

miércoles, 3 de julio de 2019

EL SILENCIO EN TODAS LAS CULTURAS

!!Apartemos en las horas de nuestras Labores Diarias un Tiempo para estar en Silencio,Meditación y Reflexión en compañía con los nuestros familiares especiales con nuestros niños para que adquieran este bello método para su Futuro y desarrollo interno y externo ,en el futuro te lo van agradecer sinceramente toda una vida.!!