domingo, 5 de octubre de 2014

ENTONCES SE TRANSFORMARAN LOS SENTIMIENTOS

Para mí la Oración de Jesús es la ejercitación concreta en la vida de Cristo y con Cristo.
 
Les propongo practicar la Oración de Jesús. Siéntense cómodamente y presten atención a su respiración. Dejen que su aliento los guíe hacia el interior. Sobre todo exhalen lentamente. Luego armonicen la Oración de Jesús con su ritmo respiratorio. Al inspirar pueden decir: "Señor Jesucristo" y al exhalar: "Ten misericordia de mí". Si esta fórmula les resulta muy larga, digan símplemente "Jesucristo" al inspirar y "Misericordia" al exhalar. No reflexionen sobre las palabras, sino confíen en que en esas palabras, Cristo mismo está en ustedes colmándolos más y más con su misericordia. Dejen que esas palabras los guíen hacia el aposento interior, donde Cristo mismo habita en ustedes y que está lleno de la calidez de su amor y misericordia. Si practican esta oración durante 20 ó 30 minutos por la mañana y por la tarde o noche, se serenarán y podrán vislumbrar lo que significa estar en Cristo. 
 Al practicar la Oración de Jesús, experimento a menudo que me hace bien que Cristo determine mi interioridad, que en virtud de su misericordia, yo me trate más misericordiosamente. De esa forma, ya no me determinarán más el enojo ni el miedo ni los celos ni la tristeza ni el vacío. Porque la misericordia de Jesús genera en mí una profunda paz interior. No hace falta que traten de expulsar los pensamientos y sentimientos negativos; pero sería bueno que practiquen la Oración de Jesús proyectándola sobre esos pensamientos y emociones. Y cuando hayan repetido largamente "Señor Jesucristo, ten misericordia de mí", dirigiendo la oración hacia sus enojos, miedos, autorreproches, etc. van a experimentar que ustedes se vuelven más misericordiosos con ustedes mismos,  que los sentimientos negativos ya no son como una montaña que los aplasta, sino que se convierten en desperdicios que terminarán por abonar los frutos del Espíritu Santo que florecerán en vuestros corazones.
 
"¡Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!"
 

No hay comentarios :

Publicar un comentario