Cuando sufrimos al
comprobar nuestra pobreza es necesario que ofrezcamos a Dios las obras de los
demás, y ahí está precisamente la ventaja de la comunión de los santos. Taulero
dijo: "Si amo el bien que hay en mi prójimo, tanto como pueda amarle él mismo,
ese bien es tan mío como suyo, y si lo amo más, es más mío que suyo".
Mediante esta comunión puedo enriquecerme con todo el bien que hay en el cielo
y en la tierra, en los ángeles y en todos los que aman a Dios. (Santa Teresa de
Lisieux)
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