Tomado del blog de la Dra. Maribel Rodríguez
Cuando introducimos en google las palabras: "ser " y "positivo” nos
encontramos con 139 millones de resultados. Si introducimos los mismos términos
entre comillas ("ser positivo"), para acotar más la búsqueda nos aparecen algo más de un millón
medio de resultados.
Ser positivo está de moda, es cool ser
positivo. Los
libros de psicología positiva se venden como rosquillas. Animan a muchas
personas a tener una mejor manera de mirar a la vida y a sacar todas las
cosas
buenas que tienen dentro de ellas. Estimulan a pensar positivamente, a
dejar patrones mentales destructivos, a no hacer caso a los pensamientos
negativos, etc.
Pero… ¿Hay que ser siempre positivo? ¿Qué ocurre si un día
una persona no se siente tan positiva y necesita expresar algo de su
negatividad? ¿Es esto perjudicial para su salud física y mental?
¡En absotuto!
Más bien sería perjudicial para la salud el no poder nunca
expresar las emociones o pensamientos negativos (que en sí no tienen por qué ser negativas si se
las encauza adecuadamente).
Imaginemos un mundo en el que sólo se admite la
sonrisa, el optimismo, la buena inteligencia emocional, la simpatía y el buen rollismo.
Imaginemos un mundo en el que llorar, despotricar o quejarse están mal visto.
¿Qué tal os sienta eso? ¿Qué pasaría si un día sois víctimas de una injusticia
o simplemente hay un contratiempo cualquiera y no os podéis quejar? En ese mundo estaría indicado seguir
sonriendo y decir que todo va bien y que sigáis visualizando el siguiente
paso con buena onda para el resto del día… Y, si no sois capaces se os mandaría
a un terapeuta que os enseñara a pensar correctamente, pues habría en vosotros
errores de conducta y de pensamiento, por ejemplo.
¿Entonces es malo eso del pensamiento positivo?
Pues depende…
Depende de cómo lo usemos y de que sepamos también
manejarnos adecuadamente con el lado negativo de la vida y de nuestras propias
reacciones emocionales.
Ser
siempre positivo puede ser tan nocivo para la salud como ser
siempre negativo. Una persona que pretenda estar siempre en una onda
positiva,
sin un trabajo interior adecuado, es muy probable que esté reprimiendo
ciertas
emociones negativas, que tienen su sentido y utilidad y que son
naturales y necesarias ante el sufrimiento y ante la injusticia. Si se
reprimen este tipo de emociones pueden acabar saliendo de forma
desproporcionada e inadecuada o generar tensiones
internas que nos pueden llevar a enfermar. Por lo tanto, no puedo estar
de acuerdo con la parte más simple de la corriente de la psicología
positiva en
la que se nos vende como el camino hacia la felicidad el
esfuerzo hacia el pensamiento positivo, las emociones positivas, las
conductas positivas, etc.
Estoy
de acuerdo con no alimentar los sentimientos
negativos, con no obsesionarse con los problemas, con no fustigarse con
los
errores, con combatir las ansiedades anticipatorias o con las actitudes
tendenciosas,
con la mala fe o con no generar una frágil autoestima mirando los
defectos
ajenos. Pero no es lo mismo no alimentar ciertas emociones, que
tenerlas en cuenta para superarlas, comprenderlas, integrarlas...
Es importante escuchar
los diversos movimientos internos, los entendamos como negativos y como
positivos, y comprender que ambos polos son una expresión de nuestro ser que
pugna por salir adelante. Si escuchamos y aceptamos comprensivamente lo que se
mueve dentro de nosotros es más probable que encontremos un equilibrio en el que
podamos expresar y canalizar adecuadamente los sentimientos negativos, a la vez
que también podamos potenciar de forma sana los positivos, sin excesivas
pretensiones ni represiones.
Sentir
miedo ante una amenaza, dolor ante un daño, rabia
ante la injusticia, malestar ante una mentira o enojo ante un crimen,
supone
tener esos sentimientos que se interpretan como negativos, pero que son
necesarios y
positivos en situaciones negativas. Y más en un mundo en el que el mal y
la
injusticia están presentes. En este caso, tener emociones negativas es
positivo, al igual que buscar el camino para expresarlas adecuadamente y
encontrar en ellas la energía para superar o resolver lo que nos hace
daño.
No hay comentarios :
Publicar un comentario