Espíritu Santo, Alma de mi alma, desde hoy quiero invocarte más
frecuentemente, y especialmente antes de comenzar alguna acción importante. Y
quiero hacerlo por medio de la oración que le enseñara María Santísima al Padre
Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano: “Ven Espíritu Santo, ven por medio de
la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, tu amadísima
Esposa”.
Y quiero que cada vez que recite con amor esta invocación, Tú,
Espíritu divino, vueles del Cielo a mi corazón, pues no resistes a nuestros
llamados cuando te llamamos por medio del Inmaculado Corazón de María, tu Esposa
indisoluble.
Ayúdame, Espíritu divino, a formar mi corazón de acuerdo al Corazón
de María, para que Tú vengas con más gusto a él, y me colmes con tus siete
sagrados dones, para que yo pueda dar testimonio de Dios entre los hombres y así
colaborar a la extensión del Reino de Dios en el mundo, y sobre todo, que el
Reino de Dios se instale y crezca en mi corazón y en mi
familia.
¡Bendito Espíritu de Amor!, ten compasión de mí que soy indigno de
recibirte, pero ten en cuenta que te invoco por medio de María, a la cual no
sabes negarle absolutamente nada, ya que es tu Esposa amada, a la cual nunca has
repudiado.
Ayúdame para que María more en mi corazón y que yo me consagre a
Ella, para tenerte a Ti en plenitud y así ya ser feliz desde este mundo, pues
quien te tiene a Ti, Espíritu Santo, lo tiene todo, porque eres la Gema del
Paraíso.
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