Un nuevo paréntesis en nuestras reflexiones teológicas para compartirles este texto que me parece no debería faltar en ningún blog o publicación, no digamos católica, sino cristiana en general.
La Asociación Pensamiento Penal (APP) y la Asociación
por los Derechos Civiles (ADC) se encuentran abocadas a una campaña
nacional destinada al retiro de los símbolos religiosos de las salas de
audiencias de los tribunales, invocando la neutralidad religiosa del
Estado.
El juez Luis María Rizzi, integrante del TOC 30 de la Capital Federal, Buenos Aires, Argentina, se negó a sacar la Cruz. Difundimos su respuesta.
Doctor Mario Juliano.
Presidente de Pensamiento Penal
Acuso recibo de su nota y de la del doctor Onaindia. Mi
respuesta a vuestra pretensión es la siguiente: no voy a descolgar
ninguna Cruz. Tampoco voy a disponer que otro lo haga. Porque creo en
Dios y porque soy católico. Porque tengo reverencia por la Cruz de
Cristo, el inocente crucificado por los hombres y el más inocente de los
condenados, que representa además, la fe mayoritaria y la identidad de
nuestro pueblo. Porque la Cruz no ofende a nadie, sea o no creyente, ni
nadie puede sentirse agredido, inquieto, molesto y menos discriminado
por su presencia. Porque contrariamente a lo que Uds. suponen o creen,
la presencia de la Cruz es símbolo de piedad, de consuelo, y de
misericordia; es símbolo de que quienes se desempeñan frente a ella,
tienen temor de Dios, y por ello mismo, inspiran más confianza en que
actuarán de acuerdo a la justicia y a la verdad, con buena voluntad y
con la máxima imparcialidad. Porque finalmente, la libertad religiosa
que Uds. dicen pregonar y defender, es precisamente para que quienes
quieran hacerlo, cuelguen, lleven o exhiban la Cruz, y no para que nos
obliguen a quitarla, ocultarla o disimularla.
Soy
consciente no obstante, de que Uds. están embarcados en una triste
misión en la que muy probablemente lograrán los fines que los desvelan.
Tal vez porque la Cruz es incompatible con este mundo en el que se
confunde el bien con el mal, en el que se privilegian supuestos derechos
de la mujer a costa del derecho a la vida de los niños; en el que
impera la deslealtad, la mentira, la corrupción; en el que ya no
interesa la protección de la familia y de la infancia, y se las supone
independientes de la protección del matrimonio. En fin, la Cruz parece
no tener más lugar en una nación desolada, ciega y sorda a las leyes
eternas que no son de hoy ni de ayer, que huye de la Verdad y de la
Belleza, y que se empeña en ignorar y abandonar a Cristo.
Pero Cristo no nos abandonará, aún cuando repudien y quiten su Cruz.
Pueden hacer pública esta respuesta, cuando quieran y ante quien quieran.
Saludo a Uds. muy atentamente.
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