“No se debe
confiar en las propias fuerzas. Al contrario, cuando alguna turbación
sobreviene en nuestro corazón, es preciso volverse enseguida hacia El
Señor y no cesar de invocarle hasta que la inquietud se haya
apaciguado.
Hay que
sentirse como el hombre que se ahoga en la mar y se agarra a una tabla
capaz de levantarle y llevarle por encima del abismo. Él siente
constantemente que está a punto de zozobrar, pero al mismo tiempo, está
tocando la tabla de salvación.
Esta es una
imagen justa de toda alma que en el Señor camina por la senda de la
salvación. Siente que por sí misma zozobraría, más al mismo tiempo, sabe
que hay salvación en El.
Estad alerta. Dios os dará la fuerza. El sentimiento de la propia fragilidad es el primer grado para obtener la ayuda de Dios”.
Correspondencia del Obispo Teófano
(Vol. V, pag. 25, 89 y 109) Moscú 1898
No hay comentarios :
Publicar un comentario