Caminar hacia ese “centro del hombre y del mundo” donde reside la
llamada salvadora de Dios, es caminar hacia la soledad en la
solidaridad, hacia el desierto que contiene aguas que saltan hasta la
vida eterna. Es también caminar hacia la libertad.
La
contemplación no llega a la realidad después de un proceso de deducción,
sino por un despertar intuitivo en el que nuestra realidad libre y
personal se hace plenamente consciente de su profundidad existencial, que se abre al misterio de Dios.
Solo quien sabe, o puede, librarse de las ilusiones es capas de
encontrar la contemplación (y no solo aquel que huye de la sociedad y
del ruido).
Hay muchas ilusiones de las que debemos librarnos: ilusiones sobre Dios, sobre nosotros mismos, sobre la gente, sobre las realidades creadas. Pero especialmente es necesario librarse de la ilusión de poder llevar una existencia separada de Dios, de la trascendencia y de la realidad espiritual que envuelve el mundo.
Publicado por Gabriel de Santa Maria
Hay muchas ilusiones de las que debemos librarnos: ilusiones sobre Dios, sobre nosotros mismos, sobre la gente, sobre las realidades creadas. Pero especialmente es necesario librarse de la ilusión de poder llevar una existencia separada de Dios, de la trascendencia y de la realidad espiritual que envuelve el mundo.
Publicado por Gabriel de Santa Maria
No hay comentarios :
Publicar un comentario