miércoles, 19 de febrero de 2014

VIENDO LA VERDAD EN EL ESPEJO

Queridos amigos:

Una amiga de Ecuador me envió en el día de mi cumpleaños, este texto que les comparto.



el rechazo

Eres hijo de Dios
  
Cuando miras en el espejo, ¿qué ves? Cuando profundizamos en la Palabra de Dios y la usamos como un espejo, tenemos dos visiones superpuestas. Vemos la imagen de la persona santa que Dios creó para que fuéramos, y vemos el comportamiento no santo contrastante. Usemos la primera lectura para organizarlas:

* Rápido para oír - ¿Prestamos atención a Dios cada momento del día? ¿Qué pasa si nos dice algo que no nos gusta? ¿Qué pasa si habla a través de una persona que no nos gusta? ¿Qué pasa si estamos ocupados pensando en alguien MÁS que necesita oír esto?

* Lento para hablar - ¿Nos detenemos para orar y discernir el momento correcto para abrir nuestras bocas?

* Lento para el enojo - ¿Tu ira está justificada o es auto-defensiva y reaccionaria?

* Deja de lado toda suciedad - ¿Asumimos que nuestros malos hábitos no están afectando nuestras almas eternas? ¿Vemos cosas inmorales en televisión con la excusa de que como no las imitamos a Dios no le importa?

* Deja de lado el exceso nocivo - ¿Pagamos autos y casas caros y otros excesos mientras ignoramos las necesidades del pobre?

Mira todos los versículos de esta manera. Oh, pero preferimos ver árboles caminando (como en la lectura del Evangelio de hoy), no queremos mirar muy detenidamente porque tememos ser tan desagradables espiritualmente que no podamos ser perdonados, o porque tenemos miedo de ser tan buenos pecando que no queramos cambiar.

Bueno, ¡adivina qué! Jesús nos asegura que aún somos amados y atesorados. Nos da el deseo de cambiar y las herramientas para hacer los cambios (uno a la vez, delicadamente). Él admira la persona santa en el espejo - en lugar de simplemente enfocarse en nuestros pecados - y afirma que estos somos nosotros realmente. 

¿Por qué Jesús tomó la mano del hombre ciego y lo condujo fuera del pueblo? Jesús generalmente sanaba a las personas completamente en un solo intento, pero esta vez se necesitaba más tiempo. ¿Por qué? Sospecho que el hombre no creía que él fuera valioso para ser sanado. Jesús debía apartarlo de la gente que pensaba que su ceguera era un castigo, y así poder confirmarle su bondad.

Jesús está haciendo lo mismo por ti. Está inclinando su cabeza cerca de la tuya y confirmándote que eres una persona hermosa debajo de lo desagradable del pecado. Con su dulce ayuda, la verdad te hará libre para que seas quien realmente eres como santo hijo de Dios. 

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Sexta semana del Tiempo Ordinario
Febrero 19, 2014

Lecturas del día:
Santiago 1, 19-27
Salmo 15, 2-5 (con 1b)
Marcos 8, 22-26

LAS BENDICIONES


ORACION
  
"Bendigan, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición" (1 Pe 3,9).Bendíganse en todo momento, al despedirse, al acostarse, al saludarse...

Vale la pena recuperar la bendición en la familia. "Que Dios te bendiga, hija. Que Dios te bendiga, hijo", Que Dios te bendiga mi nieta querida, Que Dios te  bendiga Yerno, y mi Esposo adorado, que Dios te bendiga.

Juntos, como familia, celebrar los dones que Dios nos da cada día. Bendecir los alimentos, bendecir la casa, bendecir el trabajo, es rogar juntos para que, todo lo bueno que Él nos quiere regalar, llegue a nosotros.

"Dijo el Señor a Abram: Yo haré de ti una nación grande y te bendeciré. A Sara, tu mujer, yo la bendeciré y de ella suscitaré naciones" (Cfr. Gén 12,1-2; 17,15-16)

viernes, 7 de febrero de 2014

LLEGARÉIS A VUESTRA PLENITUD, SEGÚN LA PLENITUD TOTAL DE CRISTO

De las homilías de un autor espiritual del siglo cuarto
Los que han llegado a ser hijos de Dios y han sido hallados dignos de renacer de lo alto por el Espíritu Santo y poseen en sí a Cristo, que los ilumina y los crea de nuevo, son guiados por el Espíritu de varias y diversas maneras, y sus corazones son conducidos de manera invisible y suave por la acción de la gracia.
A veces, lloran y se lamentan por el género humano y ruegan por él con lágrimas y llanto, encendidos de amor espiritual hacia el mismo.
Otras veces, el Espíritu Santo los inflama con una alegría y un amor tan grandes que, si pudieran, abrazarían en su corazón a todos los hombres, sin distinción de buenos o malos.
Otras veces, experimentan un sentimiento de humildad que los hace rebajarse por debajo de todos los demás hombres, teniéndose a sí mismos por los más abyectos y despreciables.
Otras veces, el Espíritu les comunica un gozo inefable. Otras veces, son como un hombre valeroso que, equipado con toda la armadura regia y lanzándose al combate, pelea con valentía contra sus enemigos y los vence. Así también el hombre espiritual, tomando las armas celestiales del Espíritu, arremete contra el enemigo y lo somete bajo sus pies.
Otras veces, el alma descansa en un gran silencio, tranquilidad y paz, gozando de un excelente optimismo y bienestar espiritual y de un sosiego inefable.
Otras veces, el Espíritu le otorga una inteligencia, una sabiduría y un conocimiento inefables, superiores a todo lo que pueda hablarse o expresarse. [...]

De este modo, el alma es conducida por la gracia a través de varios y diversos estados, según la voluntad de Dios que así la favorece, ejercitándola de diversas maneras [...]. Pidamos también nosotros a Dios, y pidámoslo con gran amor y esperanza, que nos conceda la gracia celestial del don del Espíritu.
Pintura de Greg Olsen.

sábado, 1 de febrero de 2014

DE UN MONJE BENEDICTINO IRLANDES

Foto: Te basta estar conmigo.
Es todo cuanto te pido.
No pretendo subidos pensamientos,
ni desbordes emocionales,
ni que armes frases bonitas.
Sólo te pido que permanezcas conmigo.

Necesito tu compañía ahora mismo,
tanto como necesité la compañía
de Pedro, Santiago y Juan
en Getsemaní.
Ellos se durmieron, es cierto, pero Yo los sabía allí,
y su sola presencia
era consuelo para mi agonizante Corazón.

Temes las distracciones, la divagación,
y los pensamientos zonzos;
estos no me ofenden,
pues no son más que moscas
zumbando en el fondo.
Yo estoy atraído por tu presencia ante Mí.
¿Te perturba que diga semejante cosa?
Es que estoy absorto por ti:
mis ojos reposan sobre ti; mi corazón es todo tuyo;
te estoy escuchando atentísimo;
y todo mi foco está concentrado en ti,
cuando vienes a buscarme.
Créeme que Yo estoy completamente fascinado por ti,
y pronto estarás tú completamente fascinado por Mí.

Te hablo aquí usando palabras humanas,
empleando el idioma de la amistad, del afecto, del amor.
Estoy presente aquí 
con toda la sensibilidad y ternura de mi condición humana.
Estoy aquí ofreciéndote mi amistad,
dispuesto a pasar tanto tiempo contigo
cuanto tú estés dispuesto a pasar conmigo.

Te quiero cerca:
tan cerca como Juan lo estaba cuando, en mi última Cena,
apoyó su cabeza sobre mi pecho.
Una plegaria como ésta no puede ser calculada o medida
en términos de minutos y horas.
Es lo que es y es así en tanto permanezcas en mi presencia.

Aun cuando el tiempo de tu adoración haya terminado, 
Yo permaneceré contigo.
Estoy en ti, todo atento a ti, todo amante,
listo en cada instante para entrar en conversación contigo,
para fortalecerte ante la tentación,
para confortarte en tus penas,
para ser una luz en tus tinieblas.

Requiere tan sólo un poco de fe
darse cuenta que uno nunca está solo,
y percibir mi presencia,
mi disponibilidad a comunicarte a Mí mismo sin palabras,
por una infusión de mi gracia.

Aprovecha lo que te estoy diciendo ahora
para confortar a otros que luchan en su plegaria, 
a los que consideran difícil y ardua la oración, 
y cosa excepcional en la vida de la gente común.
Puesto que para el hombre que busca mi Rostro 
y desea descansar sobre mi pecho,
Yo hago de la oración algo muy simple:
silente, apacible, purificante, y divinamente provechoso.

Un monje benedictino irlandés
 
Te basta estar conmigo.
Es todo cuanto te pido.
No pretendo subidos pensamientos,
ni desbordes emocionales,
ni que armes frases bonitas.
Sólo te pido que permanezcas conmigo.


Necesito tu compañía ahora mismo,
tanto como necesité la compañía
de Pedro, Santiago y Juan
en Getsemaní.
Ellos se durmieron, es cierto, pero Yo los sabía allí,
y su sola presencia
era consuelo para mi agonizante Corazón.

Temes las distracciones, la divagación,
y los pensamientos zonzos;
estos no me ofenden,
pues no son más que moscas
zumbando en el fondo.
Yo estoy atraído por tu presencia ante Mí.
¿Te perturba que diga semejante cosa?
Es que estoy absorto por ti:
mis ojos reposan sobre ti; mi corazón es todo tuyo;
te estoy escuchando atentísimo;
y todo mi foco está concentrado en ti,
cuando vienes a buscarme.
Créeme que Yo estoy completamente fascinado por ti,
y pronto estarás tú completamente fascinado por Mí.

Te hablo aquí usando palabras humanas,
empleando el idioma de la amistad, del afecto, del amor.
Estoy presente aquí
con toda la sensibilidad y ternura de mi condición humana.
Estoy aquí ofreciéndote mi amistad,
dispuesto a pasar tanto tiempo contigo
cuanto tú estés dispuesto a pasar conmigo.

Te quiero cerca:
tan cerca como Juan lo estaba cuando, en mi última Cena,
apoyó su cabeza sobre mi pecho.
Una plegaria como ésta no puede ser calculada o medida
en términos de minutos y horas.
Es lo que es y es así en tanto permanezcas en mi presencia.

Aun cuando el tiempo de tu adoración haya terminado,
Yo permaneceré contigo.
Estoy en ti, todo atento a ti, todo amante,
listo en cada instante para entrar en conversación contigo,
para fortalecerte ante la tentación,
para confortarte en tus penas,
para ser una luz en tus tinieblas.

Requiere tan sólo un poco de fe
darse cuenta que uno nunca está solo,
y percibir mi presencia,
mi disponibilidad a comunicarte a Mí mismo sin palabras,
por una infusión de mi gracia.

Aprovecha lo que te estoy diciendo ahora
para confortar a otros que luchan en su plegaria,
a los que consideran difícil y ardua la oración,
y cosa excepcional en la vida de la gente común.
Puesto que para el hombre que busca mi Rostro
y desea descansar sobre mi pecho,
Yo hago de la oración algo muy simple:
silente, apacible, purificante, y divinamente provechoso.

HOLA QUERIDOS AMIGOS

Como ustedes saben aquí en el hemisferio sur, es Verano y por lo tanto época de vacaciones. Por lo tanto les pido mil disculpas por haberme tardado en publicar.

No obstante están las entradas antiguas con muchísimo material para la reflexión, así como los distintos enlaces que ofrece este blog.

Muchísimas gracias por vuestra comprensión y seguimiento.

martes, 14 de enero de 2014

¿QUE ESTA CONSUMIENDO TU ALEGRIA?



¿Estás list@ para rendirte?

En la primera lectura de hoy, continuamos con la historia de la pobre Ana. Su alegría había sido consumida por años de aridez. Ahora lo somete todo a Dios, aún aquello que más anhela - un hijo - prometiéndole retornárselo a Dios si le ayuda a concebir. En esa entrega total, sus oraciones son finalmente escuchadas.

Qué triste que se haya permitido estar en esa confusión por tantos años, sintiéndose inferior por su esterilidad, en lugar de elegir confiar en Dios.

¿Le dio Dios al hijo porque se desesperó tanto que entró en una negociación con Él en el templo? ¿Le hizo esperar hasta que abandonó todo en Sus manos? Por supuesto que no. Él no quería que se sintiera desesperada ni que llegara al punto de la agonía que vemos en esta historia. El hijo que le dio había sido parte de Su plan aún antes que Ana misma hubiera nacido: El hijo que Él le dio era Samuel, quien sería uno de los sacerdotes más grande y santo de Israel, quien ungiría al primer rey (Saúl) y luego buscaría y ungiría a David para reemplazar a Saúl, cuando este último se tornara perjudicial para Israel.

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús saca un espíritu dañino de un hombre. ¿Qué espíritus dañinos te están afectando? ¿Qué está consumiendo tu alegría? ¿Quién está haciéndote sentir inferior? ¿En qué estás confiando que es peligroso para tu fe en Dios? ¿Qué está deteniéndote para que te rindas totalmente a Sus planes y encuentres tu alegría en Él? 
 
Aún la religiosidad puede ser perjudicial. Eso podría sonar irreverente, pero - ¿realizamos ritos y acciones religiosas porque esperamos que esto soborne a Dios para que conteste nuestras oraciones? ¿O, tal vez, porque esto nos hace parecer buenos ante los demás? Al contrario, deberíamos estar tan enamorados de Dios que los ritos y las buenas acciones fueran expresiones de nuestra devoción, y nuestra propia estima no viniera de lo que otros opinaran sino del tremendo amor de Dios por nosotros.

¿Tienes entusiasmo o haces lo mínimo? ¿Saltas ansiosamente ante nuevas oportunidades de crecer espiritualmente o, simplemente, descansas en lo que ya estás haciendo? Lleva mucho trabajo y determinación madurar espiritualmente lo suficiente para someter todo a Dios.

¿Estás esperando que Dios te diga lo que tienes que hacer, o tal vez, darte lo que estás esperando, simplemente porque has negociado con Él? Por el contrario, deberíamos estar moviéndonos hacia adelante, tomando iniciativas y caminando hacia el siguiente escalón hacia la concreción de nuestros sueños y deseos santos, confiando en que Dios guiará nuestros pies y nos preservará de alejarnos por otros caminos.

Dios no espera que nos desesperemos o que negociemos con Él. Hay un plan en marcha. Él ya está haciendo lo que debe hacerse. Cuando estamos tristes, es tiempo de someter a Él todo lo que hemos pedido en oración como si verdaderamente confiáramos en que Él hará lo que sea mejor. Pero, ten cuidado: esto también podría ser una herramienta de negociación que estamos usando para estar en control, o completa confianza en Su control divino.

¿Estás listo para rendirte?
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la Primera Semana del Tiempo Ordinario
Enero 14, 2014