jueves, 30 de septiembre de 2010

CAMINO AL CENTRO

Padre John Main.
Básicamente, la meditación es un camino para llegar a nuestro centro, el fundamento de nuestro ser, y permanecer ahí – en quietud, en silencio y en atención. Esencialmente la meditación es una forma de aprender a estar despiertos, totalmente vivos, pero quietos. Es la quietud de la meditación que nos
lleva hacia ese estado de estar despiertos y a ese sentido de estar totalmente vivos, y que nos permite, primero estar en armonía con nosotros mismos, y gradualmente en armonía con toda la creación. La experiencia de la meditación te pone en resonancia con la vida. Pero para poder tener esa resonancia, es necesario estar despiertos en el silencio y en la quietud. Este es un gran reto para la gente de hoy en día, porque la mayoría de nosotros tenemos poca experiencia con el silencio ya que el silencio puede ser terriblemente amenazador para la gente en la cultura transitoria en la que vivimos. Debes acostumbrarte a ese silencio. Esta es la razón por la que el camino de la meditación es un camino para aprender a decir tu palabra interiormente, en tu corazón. El propósito de repetir la palabra es lanzarte al silencio. Entonces, renuncia a todo tipo de ideas materialistas como cuánto tiempo te tomará. Puede ser 20 años. Pero eso no importa. Puede ser 20 minutos. Tampoco importa. Lo único que importa es que vayas en camino a re-establecer contacto con tu centro.

El magnífico descubrimiento que hacemos cuando vamos por este camino hacia nuestro centro, es que el centro está en todos lados, y que la meditación es la manera de insertarnos en nuestro propio centro. Si estamos arraigados en nosotros mismos, podemos entonces encontrar nuestro lugar en el universo y al encontrar el centro del universo, encontramos a Dios.

Lo que encontrarás, si perseveras, es que después de un tiempo de repetir tu palabra encontrarás una cierta paz y relajamiento que te puede llevar a la
tentación de decirte: ´Esto es muy bueno. Quiero seguir experimentando esto y por lo tanto voy a dejar de repetir la palabra – me quedaré solo con la experiencia´. Esta es la ruta rápida hacia el desastre. No meditas para experimentar la experiencia. Meditas para entrar a la experiencia. La meditación es llegar a la conciencia e ir más allá de la conciencia de auto-reflexión. La meditación es aprender a ver fuera de ti mismo, rompiendo el sistema de auto-conciencia, rompiendo la prisión del ego y lo hacemos con la disciplina de decir la palabra.

La persona verdaderamente espiritual es aquella que está solidamente arraigada en sí misma a tal punto que está en armonía con todo y con todos. El gran propósito de este camino es el poder entrar a una armonía profunda contigo mismo, con los otros, con el universo y con Dios. Permíteme recordarte de nuevo. El camino de la meditación es un camino de mucha sencillez. Debes aprender a repetir tu palabra: “Maranatha”. Es difícil porque esto no es sabiduría convencional. La mayoría de la gente piensa que la sabiduría consiste en ser más complejos y mientras más raras sean las ideas que puedes examinar y manejar, entonces te vuelves más sabio. Si le dices a alguien, ´Me voy a sentar todas las mañanas y todas las noches y voy a aprender a repetir esta palabra´ - muchos te dirán: ´Bueno, debes entonces ser un tonto. Seguro que la vida es mucho más preciosa y el tiempo es precioso para perderlo así, solamente repitiendo una palabra 30 minutos en la mañana y 30 minutos en la noche. Porqué no haces algo mejor con tu mente?´

Se necesita entonces mucha valentía, de parte de cada uno de nosotros, hombres y mujeres del Siglo XXI: el poder sentarnos y meditar cada mañana y cada noche. Pero es esto lo que se requiere. Si quieres aprender a meditar, debes entonces tratar de encontrar el tiempo cada mañana y cada noche, y debes aprender la disciplina y aprender que es una disciplina real. Esta es una disciplina que te dará una gran estabilidad, una gran unidad y una gran armonía. La disciplina es la disciplina de repetir la palabra.

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