El Proslogion (en latín, Proslogio) es una
obra del filósofo medieval Anselmo de Canterbury redactada entre 1077 y
1078 a manera de una meditación u oración dirigida a Dios. Su
importancia radica en que en ella se expone el llamado argumento
ontológico sobre la existencia de Dios.
CAPÍTULO 1
¡Oh hombre, lleno de miseria y
debilidad!, sal un momento de tus ocupaciones habituales; ensimísmate un
instante en tí mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos; arroja lejos de tí
las preocupaciones agobiadoras, aparta de tí tus trabajosas inquietudes. Busca,
a Dios un momento, sí, descansa siquiera un momento en su seno. Entra en el
santuario de tu alma, apártate de todo, excepto de Dios y lo que puede ayudarte
a alcanzarle; búscale en el silencio de tu soledad. ¡Oh corazón mío! , dí con
todas tus fuerzas, dí a Dios: "Busco tu rostro, busco tu rostro, ¡oh Señor! Y
ahora, ¡oh Señor, Dios mío! ... Señor, vuelve tus ojos hacia nosotros, escúchanos, ilumínanos,
muéstrate a nosotros... Tú nos invitas, ayúdanos. Señor, yo te suplico que la
desesperación no reemplace a mis gemidos; que la esperanza me permita respirar. Endulza la pena de mi corazón Señor con tus consuelos. Señor, empujado por la
necesidad, he comenzado a buscarte; no permitas, te lo suplico, que yo me
retire sin quedar saciado. Me he acercado para apaciguar mi hambre; que no
tenga que volverme sin haberla satisfecho. Pobre como soy, imploro tu riqueza y tu misericordia... Que me
sea permitido volver los ojos hacia tu luz desde lejos o del fondo de mi
abismo. Enséñame a buscarte, muéstrate al que te busca, porque no puedo
buscarte si no me enseñas el camino. No puedo encontrarte si no te haces
presente. Yo te buscaré deseándote, te desearé buscándote, te encontraré
amándote, te amaré encontrándote".
Exhortación a la contemplación de
Dios
Qué hermoso..el eterno anhelo de Dios, porque de Él venimos. Somos desde Él y para Él y así somos transformados con su fuerza salvadora. Gracias por el texto! Patricia Di Marzio
ResponderEliminarBeso grande Patricia. Así es. En la oración de silencio somos transfigurados a su imagen. Sólo tenemos que prestarle nuestro tiempo, nuestro silencio y nuestra quietud. El hará el resto.
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