"Entrar
en el propio pozo supone vivir un largo proceso de decepción, y ello
porque todo sin excepción, una vez conseguido, nos decepciona de un modo
u otro . Nos decepciona la obra de arte que creamos, por intenso que
haya podido ser el proceso de creación o hermoso el resultado final. Nos
decepciona la mujer o el hombre con quien nos casamos, porque al final
no resultó ser como creímos. Nos decepciona la casa que hemos
construido, las vacaciones que proyectamos, el hijo que
tuvimos y que no se ajusta a lo que esperábamos de él. Nos decepciona,
en fin, la comunidad en la que vivimos, el Dios en quien creemos, que no
atiende a nuestros reclamos , y hasta nosotros mismos, que tan
prometedores éramos en nuestra juventud y que, bien mirado, tan poco
hemos logrado llevar a término. Todo esto, y tantas otras cosas más, nos
decepciona porque no se ajusta a la idea que nos habíamos hecho . El
problema radica, por tanto, en esa idea que nos habíamos hecho. Lo que
decepciona, en consecuencia, son las ideas. El descubrimiento de la
desilusión es nuestro principal maestro. Todo lo que me desilusiona es
mi amigo. Cuando dejas de esperar que tu pareja se ajuste al patrón o
idea que te has hecho de ella, dejas de sufrir por su causa. Cuando
dejas de esperar que la obra que estás realizando se ajuste al patrón o
idea que te has hecho de ella, dejas de sufrir por este motivo.
La vida se nos va en el esfuerzo por ajustarla a nuestras ideas y apetencias. Y esto sucede incluso después de una prolongada práctica de meditación."
La vida se nos va en el esfuerzo por ajustarla a nuestras ideas y apetencias. Y esto sucede incluso después de una prolongada práctica de meditación."
Pablo D'Ors
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