Lo que es propio del mundo es “la ignorancia de sí”, de las cosas del
alma, y la orientación de la inteligencia hacia el provecho, la
apropiación y la dominación del mundo exterior, las cosas y las
personas. Convertirse significa salir del mundo, salir del exterior y
entrar dentro de sí, nuestra conciencia, nuestro yo auténtico.
Sólo tiene vida espiritual quien se separa de las cosas y de las
personas para orientarse hacia su propia alma, donde las cosas se
implican las unas dentro de las otras, ya que en el mundo interior no
hay partes, nada más hay la unidad. En el mundo interior todo está
relacionado con todo. Si captamos una parte lo captamos todo.
Solamente quien vive la vida espiritual puede hacer un acto libre
siguiendo el consejo del Padre en su interior. Quien tan sólo sigue la
vida intelectual no actúa, sólo reacciona, ya que la causa de los actos
está fuera de ellos. El verdadero conocimiento viene de la Inteligencia
Espiritual (IES) iluminada por la gracia, que ordena y pacifica a toda
la persona, incluyendo los instintos y las funciones del cuerpo.
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