La Oración Centrante
Gracias a la comunicación de Carlos Francisco Ruiz (Cuba)
El P. Thomas Keating ha sabido combinar la estricta vida del claustro
silencioso y solitario con el convulso mundo de hoy, para transmitir la
sabia dimensión contemplativa del evangelio.
Un monje en medio del mundo
El misticismo y el terrorismo parecen representar los polos opuestos
entre los que se debate la compleja vida del hombre actual. Entre ambos
extremos, se extiende una amplísima gama de actitudes, experiencias,
emociones y, sobre todo, opciones espirituales y morales. En la
siguiente conversación, el P. Thomas Keating, una de las principales
figuras del misticismo contemporáneo, bosqueja un camino seguro entre
tantas incógnitas.
El Padre Keating, monje cisterciense,es reconocido internacionalmente
por su colosal obra de poner al alcance de religiosos y laicos de hoy,
la rica y antiquísima tradición contemplativa cristiana. El monje ideó
un método de oración que colmó el hambre espiritual profunda que palpita
en muchos seres humano de nuestros días. Así nacieron la Oración
Centrante y la red Dimensión Contemplativa (Contemplative Outreach), que
él preside. Esta organización, que comenzó en un lejano monasterio en
Spencer, Massachusetts, hoy se extiende por todo el mundo.
El monje es autor, entre otros libros, de Mente abierta, corazón abierto; El misterio de Cristo, Intimidad con Dios, obras imprescindibles para toda persona que busque una experiencia más profunda de su fe, y una disciplina centrante que la conduzca a la contemplación.
El monje es autor, entre otros libros, de Mente abierta, corazón abierto; El misterio de Cristo, Intimidad con Dios, obras imprescindibles para toda persona que busque una experiencia más profunda de su fe, y una disciplina centrante que la conduzca a la contemplación.
El Padre Keating reside en el monasterio San Benito, en Snowmass,
Colorado. Pero como el gran Thomas Merton, también cisterciense y sin
duda el místico más grande del siglo XX, el P. Keating ha sabido
combinar la estricta vida del claustro silencioso y solitario con el
convulso mundo de hoy, para transmitir la sabia dimensión contemplativa
del Evangelio. También como Merton en la década de 1960, él es hoy uno
de los mayores promotores del diálogo interreligioso, del desarme y de
la paz en el mundo.
Esta entrevista fue realizada en el Seminario St. JohnVianney,
durante una reciente visita que Keating hizo a Miami para ofrecer un
retiro a sacerdotes y una charla en la parroquia St. John Newman.
En los últimos mensajes grabados por Osama bin Laden, éste
llama a librar una “guerra santa”, o jihad, para poner fin a las
religiones cristiana y judía.
¿Cómo percibe usted este fanatismo que se ha apoderado de parte del mundo islámico y, de ciertas denominaciones cristianas?
Es difícil resumir la respuesta en unas cuantas palabras. Pero he aquí algunas reflexiones. Cualquier actitud que consista en instigar una guerra santa, en el sentido de una guerra física, es un acto antirreligioso, no importa en nombre de qué religión se realice. Por lo tanto, el Islam también tiene un problema con Osama bin Laden, debido a la visión que éste tiene del Islam, visión que implicaría el fin de esta religión. El peligro de una guerra cultural es muy real entre el Islam y Occidente, un Occidente identificado con el cristianismo, lo cual, por supuesto, es incorrecto.
Es difícil resumir la respuesta en unas cuantas palabras. Pero he aquí algunas reflexiones. Cualquier actitud que consista en instigar una guerra santa, en el sentido de una guerra física, es un acto antirreligioso, no importa en nombre de qué religión se realice. Por lo tanto, el Islam también tiene un problema con Osama bin Laden, debido a la visión que éste tiene del Islam, visión que implicaría el fin de esta religión. El peligro de una guerra cultural es muy real entre el Islam y Occidente, un Occidente identificado con el cristianismo, lo cual, por supuesto, es incorrecto.
Occidente no es en estos momentos una civilización cristiana.
Conserva ciertos residuos de civilización cristiana. Pero resulta
esencial para los verdaderos musulmanes hacer todo lo que esté en sus
manos para evitar la guerra en apoyo de su causa y establecer un diálogo
no sólo con Occidente, sino con las otras grandes religiones del mundo.
Las religiones deben reconocer la violencia que hay en su pasado y rechazarla. Difícilmente podemos esperar que las naciones del mundo hagan algún esfuerzo por alcanzar la paz, si las religiones del mundo que promueven la paz –al menos supuestamente, o de palabra– no la buscan seriamente, y al precio que sea necesario. El Islam, sin embargo, no está muy interesado en la discusión política, porque ellos no creen en la separación entre la Iglesia y el Estado, tal como este concepto se ha desarrollado en el resto del mundo. Ellos deben crear órganos para el estudio del Corán y de sus tradiciones originales.
Las religiones deben reconocer la violencia que hay en su pasado y rechazarla. Difícilmente podemos esperar que las naciones del mundo hagan algún esfuerzo por alcanzar la paz, si las religiones del mundo que promueven la paz –al menos supuestamente, o de palabra– no la buscan seriamente, y al precio que sea necesario. El Islam, sin embargo, no está muy interesado en la discusión política, porque ellos no creen en la separación entre la Iglesia y el Estado, tal como este concepto se ha desarrollado en el resto del mundo. Ellos deben crear órganos para el estudio del Corán y de sus tradiciones originales.
¿Se ha contemplado la idea de estudiar el Corán como se hace con la exégesis bíblica?
Eso es urgente. Los líderes del Islam deben encontrar la manera de
diferenciarse de algún modo de los terroristas y los fundamentalistas,
que han malinterpretado el Corán, y que están aplicando rígidas
interpretaciones literales a un libro que nunca ha sido estudiado desde
un punto de vista crítico, como lo ha sido la Biblia. Y éste es el
momento de hacerlo, para separar lo que se ha añadido a la tradición del
Corán del mensaje esencial de su gran profeta, Mahoma. El Islam es una
de las grandes religiones mundiales, y tiene mucho que aportar en el
campo espiritual y cultural.
Como el cristianismo, el Islam tiene grandes místicos. ¿Cómo define usted a un místico, sea sufí o católico?
El Islam tiene una sobresaliente tradición mística. Rumi es uno de
los poetas más populares en estos momentos. Hay órdenes sufíes en el
mundo y la mayor parte de ellas está representada en los Estados Unidos.
Y son muy semejantes, en muchos de sus pronunciamientos y experiencias,
a la mística cristiana o al budismo.
En cuanto a la definición de misticismo es una forma de contemplación. Las religiones orientales emplean la palabra “meditación” en lugar de “contemplación”. Es preciso entender esa distinción.
En cuanto a la definición de misticismo es una forma de contemplación. Las religiones orientales emplean la palabra “meditación” en lugar de “contemplación”. Es preciso entender esa distinción.
¿Qué es la contemplación?
La contemplación es la experiencia de la presencia de Dios o de la
afluencia de la Gracia, en un sentido distinto a pensar en Él, o a tener
sentimientos hacia Él.
Es experimentar a Dios.
Sí, en cierto grado, pero no como Dios es realmente, porque esto es algo que está reservado para la vida futura. Pero es un gustar el sabor del misterio último al que llamamos Dios en la tradición religiosa judeocristiana, y recibe otros nombres en otras religiones. Pero hay un solo Dios.
Es experimentar a Dios.
Sí, en cierto grado, pero no como Dios es realmente, porque esto es algo que está reservado para la vida futura. Pero es un gustar el sabor del misterio último al que llamamos Dios en la tradición religiosa judeocristiana, y recibe otros nombres en otras religiones. Pero hay un solo Dios.
¿Cómo se puede ser místico y vivir y trabajar en medio del mundo y de sus luchas?
La respuesta a esta pregunta es la misma razón de ser de la Oración
Centrante. Es necesaria una disciplina práctica para la vida cotidiana,
que permita relacionarse con Dios en un nivel más profundo que el del
pensamiento, o incluso del sentimiento. Me refiero al nivel de la fe, la
esperanza y la caridad en el sentido de amor desinteresado.
La Oración Centrante consiste en un período durante el cual nos apartamos del ruido tumultuoso del momento presente, del medio ambiente, de nuestro propio ruido interior, de nuestros comentarios internos sobre lo que está sucediendo, y de nuestras reacciones emocionales ante ello, y entramos en lo que Jesús llama, en Mateo 6: 6, “orar en secreto”.
La Oración Centrante consiste en un período durante el cual nos apartamos del ruido tumultuoso del momento presente, del medio ambiente, de nuestro propio ruido interior, de nuestros comentarios internos sobre lo que está sucediendo, y de nuestras reacciones emocionales ante ello, y entramos en lo que Jesús llama, en Mateo 6: 6, “orar en secreto”.
¿Qué es, en sí, la oración centrante?
La oración contemplativa es una apertura de la mente y del corazón,
de todo nuestro ser a Dios, el Misterio Último, más allá de
pensamientos, palabras y emociones. Es un proceso de purificación
interior que lleva, si consentimos, a la unión divina.
Es un tipo de oración que existe desde los primeros tiempos del
cristianismo. Es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la
oración contemplativa al preparar nuestras facultades de forma que
cooperen con este inmenso regalo de Dios. Es la frecuentación de este
espacio dentro de nosotros, el cultivo de este nivel espiritual de
nuestro ser, lo que nos abre a la sanación, a la “terapia divina”, por
así decirlo.
La redención es la sanación de nuestra naturaleza en sus mismas raíces de pecado, y la sanación de las heridas emocionales de nuestra vida, de lo que San Pablo llama el “hombre viejo”, o de lo que la sicología gusta de llamar ir “del falso yo” al verdadero yo”.
La redención es la sanación de nuestra naturaleza en sus mismas raíces de pecado, y la sanación de las heridas emocionales de nuestra vida, de lo que San Pablo llama el “hombre viejo”, o de lo que la sicología gusta de llamar ir “del falso yo” al verdadero yo”.
¿En que consiste la disciplina?
Se trata de una práctica regular que nutre y fortalece esta profunda relación con Dios, que es fuente de paz en toda circunstancia, incluyendo las más desastrosas. La razón es que en la oración centrante uno encuentra a Dios como un Dios de infinita misericordia. Y esto es lo que nos capacita para mostrar misericordia hacia todas las demás personas, y para experimentar nuestra unidad con toda la humanidad, y nuestra responsabilidad por los sufrimientos de los demás en el pasado, en el presente y en el futuro.
Se trata de una práctica regular que nutre y fortalece esta profunda relación con Dios, que es fuente de paz en toda circunstancia, incluyendo las más desastrosas. La razón es que en la oración centrante uno encuentra a Dios como un Dios de infinita misericordia. Y esto es lo que nos capacita para mostrar misericordia hacia todas las demás personas, y para experimentar nuestra unidad con toda la humanidad, y nuestra responsabilidad por los sufrimientos de los demás en el pasado, en el presente y en el futuro.
¿Con qué regularidad debería efectuarse esa disciplina?
Se recomienda que se practique por 20 minutos, dos veces al día, con el fin de adentrarnos en el recinto del silencio. Esto crea un solaz y un reposo interior.
Se recomienda que se practique por 20 minutos, dos veces al día, con el fin de adentrarnos en el recinto del silencio. Esto crea un solaz y un reposo interior.
¿Cuándo llega la contemplación?
Llega secretamente, o a veces abiertamente; eso depende de la gracia
de Dios y del plan que Él tenga para nosotros. Lo primero que Dios hace
en nuestro “cuarto interior” es confirmar nuestra bondad básica como
imagen de Dios, tal como dicen las Escrituras; y entonces, Él empieza a
sanar las heridas emocionales de toda nuestra vida. Los desechos
emocionales no digeridos son evacuados durante el período de oración al
experimentar los pensamientos que habíamos reprimido durante la
infancia, porque nos resultaba doloroso encararlos. Todo lo que se
necesita es volver a sentir el problema y dejarlo pasar sin intentar
deshacerse de él, sino reconociéndolo, y dejar que la experiencia sea
procesada.
¿Diríamos entonces que con la disciplina diaria y la apertura interior a esa presencia divina podríamos llegar a la contemplación donde reside el yo verdadero, uno con Dios?
Sí, pero no permanentemente, porque aún experimentamos las vicisitudes de la vida; pero nuestra actitud hacia esas vicisitudes cambia, y dejan de causar sufrimiento para convertirse en dolor. Y el dolor es algo que uno puede controlar. El sufrimiento es demasiado íntimo para controlarlo, a menos que uno haya llegado a un nivel más profundo de comunicación con Dios, y de que uno sea capaz de reposar incluso en medio de grandes tragedias, desastres o sufrimientos. Usted ha dicho que toda palabra, o pensamiento que tenemos o que expresamos, afecta al mundo entero. ¿Podría explicar esto?
Eso es lo que dicen los físicos. Se trata de energía.
¿Y qué sucede cuando la energía que prima es negativa?
Daña al universo. La acumulación de energía negativa es lo que probablemente conduce a la violencia, a las guerras y al odio.
Padre Keating, ¿qué es la sabiduría para usted?
La sabiduría es saber a través de la experiencia; su cumbre es conocer, saber, convirtiéndonos en el Otro.
¿Diríamos entonces que con la disciplina diaria y la apertura interior a esa presencia divina podríamos llegar a la contemplación donde reside el yo verdadero, uno con Dios?
Sí, pero no permanentemente, porque aún experimentamos las vicisitudes de la vida; pero nuestra actitud hacia esas vicisitudes cambia, y dejan de causar sufrimiento para convertirse en dolor. Y el dolor es algo que uno puede controlar. El sufrimiento es demasiado íntimo para controlarlo, a menos que uno haya llegado a un nivel más profundo de comunicación con Dios, y de que uno sea capaz de reposar incluso en medio de grandes tragedias, desastres o sufrimientos. Usted ha dicho que toda palabra, o pensamiento que tenemos o que expresamos, afecta al mundo entero. ¿Podría explicar esto?
Eso es lo que dicen los físicos. Se trata de energía.
¿Y qué sucede cuando la energía que prima es negativa?
Daña al universo. La acumulación de energía negativa es lo que probablemente conduce a la violencia, a las guerras y al odio.
Padre Keating, ¿qué es la sabiduría para usted?
La sabiduría es saber a través de la experiencia; su cumbre es conocer, saber, convirtiéndonos en el Otro.
El Otro, ¿es Dios?
Significa Dios. No en el sentido literal de ser Dios, sino en el de
participar de la Sabiduría de Dios, que consiste en la visión que Él
tiene de la realidad. Pienso que hemos llegado a un momento en que Dios,
en un acto de infinita misericordia, nos está ayudando a encontrar más
recursos para alcanzar paz y ser capaces de ayudar a la gente a
sobrellevar sus tragedias.
¿Qué lugar tiene el pecado en todo esto?
El pecado personal es optar por nuestro proyecto de felicidad basado en necesidades instintivas, como la seguridad, el poder, el afecto y la estima, y dispuesto a pisotear los derechos y las necesidades de los demás –y hasta nuestro propio bien verdadero– con tal de conseguir lo que queremos, o de escapar de lo que no queremos. De este modo, y a causa de la fragilidad de la condición humana y a la influencia de todo lo que ha sido reprimido en el inconsciente, el grado de responsabilidad o de libertad es mínimo en algunas personas, debido al daño que recibieron en su primera infancia, daño cuyo verdadero alcance sólo Dios puede juzgarlo.
Y el pecado colectivo que vemos, lo integran personas más o menos involucradas en el pecado personal.
Pero sólo Dios puede juzgar… Eso es importante, no debemos de olvidarlo jamás.
Es por eso que no podemos juzgar a los demás, porque no conocemos su historia personal, y el daño que puedan haber recibido en la fase inicial de su vida. Por ejemplo, hay personas que se han visto completamente desprovistas de afecto debido a la ausencia de sus padres, familias rotas por completo.
Y estas personas no son capaces de manifestar sensibilidad, o de llevar vidas sociales normales. No experimentan una reacción emocional ante la violencia contra otros. Si conociéramos su historia, sabríamos por qué.
Usted tiene 80 años, posee una vitalidad increíble, y está profundamente implicado en el diálogo interreligioso. Admirable.
Sí, ando en muchas cosas, que en realidad son una sola. Además del diálogo interreligioso, estoy implicado en el diálogo intermonástico con el budismo, el hinduismo. Sigo el desarrollo de nuevos recursos y evalúo nuevos programas para responder a nuevas necesidades.
Pero el trabajo principal sigue siendo propagar la Oración Centrante, por eso viajo tanto. Espero dar conferencias algún día sobre sanación holística, porque la profesión médica está empezando a reconocer la necesidad de la dimensión espiritual de la oración, una vez más. Los médicos reconocen que la gente puede curarse mediante la meditación y la oración, y no sólo mediante compuestos químicos.
Es la “terapia divina” que todos buscamos.
Sí, terapia divina, porque no es sólo una relación, una amistad con Dios que nos transforma para bien; es una relación médica también. La oración contemplativa es en verdad la sanación del cuerpo, de la mente y del espíritu.
El pecado personal es optar por nuestro proyecto de felicidad basado en necesidades instintivas, como la seguridad, el poder, el afecto y la estima, y dispuesto a pisotear los derechos y las necesidades de los demás –y hasta nuestro propio bien verdadero– con tal de conseguir lo que queremos, o de escapar de lo que no queremos. De este modo, y a causa de la fragilidad de la condición humana y a la influencia de todo lo que ha sido reprimido en el inconsciente, el grado de responsabilidad o de libertad es mínimo en algunas personas, debido al daño que recibieron en su primera infancia, daño cuyo verdadero alcance sólo Dios puede juzgarlo.
Y el pecado colectivo que vemos, lo integran personas más o menos involucradas en el pecado personal.
Pero sólo Dios puede juzgar… Eso es importante, no debemos de olvidarlo jamás.
Es por eso que no podemos juzgar a los demás, porque no conocemos su historia personal, y el daño que puedan haber recibido en la fase inicial de su vida. Por ejemplo, hay personas que se han visto completamente desprovistas de afecto debido a la ausencia de sus padres, familias rotas por completo.
Y estas personas no son capaces de manifestar sensibilidad, o de llevar vidas sociales normales. No experimentan una reacción emocional ante la violencia contra otros. Si conociéramos su historia, sabríamos por qué.
Usted tiene 80 años, posee una vitalidad increíble, y está profundamente implicado en el diálogo interreligioso. Admirable.
Sí, ando en muchas cosas, que en realidad son una sola. Además del diálogo interreligioso, estoy implicado en el diálogo intermonástico con el budismo, el hinduismo. Sigo el desarrollo de nuevos recursos y evalúo nuevos programas para responder a nuevas necesidades.
Pero el trabajo principal sigue siendo propagar la Oración Centrante, por eso viajo tanto. Espero dar conferencias algún día sobre sanación holística, porque la profesión médica está empezando a reconocer la necesidad de la dimensión espiritual de la oración, una vez más. Los médicos reconocen que la gente puede curarse mediante la meditación y la oración, y no sólo mediante compuestos químicos.
Es la “terapia divina” que todos buscamos.
Sí, terapia divina, porque no es sólo una relación, una amistad con Dios que nos transforma para bien; es una relación médica también. La oración contemplativa es en verdad la sanación del cuerpo, de la mente y del espíritu.
(Para iniciarse en la Oración Centrante vaya a oracioncentrante.com, centeringprayer.com
NOTICIAS Y COMUNICACIONES Nº 128
(22 de ENERO de 2016)
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld
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