martes, 28 de septiembre de 2021

MIEDO AL CAMBIO

Hoy vamos a ver un tipo de miedo en especial: EL MIEDO A INVOLUCRARSE EN ALGO NUEVO, O TAMBIEN CONOCIDO COMO MIEDO A LO DESCONOCIDO, O MIEDO AL CAMBIO.

Tenemos miles de ejemplos: miedo a cambiar de trabajo, miedo a cambiar mi filosofía de vida, mi forma de ser, mi mentalidad, mis pensamientos, mis hábitos. 

Miedos que pueden tener su raíz en experiencias negativas de la infancia o en el mismo seno materno. Sin embargo no nos detendremos a analizar la raíz de estos miedos, sino que analizaremos cómo algunos textos bíblicos nos indican qué hacer en tales casos.

 

Con frecuencia valoramos una situación de miedo en forma desmedida y poco realista. Entonces reaccionamos con mucho temor, frente a pequeños peligros: exageramos.

Mateo describe tres reacciones diferentes frente a la irrupción de lo novedoso. José está confundido por el embarazo de su prometida. En esa época una mujer embarazada antes del matrimonio debía ser lapidada. Un ángel del Señor se le aparece en sueños y le dice “José, hijo de David, no temas recibir a María como tu mujer porque lo que en ella es engendrado, proviene del Espíritu Santo” (Mt 1, 20). José necesita el estímulo del ángel para no temer y aceptar lo nuevo. 

Una segunda reacción frente a lo nuevo la protagonizan los magos de Oriente. Ellos han visto la estrella que anuncia el nacimiento del rey recién nacido. Están fascinados y emprenden el camino para adorarlo. Su respuesta frente a esta novedad que les produce miedo, es integrarlo en sus vidas. 

Mateo también nos describe una tercera reacción frente al miedo en la conducta de Herodes. El poderoso tiene miedo de que lo nuevo pueda quitarle poder. El poder de Herodes fue acuñado en el miedo. Asesina cruelmente a todos sus rivales. Y en este caso, cuando se entera por los magos que ha nacido un Rey para todos los Judíos, manda a matar a todos los niños hasta los dos años de edad. Herodes está atrapado en su miedo y su política, la que él ejerce, es una política de miedo. Difunde por todos lados, a su alrededor, únicamente terror. Aquí podríamos hablar mucho sobre aquéllas personas que se aferran al poder que han construido muchas veces por codicia, por afán de querer controlarlo todo. Los que se aferran así al poder, en la iglesia, en la escuela, en la empresa, en la casa, en la política de los páises, en el mundo a través del terrorismo, etc. SIEMPRE ABUSARAN DEL PODER y sólo pueden mantener su reinado al infundir miedo. 

Dios sin embargo nos promete que lo nuevo implica la muerte de lo viejo, el despojarse, el soltar… pero para ello se necesita mucha disciplina adquirida en el camino espiritual de oración para que se haya desarrollado una virtud indispensable: LA CONFIANZA. Estamos cansados de ver en la Iglesia personas cero desarrolladas en su vida espiritual: personas de mucho hacer y quehacer que se tornan inaccesibles y tiránicas. A estas personas les produce un gran temor perder su poder y entonces se crearán todo un aparato por el cual pretenderán y en algunos casos lo logran, SER INDISPENSABLES. 

Volviendo al texto de Mateo, el Rey recién nacido nos indica que lo nuevo ha venido a reemplazar a lo viejo y que eso nuevo debe reinar en nosotros. Se trata de un cambio de poder INTERIOR. Nos sobrarían los dedos de las manos para nombrar las personas que reúnan estas condiciones en las Parroquias. Los verdaderos líderes son personas a las que no les preocupa el poder sino el bien común de las personas que lideran. Sin embargo, muchos quieren tener el dominio de las  vidas de la gente y no bien alguien rasguña su poder, al igual que Herodes entran en pánico y bien sabemos que un miedoso con poder, es un mono con navaja: ya sea un jefe, un coordinador de catequesis, un gobernante, el hombre orquesta de la Parroquia que barre y chismosea o bien el mismo cura párroco o una religiosa, etc. etc. Nadie está exento.

 

Reaccionan de forma irreflexiva y agresivamente pues quieren destruir toda novedad incluyend0 aquellas personas con ideas nuevas, pues para esa gente insegura, ello puede significar una amenaza. De tal forma, no pocas veces,  van con cuentos al cura de turno, que si no está bien preparado,  se verá envuelto en  problemas que nada tienen que ver con las enseñanzas que dicen seguir o predicar.

Volvamos a José quien deja el territorio y busca un lugar donde establecerse con su familia. Un lugar, seguro. Si lo interpretamos psicológicamente: nuestro niño interior es tan débil como el niño de María que José debe proteger y por lo tanto necesitaremos un ámbito de protección, sin hostilidad, para que nuestro niño interior pueda crecer y ser lo suficientemente fuerte como para no permitir que las circunstancias externas lo perjudiquen. Mencionamos otra vez la palabra clave: CONFIANZA.

En su relato del nacimiento de Jesús, Lucas pone énfasis en la fe y en la confianza de María. La Virgen es para nosotros ese modelo de persona creyente y confiada a la que debemos imitar. 

 

Cuando la saluda el ángel anunciándole que va a ser la Madre del Salvador, María se asusta, pero no reacciona con temor ni pánico sino que piensa qué querrá decir aquél saludo que la sorprende. Acá también vale destacar que el varón (en este caso José) reacciona con pánico frente a la promesa de lo nuevo, mientras que las mujeres generalmente conservan la serenidad y reflexionan más que los hombres (María). Tomemos por ejemplo a cualquier mamá que trata de impedir que sus hijos se compliquen la vida, primeramente hablando con ellos, mientras que el papá tal vez reaccione  violentamente. También el ángel tranquiliza a María “No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios”… (Lc 1, 30). María responde con convicción  y con disposición “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). María se pone a disposición de Dios, se embarca en la aventura a la que El la invita. 

María nos es presentada como la mujer que confía pero ¿qué podemos aprender de ella? Si estamos colmados de miedo, tampoco su confianza nos ayudará. Quizás nos invadan también sentimientos de culpa por no poder confiar como ella. Lucas lo que está haciendo es invitándonos a meditar en la reacción de María frente a lo sucedido. Y al observar nosotros su convicción, ésta va penetrando en nosotros. (En la meditación con visualización, la internalizamos. Este tipo de meditación no debe interferir con nuestros dos momentos diarios de meditación en silencio y quietud. Es decir, podemos hacer ambas cosas, pero en distintos momentos).  Y de pronto nos vamos a sorprender cuando veamos que somos capaces de confiar como ella. Entonces no enmudecemos de miedo frente a lo nuevo como Zacarías que no creyó que su mujer estaba realmente embarazada y le dijo al ángel que se lo anunció, que no podía ser. El ángel en aquél momento le dijo a Zacarías que quedaría mudo hasta que naciera su hijo al que le pondrían por nombre Juan (fue nada menos que Juan el Bautista, el precursor del Señor). Como dijimos, no enmudecemos como Zacarías, sino que, si tenemos confianza, como María, tendremos valor para demostrar nuestros sentimientos, al igual que ella y aceptar lo inexplicable que nos espera.

El Fiat de María, debe ser nuestro modelo de respuesta frente al miedo a lo nuevo. ¿Tengo que tomar un medicamento pero no me atrevo porque me leo todos los prospectos para atormentarme? ¿Tengo que hacerme estudios impostergables pero tengo miedo a los resultados que me puedan decir? ¿Tengo que mudarme de casa e ir a vivir con familiares porque estoy mayor y necesito que me cuiden, pero no lo hago por miedo? ¿Tengo que hablar con una persona desagradable, hostil, tiránica y no lo hago porque tengo miedo? ¿Tengo que acompañar a un ser querido enfermo que debe operarse? ¿Yo mismo tengo que hacer frente a alguna cirugía? Etc. etc.

 

Nuestra respuesta será “Hágase en mí según Tu Palabra”  “Yo creo en ti Señor”  “Tú tienes el control de todo, no yo”. CONFIO EN TI SEÑOR COMO MARIA. AMEN. Pidamos esa gracia.


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