…El Espíritu, dinamismo misterioso de la vida
íntima de Dios, es el regalo que el Padre nos hace en Jesús a los creyentes,
para llenarnos de vida. Es ese Espíritu el que nos enseña a saborear la vida en
toda su hondura, a no malgastarla de cualquier manera, a no pasar
superficialmente junto a lo esencial. Es ese Espíritu el que nos infunde un
gusto nuevo por la existencia y nos ayuda a encontrar una armonía nueva con el
ritmo más profundo de nuestra vida.
Es ese Espíritu el que nos abre a una
comunicación nueva y más profunda con Dios, con nosotros mismos y con los
demás. Es ese Espíritu el que nos invade con una alegría secreta, dándonos una
transparencia interior, una confianza en nosotros mismos y una amistad nueva
con las cosas.
Es ese Espíritu el que nos libra del vacío
interior y la difícil soledad, devolviéndonos la capacidad de dar y recibir, de
amar y ser amados. Es ese Espíritu el que nos enseña a estar atentos a todo lo
bueno y sencillo, con una atención especialmente fraterna a quien sufre porque
le falta la alegría de vivir.
Es ese Espíritu el que nos hace renacer cada día
y nos permite un nuevo comienzo a pesar del desgaste, el pecado y el deterioro
del vivir diario. Este Espíritu es la vida misma de Dios que se nos ofrece como
don. El hombre más rico, poderoso y satisfecho, es un desgraciado si le falta
esta vida del Espíritu. Este Espíritu no se compra, no se adquiere, no se
inventa ni se fabrica. Es un regalo de Dios. Lo único que podemos hacer es
preparar nuestro corazón para acogerlo con fe sencilla y atención interior…
José Antonio Pagola
Santo y feliz día, Susana.
ResponderEliminarEl Espíritu te llene de sus dones.
Un saludo. CAMINAR