Para convertirnos en dueños del tiempo
tendremos que aprender lecciones sobre cómo valorar cuán precioso es el tiempo.
Al igual que con cualquier recurso valioso podemos practicar cómo ahorrar y
utilizar el tiempo con sabiduría en nuestra vida diaria.
Hazte amigo del tiempo…
Mantener una apreciación constante del momento presente es ser amigo del tiempo, ir llevando el paso con sus movimientos, estar siempre preparado para lo que sea que el próximo momento pueda traer.
El tiempo no espera por nosotros, así que necesitamos estar alertas y seguir su ritmo. A medida que avanza, la Naturaleza devuelve el eco de la llamada del tiempo. Los elementos revelan cómo el mundo envejece. Pero la semilla del futuro está plantada.
En el silencio y la quietud podemos salir del tiempo, observar con desapego qué ha sucedido, qué está sucediendo y qué va a venir a medida que la gran obra de los eventos se revela.
En ese momento de quietud cuando el tiempo está inmóvil, podemos conectar la conciencia del alma con Dios, el Alma Suprema. Experimentamos la profunda dicha y satisfacción de la atemporalidad, un momento de conexión más allá del tiempo. Un sabor de la eternidad. Y con esta conciencia, retornamos, y volvemos al tiempo y a la historia para interpretar nuestro papel.
Ahorrar tiempo…
Conociendo el valor del tiempo, podemos crear momentos extra al no desperdiciar nuestro precioso tiempo.
Necesitamos no derrochar nuestro tiempo en pensamientos triviales y de desperdicio que nos distraen y desvían.
Necesitamos no malgastar nuestro tiempo en palabras de descuido que causan pesar o acciones dañinas que – a medida que el tiempo da la vuelta – retornan para causarnos arrepentimiento y demandarnos compensación.
Podemos hacer un gran ahorro terminando completamente todas las preocupaciones y desperdicio de tiempo, poniendo un punto final.
Necesitamos no desperdiciar ni un segundo más de energía en la dilación, no hemos de hacernos más promesas de acciones para mañana, sino en lugar de ello hacerlo ahora. Ya que, si no es ahora, entonces nunca.
Pasar tiempo……en silencio
Ahora es el momento de ir más allá de las palabras al silencio y experimentar la belleza atemporal de la paz. En este estado de conciencia, el alma individual puede salir del momento limitado y encontrarse con Dios, el Alma Suprema, ya en la tierra, más allá del tiempo. Simplemente unos pocos segundos de este estado eterno e interminable permanecen con nosotros durante un largo tiempo (es la experiencia de cielo). Podemos retornar de esa conciencia y traernos esa experiencia de intemporalidad. Podemos traerla a la memoria en cualquier momento que elijamos, ya que entonces el recuerdo de Dios se vuelve fácil y natural.
Hazte amigo del tiempo…
Mantener una apreciación constante del momento presente es ser amigo del tiempo, ir llevando el paso con sus movimientos, estar siempre preparado para lo que sea que el próximo momento pueda traer.
El tiempo no espera por nosotros, así que necesitamos estar alertas y seguir su ritmo. A medida que avanza, la Naturaleza devuelve el eco de la llamada del tiempo. Los elementos revelan cómo el mundo envejece. Pero la semilla del futuro está plantada.
En el silencio y la quietud podemos salir del tiempo, observar con desapego qué ha sucedido, qué está sucediendo y qué va a venir a medida que la gran obra de los eventos se revela.
En ese momento de quietud cuando el tiempo está inmóvil, podemos conectar la conciencia del alma con Dios, el Alma Suprema. Experimentamos la profunda dicha y satisfacción de la atemporalidad, un momento de conexión más allá del tiempo. Un sabor de la eternidad. Y con esta conciencia, retornamos, y volvemos al tiempo y a la historia para interpretar nuestro papel.
Ahorrar tiempo…
Conociendo el valor del tiempo, podemos crear momentos extra al no desperdiciar nuestro precioso tiempo.
Necesitamos no derrochar nuestro tiempo en pensamientos triviales y de desperdicio que nos distraen y desvían.
Necesitamos no malgastar nuestro tiempo en palabras de descuido que causan pesar o acciones dañinas que – a medida que el tiempo da la vuelta – retornan para causarnos arrepentimiento y demandarnos compensación.
Podemos hacer un gran ahorro terminando completamente todas las preocupaciones y desperdicio de tiempo, poniendo un punto final.
Necesitamos no desperdiciar ni un segundo más de energía en la dilación, no hemos de hacernos más promesas de acciones para mañana, sino en lugar de ello hacerlo ahora. Ya que, si no es ahora, entonces nunca.
Pasar tiempo……en silencio
Ahora es el momento de ir más allá de las palabras al silencio y experimentar la belleza atemporal de la paz. En este estado de conciencia, el alma individual puede salir del momento limitado y encontrarse con Dios, el Alma Suprema, ya en la tierra, más allá del tiempo. Simplemente unos pocos segundos de este estado eterno e interminable permanecen con nosotros durante un largo tiempo (es la experiencia de cielo). Podemos retornar de esa conciencia y traernos esa experiencia de intemporalidad. Podemos traerla a la memoria en cualquier momento que elijamos, ya que entonces el recuerdo de Dios se vuelve fácil y natural.
Hermosa y profunda reflexión.
ResponderEliminar¡Gracias Susana!
Dios te bendiga.
Gracias Marian!!!
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