jueves, 28 de mayo de 2015

CUANDO DIOS CALLA

 
El silencio de Dios nos educa para escuchar aquello que Dios quiere de nosotros. Nos desafía a abrirnos aún más al misterio de Dios y a permitir que Dios rompa nuestras imagenes hasta que nos abramos al verdadero Dios. Hay etapas en la oración donde padecemos la ausencia de Dios. Tenemos la sensación de estar hablando con una pared sin obtener ninguna respuesta. Sí, muchas veces tenemos miedo de estar a solas con nosotros mismos en la oración. Nos sentimos incapaces de sortear rápidamente esta "ausencia de Dios". Debemos soportarla.
 
Por supuesto que Dios está presente, no se ha ido, pero lo percibimos ausente porque nosotros no estamos con nosotros mismos; porque nosotros nos hemos alejado de la verdad.
 
Soportar la ausencia de Dios significa volver a la verdad ante Dios; dejar de lado las propias proyecciones y descubrir al Dios totalmente diferente que está detrás y más allá de todas las ideas e imagenes que tengamos de El. Y significa que no podemos hacer nosotros mismos la oración, sino que estamos a expensas de que Dios venga. Es su propia decisión encontrarse con nosotros. Quizás demora el encuentro porque aún no estamos en condiciones de encontrarnos con El de verdad. El espera a que estemos preparados y listos para ir a Su encuentro.
 
Y la Biblia llama a esta preparación "conversión" - metanoein, cambio de pensamiento, cambio de mirada, cambio de enfoque-: recuperar los pensamientos de la dispersión y volverlos a Dios. Dios no es un pensamiento entre muchos otros. Y no podemos ir a Su encuentro si nos encontramos paseando con nuestros pensamientos fuera de nosotros. Debemos rescatar nuestros pensamientos y traerlos a nuestro corazón. Sólamente encontraremos a Dios en nuestro corazón.
 
Soportar la ausencia de Dios significa regresar pacientemente una y otra vez a nuestro propio corazón para recién allí, poder escuchar a Dios. 

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