"En el dolor se puede seguir amando a Dios, y no a un Dios que nos envía dolores y sufrimientos, sino a un Dios que se hace dolor y sufre conmigo para vestirlo de FIESTA: LA FIESTA DEL AMOR; porque El está ahí, junto a mí. En mí, para ayudarme a sufrir con alegría". (Autor anónimo)
Parece una paradoja en este tiempo en que ya reina un espíritu festivo, que nos traigas esta lectura sobre el dolor. Esto nos demuestras que te pones en el lugar del otro, de quienes pasarán la Nochebuena en su lecho de dolor, de aquel que sufrió una pérdida, de ése que tiene una angustia que cree irremediable.
ResponderEliminarGracias Susy!
Así es. Debemos aprovechar este tiempo de adviento, tiempo de reflexión, de examen de conciencia y de espera y por qué no de penitencia, para centrarnos también en el misterio del dolor que jamás nos abandona, pero que vivido con Cristo, cobra otro sentido. El tampoco nos abandona!!! Gracias Tita por tu comentario!!!
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