Reflexiones del Budismo y el Cristianismo acerca del espinoso tema del SUFRIMIENTO y su liberación a través del DESAPEGO. Nos explicarán ambas tradiciones religiosas cuál es el camino para llegar al tan anhelado desapego: no será otro que el CAMINO DEL SILENCIO Y LA QUIETUD INTERIOR. Del libro "Caminando Juntos" de Brian Pierce.
El sufrimiento es fundamentalmente el resultado de los apegos y deseos compulsivos por lo tanto, el camino para salir de él será a través de la elección de un camino de DESAPEGO, basado en la honestidad y la disciplina, los cuales conducen hacia el camino de la LIBERTAD.
Sólo a través de la cruda honestidad de vivir "UN DIA A LA VEZ" se comenzará a "mirar profundamente" y embarcarse en el camino hacia la liberación de todo sufrimiento. Si intentamos escapar del sufrimiento, no tendremos oportunidad de descubrir qué camino deberíamos seguir para salir de él. Entonces nuestra práctica deberá abrazar el sufrimiento y mirar profundamente su naturaleza, de esa forma descubriremos cuál es la causa o qué ha creado dicho sufrimiento. Si vemos esto, sabremos cómo parar, cómo cortar la fuente que alimenta el sufrimiento; sólo así tendrá lugar la sanación.
También la práctica de una vida honesta y amorosa nos libera a nosotros y a otros del sufrimiento. La espiritualidad no es primariamente seguir determinadas reglas, sino vivir una vida que genere felicidad y bienestar para uno mismo y para los demás.
Su Santidad el Dalai Lama, comentando el Sermón de la Montaña de Jesús en un seminario interreligioso llevado a cabo en Londres en 1994, lleva la discusión a otro nivel y dice: "Existen ciertos tipos de sufrimientos que se pueden solucionar y vencer. Una vez que somos conscientes de ello, deberíamos buscar su solución y los medios para vencer el sufrimiento. Pero hay otros tipos de sufrimientos que son inevitables e insuperables. En dichos casos, es importante desarrollar un estado mental que nos permita manejar este sufrimiento de una manera realista... Dicha actitud te protegerá, no necesariamente de la realidad física del sufrimiento, sino de la carga psicológica agregada e innecesaria de luchar contra ese sufrimiento".
El desarrollo de ese "estado mental" saludable y santo, al que se refiere el Dalai Lama es el fruto de la práctica espiritual.
El poder responder a la pregunta "¿qué clase de sufrimiento estoy combatiendo?, es ya haber ganado la mitad de la batalla. Los guías espirituales deberían ayudar a discernir qué clase de sufrimiento enfrentan las personas y así poder brindar las opciones disponibles.
Ante un acontecimiento inevitable como estar preso, una persona peleó y luchó en contra de esta realidad consiguiendo solamente hacer más grande su dolor ya que su situación externa, su sufrimiento externo, era inevitable. Continuar luchando era como abrir una herida infectada una y otra vez. Lo que realmente ansiaba era la sanación de su herida. Para que esto ocurriera, necesitaba pasar por el proceso de morir y abandonarse, abandonar el enojo de los sueños perdidos, desapegarse del ego y el deseo de controlar su destino. Llegó así a un estado de profunda paz y tranquilidad pasando de un oscuro túnel a una clara luz interior.
El Maestro Eckhart nos invita a "superar el sufrimiento" diciendo: "En Dios no hay ni tristeza, ni sufrimiento, ni infortunio. Si te quieres ver libre de todo infortunio y pena, recurre y dirígete solamente a El con completa integridad". Para Eckhart, los pasos que conducen a la liberación son posibles solamente si uno es fiel a la práctica de la presencia de Dios, es decir, viviendo concientemente el hecho de que, en ESTE MOMENTO y en ESTE LUGAR (Conciencia Plena), yo estoy en DIOS. Para Eckhart el sufrimiento, cuando es tomado en Dios, es sufrimiento perfecto, porque surge del amor puro por la bondad y el gozo de Dios. Una vez que me arraigo firmemente en esta práctica, enseña Eckhart, ningún sufrimiento puede alcanzar esa parte de mi ser en donde Dios y yo somos uno.
Eckhart nos invita a viajar a las profundidades de nuestro interior, en donde somos uno con Dios. No propicia, sin embargo, de ninguna manera una vida construída sobre la búsqueda de un refugio interior falso que nos distancie del sufrimiento. Para Eckhart, el llamado a hundirnos enteramente en Dios en el fondo interior del alma, es su forma particular de invitar a sus discípulos a enfrentar las tragedias de la vida con la cabeza alta, fundados en Dios, con un estado mental despierto en Dios.
Tanto para Eckhart como para la tradición budista, el sufrimiento no proviene del mundo material per se sino de un apego espiritualmente insano a ese mundo. Eckhart define al desapego como "nada más que una mente que permanece inmóvil ante los accidentes de gozo o tristeza, honor, vergüenza o desgracia, al igual que una montaña de plomo que permanece inmóvil ante una ráfaga de viento". El desapego es el camino que lleva a la libertad.
La persona verdaderamente perfecta debería tener el hábito de estar muerta a su y0, tan verdaderamente perdida en Dios a su manera y tan transformada en la voluntad de Dios, que su completa bienaventuranza sea desconocerse a sí misma y a todas las cosas, conociendo sólo a Dios. Es una invitación a morir al tiránico control de la mente egocéntrica para despertar inmersos en "la mente de Cristo" (1 Cor 2, 16).
Existen pocas áreas en donde los apegos son tan sutiles y decepcionantes, como los del área de la religión y la espiritualidad. ¡Es tan fácil ser muy "espiritual" siempre y cuando sea en mis propios términos! ¡Podemos escribir hermosos tratados sobre el desapego y sobre Dios, para luego apegarnos a lo que hemos escrito! Desapegarnos significa desprendernos de nuestras nociones sobre Dios para que experimentemos directamente al Dios viviente, que está más allá de todas nuestras categorías y de nuestras fantasías más desenfrenadas.
Sólo si morimos a nuestro egocentrismo, descubriremos el camino que nos conducirá al amor auténtico. Dice Eckhart: "El amor debe ser tan puro, tan desnudo, tan desapegado, que no tenga inclinaciones, ni hacia mí ni hacia mis amigos ni hacia nada que no sea hacia Sí mismo". En otras palabras, el amor desapegado significa amar por el amor mismo, porque amar es una cosa noble y buena, y no requiere ninguna suerte de pago en devolución por ello.
Esto que nos propone el Maestro Dominico Eckhart, este abandonar el amor autoservido-predeterminado, demanda toda una vida de práctica. Así como el agua de una vertiente fría de montaña fluye contínuamente sobre las rocas y los cantos rodados a su paso, y los suaviza lentamente con el correr de los años, así es también el proceso de desapego.
A veces lo que llamamos amor es un apego disfrazado. Cuando es así, el sufrimiento se incrementa. Pero si el sufrimiento se convierte en nuestro maestro, y podemos observarlo profundamente, comenzaremos a vislumbrar el camino que nos conduce más allá de él.
Eckhart sin embargo nos aclara que el sufrimiento no proviene de disfrutar "las cosas exteriores" sino de la "importancia que le doy a la pérdida de esas cosas exteriores". Es el deseo de "lo que ojalá pudiera tener" lo que causa el sufrimiento. Otra forma de decirlo, es que nuestra tranquilidad interior y nuestra paz se ven comprometidas no por las cosas del mundo en sí mismas, sino por la forma en que nos aferramos a ellas.
Existen algunas personas, dice Eckhart que se pierden en apegos exteriores y jamás pueden "regresar a casa" entrando así en un círculo vicioso de un sufrimiento sofocante, particularmente cuando la persona insiste en no tener ningún problema. Este sufrimiento sin fin (samsara para los budistas) es lo que Eckhart describe como vivir mentalmente obsesionados con nuestras pérdidas y nuestros sufrimientos, observando día y noche al vacío sin forma, permitiéndoles que nos consuman con padecimientos emocionales aún mayores. Para Eckhart esta clase de sufrimiento en espiral debe ser enfrentado inmediatamente, si pretendemos salir de este abismo destructivo.
Una forma de reconocer que una persona ha quedado atrapada en esta espiral de sufrimiento sin fin, es la imposbilidad que tiene de vivir el momento presente. Todo se convierte para esta persona, en una obsesión con el pasado o un miedo pánico al futuro. Una forma de ayudarla entonces, sería por medio de acciones simples, que la ubiquen en el momento presente: una caminata por el parque, la risa de un niño, la visita de un amigo, un masaje terapéutico, cualquier cosa que la ayude a soltar la mente obsesiva y sentir el cuerpo nuevamente ubicado.
Hay una forma de liberarnos del círculo sin fin del samsara: la libertad está disponible aquí y ahora, en este momento. Todo lo que tenemos que hacer es acceder a ser "elevados por sobre todas las cosas" y conectados con la Ultima Realidad, en el Reino de Dios.
Se trata de desapegar la mente que se encuentra manejada por el EGO.
Para Eckhart, la práctica del silencio interior nos ayuda a aprender el arte del desapego, un silencio que limpie la mente y el corazón de toda confusión, y que prepare el camino para que dios nos hable en el templo del alma. El apego, el gran obstáculo para la libertad espiritual y la causa de mucha tristeza y sufrimiento es como un sonido interno que nubla la claridad de nuestra mente. Este apego bloquea el camino al verdadero conocimiento. Nace de la necesidad de alcanzar seguridad espiritual. El fundamentalismo religioso no es nada más que apego disfrazado con ropaje sagrado.
Necesitar decir muchas palabras es evitar enfrentarnos al "aterrador" silencio del VERDADERO ENCUENTRO ESPIRITUAL. Cuando se multiplica esta clase de ruido interno puede alcanzar el nivel de una obsesión mental destructiva, mencionada más arriba. Sabemos que practicar la QUIETUD MENTAL no es tarea fácil. El tumulto de los pensamientos internos, crea discordia y puede parecernos por momentos, un verdadero monstruo. El silencio interno y el aquietamiento de la mente son disciplinas espirituales necesarias. Como hemos dicho, desapegarse es un tanto difícil al principio. La transformación lleva tiempo. Eckhart nos seguirá advirtiendo: "Si no practicamos el silencio contemplativo, no habrá nacimiento de la Palabra de Dios en nuestro interior. Uno puede pronunciar muchas palabras espirituales, leer muchas lecturas bíblicas diariamente en voz alta , sin haber experimentado UN VERDADERO ENCUENTRO con LA PALABRA que nos TRANSFORMA desde el INTERIOR.
Sepamos discernir, no obstante, que el desapego no es elegir a Dios por sobre o en contra del febril y ruidoso mundo, eso es DUALISMO. Lo que Eckhart señala y enseña, es que primero es esta situación y luego la otra. En otras palabras, es una cuestión de prioridades. Una persona debe estar dispuesta a no poner su fe en los dioses del dinero, el poder, el prestigio de las relaciones, el apellido, el placer espiritual y cosas por el estilo, para solucionar los dolores y achaques de su vida. Debe poder sumergirse en el DESNUDO Y SILENCIOSO FONDO DE DIOS EN SU INTERIOR. Si nos mantenemos arraigados allí, dice Eckhart, en el interior, lugar-de-Dios, encontraremos el camino que nos conduce más allá del sufrimiento, hacia la LIBERTAD. El camino a la LIBERTAD, al igual que el reino, ESTA EN NUESTRO INTERIOR.
El silencio interior fruto del abandono de nuestro bullicio interior y de nuestra mente fragmentada, nos ayuda a saber en qué momento hemos extraviado el camino.
Al escuchar en el silencio del corazón, somos arrastrados hacia el interior; nos hundimos en el Fondo de Dios en donde estamos LIBRES de todo APEGO y de todo DESEO descarnado. Este escuchar silencioso es el primer paso en nuestro camino de vuelta a casa.
Para el Maestro Budista Thay, otro paso para abandonar el apego es RESPIRAR CONCIENTEMENTE para prevenir la dispersión. La respiración y el silencio funcionan juntos; ambos sirven de puentes que nos traen de vuelta a casa.
EL DESAPEGO FINALMENTE ES LA LLAVE A LA LIBERTAD Y AL GOZO.
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