"En
lugar de que Dios sea el Amenazador Eterno, tenemos a Dios como el
Participante Supremo, en todo, tanto en lo bueno como en lo doloroso.
Permíteme describir los dos paradigmas en marcado contraste.
En lugar de un Monarca Omnipotente, probemos lo que Dios como Trinidad demuestra como la forma real y maravillosa de la Realidad Divina, la cual entonces se reproduce en nosotros y en “todo lo que hay” en la creación.
En lugar de que Dios esté observando la vida desde lejos y juzgándola...
¿Y si Dios es inherente a la vida misma?
¿Y si Dios es la Fuerza Vital de todo?
En lugar de que Dios sea un Objeto como cualquier otro objeto...
¿Y si Dios es la Energía Vital entre cada uno de los objetos lo cual normalmente llamaríamos Amor o Espíritu)?
Esto permite que Dios sea mucho mayor, al menos cotidiano con el universo en continua expansión que estamos descubriendo, y totalmente inclusivo; ¿qué otra cosa podría ser cualquier Dios digno de ese nombre?
En lugar del pequeño dios al que vemos atascado dentro de nuestro paradigma actual (y moribundo), normalmente absorto en la exclusión, la Revolución Trinitaria revela a Dios como con nosotros en todo en la vida en lugar de quedarse al margen, siempre criticando qué cosas pertenecen, y qué otras no pertenecen.
La Revolución Trinitaria revela a Dios como siempre involucrado, en lugar de la deidad que entra y sale que deja “huérfana” a la mayoría de la humanidad gran parte del tiempo.
Teológicamente, desde luego, esta revolución reposiciona la gracia como inherente a la creación, y no como una adición ocasional que algunas personas merecen ocasionalmente.
Las implicaciones de este cambio de paradigma espiritual, de esta Revolución Trinitaria, son asombrosas: cada impulso vital, cada fuerza hacia el futuro, cada ímpetu creativo, cada impulso amoroso, cada carrera hacia la belleza, cada carrera hacia la verdad, cada éxtasis ante la sencilla bondad, cada salto de élan vital (fuerza de la vida), como dirían los franceses, cada parte de ambición por la humanidad y la tierra, por integridad y santidad, es la vida que fluye eternamente del Dios Trinitario.".
Permíteme describir los dos paradigmas en marcado contraste.
En lugar de un Monarca Omnipotente, probemos lo que Dios como Trinidad demuestra como la forma real y maravillosa de la Realidad Divina, la cual entonces se reproduce en nosotros y en “todo lo que hay” en la creación.
En lugar de que Dios esté observando la vida desde lejos y juzgándola...
¿Y si Dios es inherente a la vida misma?
¿Y si Dios es la Fuerza Vital de todo?
En lugar de que Dios sea un Objeto como cualquier otro objeto...
¿Y si Dios es la Energía Vital entre cada uno de los objetos lo cual normalmente llamaríamos Amor o Espíritu)?
Esto permite que Dios sea mucho mayor, al menos cotidiano con el universo en continua expansión que estamos descubriendo, y totalmente inclusivo; ¿qué otra cosa podría ser cualquier Dios digno de ese nombre?
En lugar del pequeño dios al que vemos atascado dentro de nuestro paradigma actual (y moribundo), normalmente absorto en la exclusión, la Revolución Trinitaria revela a Dios como con nosotros en todo en la vida en lugar de quedarse al margen, siempre criticando qué cosas pertenecen, y qué otras no pertenecen.
La Revolución Trinitaria revela a Dios como siempre involucrado, en lugar de la deidad que entra y sale que deja “huérfana” a la mayoría de la humanidad gran parte del tiempo.
Teológicamente, desde luego, esta revolución reposiciona la gracia como inherente a la creación, y no como una adición ocasional que algunas personas merecen ocasionalmente.
Las implicaciones de este cambio de paradigma espiritual, de esta Revolución Trinitaria, son asombrosas: cada impulso vital, cada fuerza hacia el futuro, cada ímpetu creativo, cada impulso amoroso, cada carrera hacia la belleza, cada carrera hacia la verdad, cada éxtasis ante la sencilla bondad, cada salto de élan vital (fuerza de la vida), como dirían los franceses, cada parte de ambición por la humanidad y la tierra, por integridad y santidad, es la vida que fluye eternamente del Dios Trinitario.".
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