viernes, 22 de noviembre de 2024

... Todopoderoso ...

 ¿Qué significa "Todopoderoso" en una época en la que el hombre ha aniquilado dos ciudades con sendas bombas, ha diezmado pueblos, ha formado un agujero en la capa de ozono y ha viajado a la luna? ¿Dónde está Dios en medio de toda esta destrucción, de toda esta exploración del universo si es realmente "todopoderoso"?

Si llamamos "Padre" a Dios para reflejar la intensidad de una relación personal entre el ser humano y la divinidad, ¿dónde está esa relación cuando más la necesitamos? O en sentido inverso, ¿de qué sirve que Dios sea todopoderoso si no actúa como tal cuando lo necesitamos? ¿Podemos creer que un Dios que nos ama profundamente va a permitir que nos destruyamos?

Yo creo profundamente que Dios sea todopoderoso, pero no creo que Dios haga magia. Dios es mucho más que eso. Dios es lo suficientemente poderoso como para hacer que yo sea lo que puedo llegar a ser sin necesidad de depender de un Dios Super Power.

El verdadero milagro consiste en que Dios nos proporciona todo lo que necesitamos en la vida para alcanzar la plenitud viviendo correctamente las vidas que tenemos, por miserables que sean. Si hay quienes carecen de los bienes de la vida, no es porque Dios no los proporcione. Es porque no los proporcionamos nosotros. Dios no es un mago cuya función consiste en librarnos, ya sea de los aprendizajes de la vida, o de las partes más oscuras y débiles de nosotros mismos. Esperar otra cosa contradice la naturaleza de vida y de la naturaleza de Dios. Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza, es decir LIBRES y RESPONSABLES.

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No pocas veces hemos querido que Dios intervenga para hacer que el mundo sea lo que queremos, no cambiar nosotros para que el mundo llegue a ser lo que debería ser. 

Queremos un Dios que haga milagros físicos antes que espirituales. Queremos una "omnipotencia" acorde con nuestras condiciones. Hemos proyectado sobre Dios nuestra compulsiva tendencia a cambiar las cosas, a hacer a los demás diferentes de lo que son, a moldearlos de acuerdo con nosotros.

"¿Dónde está Dios?" decimos cuando el mundo no responde a nuestras pautas, cuando los horrores superan lo que podemos asimilar en un momento dado. Nos rebelamos contra la idea de Dios cuando el mundo no nos cuadra. Como si lo que sabemos que se tiene que hacer no fuera en sí mismo la voluntad de Dios que obra en nosotros.

No vemos la conciencia como una intervención de Dios. No aceptamos el amor como una intervención de Dios. No buscamos un cambio espiritual del mundo: compasión ante tanta miseria, amabilidad en las relaciones personales, justicia en las interacciones humanas, paciencia en los momentos de espera. En lugar de todo ello queremos resultados, queremos poder, control, triunfo, seguridad, victoria. Queremos que Dios sea todopoderoso para que así lo seamos nosotros.

La omnipotencia no está en lo que vemos sino en lo que no vemos. Dios está por encima de nosotros, más allá de nosotros, dentro de nosotros, alrededor de nosotros y junto a nosotros. ¿Hay mayor omnipotencia que ésa?  Hay omnipotencia más que suficiente para recordarnos el milagro de estar vivos.

Lo que crearon los seres humanos: armas nucleares, drogas, ejércitos en continua actividad, casas de prostitución, racismo, hambre y miseria, esos mismos seres humanos tienen la libertad para negarse a poner en práctica tales aberraciones e impedir que se desarrollen. Eso también sería un milagro.

Vivir la vida en su plenitud hace realidad la omnipotencia. Cuando hemos hecho todo lo que ha estado a nuestro alcance para impedir lo destructivo, representa el principio de los milagros.

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El problema no es que Dios no sea todopoderoso, el problema es que no nos esforzamos en abrirnos a la omnipotencia de Dios en nosotros, alrededor de nosotros, debajo de nosotros, delante de nosotros, en cada posibilidad que nos impulse a ser más de lo que somos. Dejemos a Dios ser Dios. Dejemos que trabaje a través nuestro.

No nos olvidemos que en la oración de silencio es donde experimentamos esa apertura a la Omnipotencia de Dios. Nos volvemos "todopoderosos" cuando dejamos obrar su Gracia en nosotros. 

Adoración produce semejanza. Amén.

jueves, 14 de noviembre de 2024

...PADRE...

Desde siempre se han utilizado analogías humanas para tratar, por medio de imágenes, de describir lo indescriptible. Nada alcanza. Ninguna imagen, ningún adjetivo, ningún sustantivo o nombre alcanza para abarcar lo inabarcable: DIOS.

Sólo a través de los místicos, llegamos a tener una idea de qué nos han querido decir con los siguientes términos:

-Santidad

-Eternidad

-Omnipotencia

-Omnisciencia

-Amor

-Inmutabilidad

-Omnipresencia

Los seres humanos jamás lograremos comprender completamente todo lo que Dios es pues debemos entender que la razón por sí sola no lo puede abarcar, sino que sólo nos podemos aproximar a Él, cuando oramos y lo experimentamos interiormente.

4 aspectos para orar por los esposos

San Cirilo de Jerusalén ya en el siglo IV dijo: "Es suficiente incentivo para la piedad saber que tenemos un Dios, un Dios que es Uno, un Dios que ES, que es Eterno, que es siempre el mismo..., que es honrado bajo muchos nombres".

Para el místico griego Gregorio de Nisa "la experiencia de la paternidad de Dios crece por medio de la contemplación: Debemos contemplar incesantemente la belleza del Padre y dejar que ella penetre en nuestra alma". 

Así podremos experimentar a Dios como Padre y Madre.  

Gregorio de Nisa - Wikipedia, la enciclopedia libre

El término "Padre" nos remite a alguien que nos protege, nos respalda, en el que podemos confiar y nos comprende. Jesús, al llamar a Dios "Padre" nos señala que se trata de un Dios cercano, tierno, con quien se puede contar, aún cuando nuestras experiencias en la tierra pudieran haber sido muy diferentes en la relación con nuestros progenitores.

Experimentar a Dios como Padre y Madre puede curar nuestras heridas paternas y maternas.

Con el término "Abbá", Jesús quiere subrayar la intimidad de Dios con la humanidad.

La oración de Jesús un acto de amor

Con la práctica de la oración contemplativa podremos desaprender malos hábitos y sustituirlos, con la gracia de Dios, por experiencias sanadoras de amor profundo, así tendrá lugar la sanación y la transformación.

La palabra "Madre" nos remite a la ternura inagotable de un Dios que nos busca y sana nuestras heridas cuando erramos el camino; un Dios que nos acuna y consuela sin reprocharnos; un Dios que hace fiesta, simplemente porque hemos vuelto.

 Dios el Padre nos ama a cada uno de nosotros con un amor apasionado, y nos  sostiene en Su tierno abrazo

SIN EMBARGO, DIOS ES MUCHO MÁS QUE CUALQUIERA DE LOS NOMBRES QUE EMPLEEMOS PARA HACERLO PRESENTE EN NUESTROS CORAZONES.

Roguemos al Señor que nos ayude a ampliar la visión que tenemos de Dios y podamos incluir para describirlo, las siguientes expresiones: "Madre que da a luz", "Espíritu amoroso", "Compasión apasionada", "Corazón de justicia" y "Seno del universo". Amén.

 La Inmensidad De Dios - Revista CIUDAD NUEVA | Everand

sábado, 2 de noviembre de 2024

... EN DIOS ...

 A veces la vida nos enseña duramente que lo que es evidente para el alma humana no requiere verificación científica. La vida nos enseña que hay otras clases de pruebas más allá de las probetas y de los telescopios. El amor no se puede pesar pero creemos en él. La compasión no se puede palpar, pero la buscamos. La fidelidad no se puede dibujar, pero la vemos.

La vida nos enseña que Dios no es muerte pues de cada pérdida nos llega una nueva instantánea de Dios ... y así podríamos dar interminables ejemplos. 

"Creo en Dios" es decir al mundo que soy dirigido por una estrella que no puedo ver, pero que estoy convencido de que está ahí, pues siento que tiene que estar. La mente queda anonadada ante la pobreza intelectual de semejante postura, pero el espíritu se eleva.

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Todos y cada uno de nosotros nacemos con la idea de Dios en nuestro corazón, la heredamos. No busquemos fuera ni lejos lo que tenemos dentro de nuestro corazón.

Puedo creer o no creer en Dios, pero la elección tiene su precio.

No creer en Dios es creer sólo en mí mismo y en lo que veo alrededor de mí. Sin un Dios, yo soy Dios. Adoro a dioses fabricados por mí mismo: dinero, poder, prestigio, aprobación, cosas... Adoro todas las cosas que veo, con todas sus limitaciones y con todo lo que hacen para limitar el ámbito de mi alma. Es triste. Sin Dios, la misma dignidad humana está en peligro. Sin Dios no hay sentido. Sin Dios no hay finalidad. Sin Dios no hay en absoluto dimensión cósmica en nosotros. Somos simplemente arena que fluye a través de un reloj corruptible.

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La fe en Dios no es lo que nos hace diferentes, sino la fe en el Dios que elegimos creer. Algunos creen en un Dios de la ira y como resultado se irritan con otros. Algunos creen en un Dios de leyes y se derrumban psíquica y espiritualmente cuando las transgreden, o se vuelven más duros y exigen a otros un comportamiento que ellos no pueden observar. Estas personas conciben a Dios como el manipulador del universo y no como su bendito hacedor. Proyectan sobre Dios las pequeñas necesidades de la humanidad.

 Guía 5 Imágenes Falsas de Dios Vs Imagen de Dios que Jesús ...

Yo he conocido todos esos dioses en mi vida y todos ellos me han decepcionado. He temido a Dios y he sido crítica con mis semejantes. He usado a Dios para abrirme paso en la vida y, como resultado de ello, no he tomado medidas para cambiar la vida por mí misma. He estado ciega al Dios que mora en mí y al situarlo lejano, no he conseguido hacérselo presente a otros. 

También hemos permitido que se nos transmita la idea de Dios a través de imágenes totalmente ajenas a esa idea misma de Dios.

Dios como titiritero, Dios como potentado, Dios como perseguidor. Esa deidad no es otra cosa que una imagen de nosotros mismos. Lamentablemente crecemos a la imagen de Dios que nos hemos fabricado.

Biblioteca

Nos dijeron que Dios era creador y juez a través de imágenes, pero se olvidaron de decirnos lo que no podían representar. Se olvidaron de decirnos que Dios es a la vez lo que no podemos pensar y lo que no podemos dejar de pensar. Naturalmente en nuestro intento de comprender a Dios como una persona, la hemos configurado con atributos especiales y hemos visto en esa concepción lo peor y lo mejor de nosotros mismos.

Mientras no descubra al Dios en el que creo, no comprenderé ninguna otra cosa acerca de mi propia vida. Si mi Dios es un juez severo, viviré sumido en una culpa imperdonable, si mi Dios, por el contrario, es vida y esperanza, viviré una vida rebosante de plenitud. ES VERDAD: NO SE PUEDE PENSAR A DIOS, SÓLO PODEMOS CONOCERLO.

Decir "creo en Dios" es decir que me comprometo a hacer de Dios una presencia, que ocupe el centro de mi corazón, en lo cotidiano de mis días, en los pozos de mis luchas y en la cúspide de mis alegrías.

La tarea fundamental del espíritu es descubrir el camino que Dios traza en cada uno de nosotros: es la búsqueda del "Santo Grial" enterrado en lo profundo de nuestro corazón, donde siempre estuvo.

Búsqueda, recogimiento... El valor del silencio - Almudi.org